Tegucigalpa, Honduras.
Ayer, en la antesala del Día Internacional de la Alfabetización, que se celebrará hoy 8 de septiembre, colegios públicos y privados participaron en el desfile.
Seis sectores de la capital, entre ellos El Pedregal, bulevar Los Próceres, Centroamérica y El Obelisco, volvieron a llenarse de colorido y civismo.
En este recorrido, los protagonistas fueron los alfabetizadores y alfabetizandos, quienes cumplieron la misión del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Además de las bandas que le imprimieron ritmo y cadencia al desfile, los organizados pelotones, las pomponeras, palillonas y cuadros típicos portaron mensajes positivos como una invitación al éxito.
Entre ellos se destacaron “No me des pescado, enséñame a leer”, “Quien se atreve a enseñar nunca debe dejar de aprender”, “Qué hermoso sería si todos ilumináramos los caminos de los demás”.
En la capital, el analfabetismo alcanza el 5% y a nivel nacional, más de un millón de hondureños no saben leer ni escribir.
Orgullosa en su silla de ruedas, María Cristina Pérez quiso demostrar que no importa la edad, mucho menos las condiciones físicas, cuando se trata de transitar por el camino de la superación. La capitalina de 65 años participó en el proyecto de alfabetización como parte del trabajo educativo social que realizan desde el año pasado los institutos de segunda enseñanza como un requisito antes de graduarse.
Ayer, en la antesala del Día Internacional de la Alfabetización, que se celebrará hoy 8 de septiembre, colegios públicos y privados participaron en el desfile.
Seis sectores de la capital, entre ellos El Pedregal, bulevar Los Próceres, Centroamérica y El Obelisco, volvieron a llenarse de colorido y civismo.
En este recorrido, los protagonistas fueron los alfabetizadores y alfabetizandos, quienes cumplieron la misión del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Además de las bandas que le imprimieron ritmo y cadencia al desfile, los organizados pelotones, las pomponeras, palillonas y cuadros típicos portaron mensajes positivos como una invitación al éxito.
Entre ellos se destacaron “No me des pescado, enséñame a leer”, “Quien se atreve a enseñar nunca debe dejar de aprender”, “Qué hermoso sería si todos ilumináramos los caminos de los demás”.
En la capital, el analfabetismo alcanza el 5% y a nivel nacional, más de un millón de hondureños no saben leer ni escribir.
Orgullosa en su silla de ruedas, María Cristina Pérez quiso demostrar que no importa la edad, mucho menos las condiciones físicas, cuando se trata de transitar por el camino de la superación. La capitalina de 65 años participó en el proyecto de alfabetización como parte del trabajo educativo social que realizan desde el año pasado los institutos de segunda enseñanza como un requisito antes de graduarse.
