17/04/2024
07:49 AM

Destruyen tres de seis narcopistas en Cortés, Honduras

Campos de 1,300 metros de longitud fueron localizados en Ramal del Tigre y la aldea El Remolino.

De seis narcopistas clandestinas detectadas en el departamento de Cortés, el Ejército destruyó tres esta semana.

La Operación Armadillo continúa con sus trabajos ahora en la zona norte del país.

La quinta fase de esta operación militar se reactivó en agosto en La Mosquitia. El Ejército y la Fuerza Naval de Honduras integraron un solo equipo, se desplazan a zonas inhóspitas donde los grupos criminales han construido sus guaridas y habilitan pistas clandestinas, ahí coordinan el aterrizaje de aeronaves, como la incinerada el 18 de agosto en el sector de Ramal del Tigre.

Tras la caída de esta narcoavioneta, cuya matrícula no pudo establecerse, los cuerpos de inteligencia de las unidades militares trabajaron en el rastreo de otras pistas que según datos proporcionados tenía meses de operar.

Después de 15 días de búsqueda de información, los militares identificaron tres narcopistas ubicadas una en Ramal del Tigre y dos en la aldea El Remolino, todas en el departamento de Cortés.

“Identificar estas pistas clandestinas es un paso importante. Vamos a neutralizar el accionar de los grupos criminales que tienen este corredor como un punto de operaciones para la llegada de droga al país. Las acciones se ejecutarán en Cortés, Atlántida y Yoro” informó Héctor René Ponce Fonseca, comandante de la 105 Brigada de Infantería.

Destruyen pistas

Son seis pistas las que se ha planificado destruir en seis días. El trabajo de los efectivos del Ejército y de la Fuerza Naval comenzó desde el jueves 5 de septiembre con la destrucción de la primera pista en el sector de Ramal del Tigre, en la orilla del río Ulúa.

Son 50 soldados, entre oficiales, expertos en explosivos del Batallón de Ingenieros y soldados que se desplazan en carros desde San Pedro Sula hasta la aldea Tapón de los Oros en Baracoa, Cortés. En este lugar abordan las lanchas de la Fuerza Naval que los llevan hasta la primera pista que se destruirá en Ramal del Tigre.

Al desembarcar, los soldados cargan los sacos donde transportan los equipos y dinamita con la que volarán las narcopistas. Recorren unos 200 metros para llegar al punto exacto adonde se trabajará en la destrucción.

El primer paso es medir la pista; una vez que se establece la longitud, se determina la cantidad de puntos donde se colocará la dinamita.

Esta pista tiene una longitud de 1,300 metros, por lo que los expertos determinan colocar seis puntos adonde se abrirán los agujeros de tres metros para colocar los explosivos.

En cada hueco colocan 165 libras de la carga barrenada de dinamita. Una vez que el coordinador de explosivos da las instrucciones, el grito de “Fuego en el Hoyo” indica que se debe explotar cada punto.

El sonido ensordece por unos minutos, las piedras y tierra se esparcen por los cielos. El resultado es un agujero de unos cuatro metros de longitud por diez de profundidad. Destruir una narcopista lleva dos horas de trabajo.

“De acuerdo con suelo de cada narcopista se determina la cantidad de explosivos que se utilizará. El número de agujeros que servirán de depósitos para la carga depende de la longitud de la pista, como mínimo hacemos seis puntos. En el área se encontraron focos, alambre eléctrico que era utilizado por los grupos criminales para iluminar la pista”, refirió uno de los expertos en explosivos.

Otros blancos

Tras la destrucción de la primera pista en Cortés, los equipos regresan de nuevo a la base de operaciones que han establecido en El Tapón de los Oros, desde donde planifican el trabajo que ejecutarán en la aldea El Remolino, en el sector de Ramal del Tigre.

Son dos pistas cercanas adonde los militares tienen registros de las actividades que durante meses han efectuado en el lugar. Dos de las pistas ubicadas en este punto están cercanas, apenas unos 500 metros de distancia las separan. Una de ellas mide 1,400 metros y la otra tiene una longitud de dos mil metros. “Es una zona que por la lejanía no había sido detectada como punto de las operaciones de los grupos criminales en el norte del país. Pero la información obtenida nos lleva a otros puntos adonde el operar de las bandas en el trasiego de droga es permanente”, explicó Ponce Fonseca.

Atlántida y Yoro están en la mira, se tienen las coordenadas de las pistas que están activas sirviendo de forma clandestina al trasiego de la droga que llega y sale del país. “Esta quinta fase nos llevará a destruir en total 30 pistas, de las cuales ocho se han destruido en La Mosquita y ahora nos concentramos en Cortés”, explicó el jefe militar.

Cómo operan

Tras las investigaciones, los militares establecieron que el 18 de agosto dos aeronaves sobrevolaron la zona en el sector de Ramal del Tigre. Una era color blanco y tenía una franja naranja y azul, la que sobrevolaba, y otra avioneta blanca que volaba más bajo.Después de volar durante varios minutos, a las 4:00 pm del sábado 17 de agosto la nave aterrizó en la pista y permaneció casi una hora en tierra.

“El relato de las personas que nos narraron lo ocurrido evidencia que las dos naves cayeron en tierra. Primero lo hizo la avioneta blanca con franjas, la que se tardó para levantarse. Cuando alzó vuelo, la otra nave cayó”, dijo uno de los oficiales asignados en la misión. Según el informe, fueron doce carros de doble tracción los que se ubicaron en la zona y cargaron varios paquetes.

Los hombres no salieron en lanchas -dice el informe-, salieron en los vehículos por la ruta de los bordos cuyo tiempo de salida a la carretera es de una hora y media.

Los militares tratan de desvirtuar o confirmar la información que pobladores han proporcionado de la posible existencia de una avioneta que estaría sumergida en las aguas del río Ulúa y que presumen sería la otra que sobrevoló y que fue incinerada el 18 de agosto, donde se calcula se transportaban unos mil kilos de cocaína.