Islas de la Bahía, Honduras.
En el municipio de José Santos Guardiola, Islas de la Bahía, se esconde la aldea Santa Elena, un paraíso del mar Caribe, un sitio en el que las aguas azul verdoso (turquesa) y la amabilidad de su gente enamoran e invitan a quedarse.
Se localiza al oeste de la isla Barbareta, de la isla Morat y Guanaja y los cayos Indios, y al este de Roatán, desde donde parten las pequeñas embarcaciones, ya que la travesía es de 30 minutos. Al muelle llegan los turistas, quienes caminan por una rústica y única calle para apreciar la belleza del mar y darse un chapuzón en las azules aguas.
Es un poblado en el que aún no hay energía eléctrica, en algunas viviendas utilizan la energía solar. Los pobladores esperan con ansias el proyecto de electrificación para que el turismo despegue, ya que sus habitantes viven de la pesca y las remesas, pues tienen parientes que laboran en barcos turistas o residen en Estados Unidos.
Antes de desembarcar en Santa Elena, los turistas pueden apreciar los arrecifes coralinos. Hay quienes hacen snorkel o se van nadando hacia la orilla para tener un mayor acercamiento con la naturaleza.
En el pequeño poblado se pueden visualizar las casas de madera con vistosos colores. Los visitantes que deseen saborear un suculento plato típico del Caribe hondureño lo pueden hacer en el restaurante que también tiene un pequeño zoológico, donde hay un perico, un mono y una pareja de guatusas, animales que son apreciados por quienes visitan el lugar.
En el municipio de José Santos Guardiola, Islas de la Bahía, se esconde la aldea Santa Elena, un paraíso del mar Caribe, un sitio en el que las aguas azul verdoso (turquesa) y la amabilidad de su gente enamoran e invitan a quedarse.
Se localiza al oeste de la isla Barbareta, de la isla Morat y Guanaja y los cayos Indios, y al este de Roatán, desde donde parten las pequeñas embarcaciones, ya que la travesía es de 30 minutos. Al muelle llegan los turistas, quienes caminan por una rústica y única calle para apreciar la belleza del mar y darse un chapuzón en las azules aguas.
Es un poblado en el que aún no hay energía eléctrica, en algunas viviendas utilizan la energía solar. Los pobladores esperan con ansias el proyecto de electrificación para que el turismo despegue, ya que sus habitantes viven de la pesca y las remesas, pues tienen parientes que laboran en barcos turistas o residen en Estados Unidos.
Antes de desembarcar en Santa Elena, los turistas pueden apreciar los arrecifes coralinos. Hay quienes hacen snorkel o se van nadando hacia la orilla para tener un mayor acercamiento con la naturaleza.
En el pequeño poblado se pueden visualizar las casas de madera con vistosos colores. Los visitantes que deseen saborear un suculento plato típico del Caribe hondureño lo pueden hacer en el restaurante que también tiene un pequeño zoológico, donde hay un perico, un mono y una pareja de guatusas, animales que son apreciados por quienes visitan el lugar.
