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Convierte contenedores en cómodas viviendas

  • 18 diciembre 2011 /

La arquitecta Ängela Stassano construyó, donde antes funcionó una hacienda, un complejo habitacional...

¿Se imagina usted durmiendo en un contenedor desechado, en medio de la vegetación, pero disfrutando de las comodidades de un cuarto de hotel? Aunque le parezca imposible, la arquitecta ángela Stassano está haciendo realidad esta fantasía para quienes quieran comprobarlo.

Comenzó construyendo en los predios de su proyecto Techos Verdes de la colonia El Barrial, una casa debidamente acondicionada para sus dos hijos, uniendo en forma de T tres de esas enormes cajas metálicas que desechan las compañías navieras.

Allí viven los dos muchachos sin necesidad de aire acondicionado porque la vivienda ha sido diseñada conforme a los parámetros de la arquitectura bioclimática en la que Stassano es experta.

Para que el sol no incida directamente en las paredes de las estructuras, la profesional hizo colocar pantallas solares con reglas de madera unidas por pedacitos de tubos de PVC y otros materiales desechados como tapas de plástico para botellas.

Explica que para comenzar construyó un techo separado sobre los contenedores para que el aire circule libremente por arriba. También pequeñas ventanas para la entrada del aire fresco y la salida del aire caliente que dan un ambiente de mayor frescura en los interiores.

No se trata de copiar

La experta ambientalista también construyó en un predio donde antes funcionó una hacienda, un complejo habitacional en dos largos contenedores para albergar a 16 personas en cada uno de ellos.

Ella ha llamado viviendas peregrinas a este tipo de estructuras porque se pueden desmontar fácilmente para trasladarlas a cualquier otro lugar. Esa es una gran ventaja porque la persona no necesita tener un terreno propio para este tipo de proyectos, expresó.

“Solo tiene que alquilar un lote baldío con mucha vegetación y hacer un pegue de agua para instalar el contenedor. Después lo puede levantar con un montacargas si lo quiere trasladar a otro lugar”, explicó.

A diferencia de la casa de sus hijos, que tiene en su interior cocina, dormitorios y sala comedor, estas otras estructuras, constan de una sola pieza en la que están alineados varios camarotes, cada uno con su ventana propia desde la que se ve el espectáculo de la naturaleza y se respira el perfume de las plantas. Enfrente está una pequeña laguna donde conviven garzas, peces, tortugas y pajarillos que hacen picadas para beber agua.

El complejo ecológico posee duchas en que el visitante puede bañarse viendo el cielo o las copas de los árboles porque se han construido sin techos precisamente con ese propósito.

Stassano, que recibió este año el Premio Nacional del Ambiente, busca que este tipo de proyectos sea utilizado por instituciones como la Policía para albergar a sus miembros en un ambiente digno, aparte de abaratar costos y proteger el ambiente.

Sin embargo considera que no se trata solamente de copiar lo que ella hace, sino que entiendan cómo funciona la arquitectura bioclimática. “No se trata solamente de meterse. Hay que saber el porqué de cada uno de los detalles de la construcción”, expresó.

Para dar a conocer todo eso y más, la profesional desarrollará desde hoy al 18 de diciembre un taller, en el que los participantes pueden disfrutar de una estadía en el complejo habitacional.

También pueden comer en medio de una caballeriza y ver de cerca a los animales mientras son alimentados con alfalfa. En fin, disfrutar todo lo que conlleva la vida en una hacienda.

La arquitecta Ángela Stassano sueña en convertir a San Pedro Sula en un jardín donde las paredes de los edificios estén forradas de plantas y hasta los techos de las casetas para esperar el bus ofrezcan la frescura de la naturaleza.

“¿Por qué tenemos que vivir encerrados con aire acondicionado si nuestro ambiente es tropical y podemos estar más cerca de la naturaleza?”, suele preguntarse la profesional que trabaja en un proyecto para que la frescura natural regrese a la ciudad.

Se trata de un código climático diseñado para San Pedro Sula que puede ser adoptado por las autoridades municipales para aplicarlo en la construcción de casas y edificios. En ese código hay medidas para distintas viviendas, por ejemplo, que tengan más entradas para la luz natural o que en su techo haya plantas cultivadas para evitar el impacto directo de la energía solar, explicó.

Ha puesto en práctica sus conceptos de arquitectura bioclimática en diferentes obras construidas con bloques de tierra comprimida y en la plaza comercial Techos Verdes de la residencial El Barrial, contiguo a Los Álamos, donde tiene sus oficinas.

“Incorporar a la naturaleza en las construcciones, aparte de economizar energía eléctrica, atrae a los pájaros y las mariposas y perfuma el ambiente. No sé por qué el Gobierno gasta tanto en aire acondicionado si somos un país pobre donde se pueden hacer edificios bioclimáticos”.

Dice que es cuestión de cómo se usan los materiales y de conocer el aspecto climático. “Usted puede vivir dentro de un contenedor metálico sin aire acondicionado si protege las paredes con pantallas solares y siembra plantas en el techo”.