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Descubren restos de un 'vampiro” búlgaro que revelan el origen de esta leyenda

  • 17 junio 2012 /

El esqueleto hallado en Bulgaria es de un hombre que fue enterrado con un hierro clavado en el corazón.

El cuerpo había sido enterrado con un hierro clavado en el corazón, una práctica precristiana común que coincide con la mítica forma de matar a los “bebedores de sangre”.

La verdad de los vampiros está lejos de la leyenda que se ha formado en torno a ellos. Así pudieron concluir científicos búlgaros tras el descubrimiento de una tumba de un supuesto “bebedor de sangre”.

El hallazgo, realizado el pasado domingo cerca de un monasterio medieval en la pequeña ciudad de Sozopol, muestra a un hombre que había sido enterrado con un hierro clavado en el corazón.
Este hecho no correspondería a la mítica forma de terminar con vampiros, sino que estaría vinculado a costumbres paganas precristianas de los Balcanes según explicó a Efe el director del Museo Nacional de Historia, Bozhidar Dimitrov.

El descubrimiento, que data -según los primeros indicios- del siglo VIII o IX, revela una práctica que subsistía entre los cristianos de la época y que consistía en atravesar el corazón de algunos fallecidos con una hoja metálica para que no volviesen de entre los muertos.

Según la costumbre, en la noche inmediatamente después del entierro, y siempre antes de medianoche, cuando se creía que el difunto se convertía en vampiro, un grupo de valientes exhumaba el cadáver y le clavaba un hierro en el pecho, explicó Dimitrov.

“Practicaban este rito contra personas que en su vida se consideraban malvadas, hacían maldades contra la gente o simplemente se ocupaban de algo que la sociedad no entendía, como por ejemplo investigaciones científicas o médicas. Se creía que después de morir, tales personas se convertían en vampiros y torturaban, atormentaban y bebían la sangre de los vivos”, explicó.

“Se creía que el peso del metal presionaba al muerto y no le permitiría levantarse y vagabundear en la noche, bebiendo sangre de la gente”, aclaró Dimitri.

Poco después del primer hallazgo, se encontró una segunda tumba con un cadáver también atravesado por un hierro, del que se sospecha que, por la constitución de los huesos y la cercanía al primer túmulo, podría ser la esposa.

El profesor declaró que las investigaciones arqueológicas continúan y que se han hallado tanto en esa localidad y en otras cercanas alrededor de 80 tumbas que se sospecha fueron sometidas al mismo ritual.

Varios medievalistas búlgaros consultados por Efe explicaron que en aquella época se creía que las personas con anomalías físicas, como por ejemplo, tener un cráneo más grande de lo habitual o joroba, eran vampiros.

Otro arqueólogo búlgaro, Nikolay Ovcharov, reveló que el caso del “vampiro de Sozopol” no es el primero y no hace mucho tiempo se descubrió un cadáver de la misma época enterrado cerca de una iglesia en la ciudad de Veliko Tarnovo, en Bulgaria central.

“Se trata de una costumbre pagana que llegó de la antigüedad y que los cristianos preservaron. Además del hierro, a los muertos se los cubrían con ascuas o sus extremidades se ataban con cuerdas”, explicó Ovcharov.

Aunque las leyendas sobre el vampirismo en los Balcanes tienen muchos siglos de antigüedad, el mito moderno se debe a la novela “Drácula”, publicada en 1897 por el irlandés Bram Stoker y basada en cuentos populares de la región.