27/04/2024
11:14 PM

'Los jóvenes viven vacíos de amor y buscan dinero fácil”

San Pedro Sula, Honduras.

El padre Henry Asterio Rodríguez Romero es el responsable de la pastoral vocacional de la diócesis de San Pedro Sula y de trabajar en la formación de los sacerdotes. El clérigo considera que los jóvenes viven vacíos de amor, por eso buscan refugio en las drogas, el sexo, o en el dinero, lo que al final puede llevarlos a la delincuencia como la extorsión y otras formas de violencia.

El derramamiento de sangre en el país no tiene otro origen más que el amor al dinero y al materialismo, dice este cura responsable de la pastoral vocacional. Rodríguez estima que la sociedad está pagando muy caras algunas facturas y debe trabajar para que no se siga derramando más sangre. “Debemos de dar amor a nuestros jóvenes”, dice a LA PRENSA en una entrevista. El présbitero motivó a las familias a orar por las vocaciones.

San Pedro Sula se unió a la 53 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. ¿Qué actividades hicieron?

La oración, en primer lugar, es la petición que el Señor Jesús nos hace. Todas las vocaciones son buenas, todas son importantes y es tarea de toda la iglesia ayudar a los que han entregado su vida al servicio. La preparación no solo es ardua en lo académico, y espiritual también en lo económico. Por cada seminarista mayor el costo anual asciende a L70,000 pero, esa aportación que realia la diócesis no cubre todos los gastos que el seminario necesita.

¿Hay indiferencia a la vida religiosa?

No hay indiferencia a la vida religiosa por parte de los jóvenes, hay más bien miedo al compromiso, terror a lo definitivo. Y eso en una cultura de lo desechable, lo descartable, de lo “novedoso” e inmediato, pues sí que no solo resulta indiferente sino aterrador. El joven de hoy no está educado para esforzarse ni tampoco para asumir compromisos, hay igual miedo a la vida religiosa como al matrimonio.

¿Cómo analiza el papel de las familias?

Lleno de grandes desafíos, en primer lugar, los padres deben ser conscientes que educan a una generación que lucha por tener esperanza en un medio hostil, y que hay dos rutas que pueden ser fatales: la primera es pensar que no se puede hacer nada ante la cultura de la muerte que nos rodea y los muchachos se van de las manos, la otra es hacer vivir a los hijos en un mundo de fantasía, en donde el dinero reemplaza el amor y el tiempo. El equilibrio es difícil pero de la mano de Dios y de la Iglesia es posible, sin importar el contexto social cuando la familia encuentra en Jesús su centro, los problemas no desaparecen, pero se enfrentan y soportan mejor.

¿Cuál debe ser el trabajo de la sociedad para motivar a los jóvenes a convertirse en sacerdotes o religiosos?

Amarlos mucho en primer lugar, los jóvenes viven vacíos de amor, por eso buscan refugio en las drogas, el sexo, o el dinero fácil, alguien que se sabe amado se siente invitado a amar más y mejor, y eso es un sacerdote, alguien que ha decidido a amar sin medida a imagen de Cristo. En segundo lugar, asistiendo a la Iglesia, los seres humanos aprendemos viendo, si el niño crece viendo a buenos sacerdotes posiblemente se inspirará. Hay que educarlos en el servicio, un joven que crece sirviendo, ir a la pulpería, lavar su plato, barre su cuarto sin esperar nada a cambio y cultivar el voluntariado con aquellos que tienen menos que él.

La violencia y la extorsión tienen de rodillas a la sociedad, ¿qué piensa?

Nuestra sociedad está pagando muy caras algunas facturas: la paternidad irresponsable, la falta de educación en valores, la cultura de consumismo, la corrupción estatal y sobre todo la falta de Dios.

Para quienes amamos esta tierra es doloroso ver que tantas familias hondureñas lloran a diario un derramamiento de sangre infame, que no tiene otro origen que el amor al dinero y el materialismo irracional que ha corrompido las almas de muchos jóvenes, que con dirección guía y amor seguramente serían hombres y mujeres de bien. No podemos perder la esperanza, hay que luchar por sembrar valores y sobre todo amor a Dios en la nueva generación.

¿Cuál debe ser el papel de los sacerdotes para ser ejemplo de los jóvenes?

Ser coherentes con lo que dicen y hacen, siendo cercanos y enseñándoles el camino hacia Dios, que quiso estar entre nosotros, sobre todo entre los más pobres.