Por la salud, por un trabajo, por el regreso de un pariente perdido. No importa el motivo: las romerías de miles de fieles han comenzado su peregrinaje a Quezailica, Copán, para venerar al Cristo Negro, “Señor del buen fin”, a quien le piden un milagro o cumplen una promesa. Su fe es grande y no importan las distancias; rezar y tocar la venerada imagen es su objetivo principal.
El 13 de enero, el peregrinaje de fieles católicos comenzó a llenar la iglesia de este lugar a 24 kilómetros de Santa Rosa de Copán, donde la fiesta de fe se convierte en la concentración de creyentes que con una vela o un rosario en mano se arrodillan a orar.
Hombres, mujeres y niños se desplazan desde todo el país para hacer largas filas y tener un momento cerca del Cristo Negro, al que le piden con fe.
La romería reunirá hoy a fieles de distintos puntos que se hermanan en oración y juntos participarán en la celebración eucarística que comenzará a las nueve de la mañana.
Devoción
María Galdamez llegó desde Protección, Santa Bárbara, acompañada por su hija de apenas ocho años. Una vela encendida simbolizaba su devoción por el Cristo Negro, que le devolvió la vida después de una penosa enfermedad.
“Madrugué para llegar. Es la primera vez que vengo al templo, pero estoy agradecida. Con fe le pedí que me sanara y me hizo el milagro. Estar sana es mi motivo para estar aquí y todo gracias al Cristo Negro”.
Como ella, miles de fieles se arremolinan en la iglesia y en la plaza. Las filas son largas esperando su turno para visitar la milagrosa escultura. Los servidores vigilaban para mantener el orden y que los devotos oren en paz.
