San Pedro Sula, Honduras.
El amor y la dedicación con el que las Misioneras de la Caridad Madre Teresa de Calcuta atienden a los necesitados es impresionante.
La paz se respira en el Hogar Don de Jesús, donde han atendido desde su fundación a unas 1,215 personas, 785 varones y 430 mujeres. De ellos, 578 personas han fallecido. Son personas en su mayoría ancianos sin protección y gente rechazada por su familia al estar afectados por el sida y otros males. El hogar cumplió 25 años, en los que las hermanas han sido los ángeles para centenares de personas que han pasado momentos difíciles.
En el hogar se practica el legado de la madre Teresa: “El amor no puede permanecer en sí mismo, no tiene sentido. El amor tiene que ponerse en acción. Esa actividad nos llevará al servicio”. Y todos los días en cada una de las acciones hay una muestra de esa humildad y entrega a los que más necesitan.
Unas 40 personas reciben actualmente no solo alivio a sus dolencias, sino también el amor que afuera les niegan. Las hermanas celebraron el 25 aniversario con una misa concelebrada en la que los sacerdotes resaltaron el trabajo que las misioneras desarrollan.
La hermana superiora Pavitra dice que se siente feliz y agradecida con Jesús por la oportunidad de servir a las personas más necesitadas con la ayuda de muchos colaboradores. Seis religiosas atienden a los albergados del hogar, cada una de ellas con diferentes responsabilidades en las distintas áreas, ayudadas por voluntarios y colaboradores.
El amor y la dedicación con el que las Misioneras de la Caridad Madre Teresa de Calcuta atienden a los necesitados es impresionante.
La paz se respira en el Hogar Don de Jesús, donde han atendido desde su fundación a unas 1,215 personas, 785 varones y 430 mujeres. De ellos, 578 personas han fallecido. Son personas en su mayoría ancianos sin protección y gente rechazada por su familia al estar afectados por el sida y otros males. El hogar cumplió 25 años, en los que las hermanas han sido los ángeles para centenares de personas que han pasado momentos difíciles.
En el hogar se practica el legado de la madre Teresa: “El amor no puede permanecer en sí mismo, no tiene sentido. El amor tiene que ponerse en acción. Esa actividad nos llevará al servicio”. Y todos los días en cada una de las acciones hay una muestra de esa humildad y entrega a los que más necesitan.
Unas 40 personas reciben actualmente no solo alivio a sus dolencias, sino también el amor que afuera les niegan. Las hermanas celebraron el 25 aniversario con una misa concelebrada en la que los sacerdotes resaltaron el trabajo que las misioneras desarrollan.
La hermana superiora Pavitra dice que se siente feliz y agradecida con Jesús por la oportunidad de servir a las personas más necesitadas con la ayuda de muchos colaboradores. Seis religiosas atienden a los albergados del hogar, cada una de ellas con diferentes responsabilidades en las distintas áreas, ayudadas por voluntarios y colaboradores.
