28/04/2024
11:28 AM

Hondureño educó a sus cinco hijos vendiendo jugo de naranja

Los jugos los puede encontrar en la 2 calle entre la 3 y 4 avenidas en el centro de San Pedro Sula.

    San Pedro Sula, Honduras.

    El mejor jugo de naranja de la ciudad lo vende don José de Jesús Hernández y no lo dice él, lo recomiendan familias completas que llegan a refrescarse con la bebida.

    Es un puesto de venta ubicado en la segunda calle entre la 3 y 4 avenida, atrás del Banco Atlántida, que tiene como característica principal la limpieza, la amabilidad de su propietario y la calidad del producto.

    Una hielera blanca, pajillas y bolsas plásticas están listas a las 5:30 am para esperar a los clientes que desayunan con un jugo de naranja puro y helado.

    La clave de mi negocio es la higiene, la dedicación y dar al cliente un producto puro sin adulteraciones de ningún tipo.

    Esa venta le permitió a don Jesús educar a sus cinco hijos. Con una sonrisa a flor de piel, el sexagenario, originario de Concepción, Intibucá, cuenta que de joven emigró a Belice buscando mejor suerte, pero después decidió regresar a Honduras con la firme convicción que sería un microempresario.

    Tiene 62 años y 26 de dedicarse a sacar el jugo de naranja en el corazón de la Capital Industrial. Recuerda que comenzó junto con otros jugueros y daba cada unidad a 30 centavos. “Había días que hacia ocho lempiras y luego la cantidad fue aumentando. Observé cómo mis compañeros, y no es hablar mal de ellos, le ponían mucha agua, colorante o gran poco de hielo y eso es engañar al cliente”, dice.

    Al ver eso decidí apartarme y elaborar mi producto. Alquilé un troco y comencé a vender, luego lo compré y después comencé a alquilar en este predio, en donde me encuentro. “Yo soy de los que pienso que los negocios son buenos, el malo es uno que no puede administrar”, dice. Compró su carro y su casa con mucho sacrificio y entrega.

    Quien prueba mis jugos regresa, y eso me da satisfacción porque el producto es de calidad

    Don Jesús se levanta a las 4:00 am todos los días a limpiar su puesto, a lavar sus utensilios y a exprimir unas 2,000 naranjas. Acá he vendido jugos a estudiantes que han regresado con sus familias a tomar jugos y a recordar sus viejos tiempos dice. Asegura que la clave es no ponerle hielo a las bolsas porque si lo hace el jugo pierde el sabor. Y es que basta permanecer una hora en el puesto de don Jesús para darse cuenta que una gran cantidad de conductores hacen fila para comprar porque les lleva el jugo hasta el carro.

    En moto, a pie y a toda hora llegan los sampedranos buscando los famosos jugos de don Jesús, quien dice que no es necesario tener un rótulo para vender porque su clientela es fiel y la publicidad es de boca en boca.

    Mis jugos valen 15 lempiras. Hay clientes que me dicen que por qué lo doy tan barato, pero entiendo que la situación está difícil.

    “Me gusta servir y acá recibo clientes de todos los estatus. Todos se merecen un jugo de calidad”, asegura. Don Jesús tiene 62 años, pero su energía es envidiable, además, confiesa que no se enferma.

    “Yo no desayuno porque no me queda tiempo, ya que en la mañana es cuando más clientes tenemos, pero eso sí, me tomo todos los días mi jugo de naranja. Cada día que me levantó le pido a Dios que me ayude a servirle al cliente con alegría y que disfruten el mejor jugo”, asegura.