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Llamas consumieron dos mil hectáreas de bosque

  • 12 marzo 2013 /

Los once incendios forestales de la semana pasada en la capital amenazan las reservas de agua, la salud y el ambiente.

Los once incendios ocurridos entre el jueves y el domingo pasado devoraron dos mil hectáreas de bosque y generaron una densa capa de humo que mantiene cerrado el cielo y un aire casi irrespirable.

Solo en la salida a oriente se reportaron cinco pavorosos incendios entre el sábado y domingo, en La Montañita, Suntule, Montefresco, Villa Vieja y el desvío a Tatumbla. Las voraces llamas invadieron 15 sectores de la capital y 50 a nivel nacional.

La tempranera activación de siniestros tomó por sorpresa a los guardabosques de los sectores afectados en la capital.

En el caso de El Hatillo, los pobladores que realizan las rondas preventivas tenían previsto iniciarlas hasta abril, pero las llamas les adelantaron la misión, ya que este sitio ha tomado fuego en dos ocasiones en menos de un mes.

Óscar Triminio, vocero del Cuerpo de Bomberos, aseguró que pese a los esfuerzos sobrehumanos que ejecutaron los 100 elementos de la benemérita institución para sofocar las llamas, la falta de un equipo adecuado y las apenas 15 fuentes de agua para llenar sus tanques impidieron un avance más efectivo de los apagafuegos.

Efectos

Las llamas fueron controladas, pero el infierno se hizo sentir ayer en las elevadas temperaturas que prevalecieron en la capital.

El pronóstico de 31 grados centígrados que hizo el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) se elevó hasta 35 en los sectores aledaños a la zona de los incendios forestales.

Nelson Sevilla, pronosticador de turno del SMN, aseguró que los vientos de sur a este que se mantienen con esta ola de calor desplazan el humo hacia el centro de la ciudad, lo que genera un efecto invernadero.

“Los rayos del sol entran en la ciudad, que es como un agujero, rebotan y calientan el medio ambiente; debido al humo y al poco viento, el calor se queda atrapado y provoca altas temperaturas”, explicó.

Otro de los efectos nocivos de la quema indiscriminada del bosque capitalino es la pérdida de visibilidad que dificulta el tráfico aéreo.

Sevilla detalló que en las primeras horas de la mañana, el humo obstaculiza la visibilidad de los vuelos que ingresan y salen del aeropuerto Toncontín.

“Hasta el momento solo se han retrasado los vuelos por una o dos horas, aún la situación no es tan crítica como para suspenderlos por completo”, detalló.

Un vuelo de Panamá tuvo serias complicaciones de aterrizaje el viernes anterior debido a la bruma en el cielo.

De acuerdo con los estándares de Aeronáutica, la visibilidad mínima que debe haber para la salida de un avión pequeño es de cinco kilómetros, y de ocho kilómetros para un avión grande.

La madre naturaleza podría contribuir a mejorar estas condiciones con la entrada de un frente frío hoy al país.

El temporal permitiría con sus vientos desplazar el humo hacia el sur del territorio nacional y habrá un descenso en las temperaturas de hasta tres grados centígrados, permitiendo un ambiente agradable de hasta 27 grados.

La sequía que provocan los incendios ya afectó la producción de agua en El Picacho, confirmó Danilo Alvarado, gerente del Sanaa.

La fuente abastece al 10% de los barrios capitalinos y tiene una producción aproximada de 800 litros por segundo, que para esta temporada seca se reducen a 500.

“Es preocupante la cantidad de incendios que están provocando los ciudadanos, ya que para sofocarlos se requiere de grandes cantidades de agua”, manifestó Alvarado.