27/03/2024
12:07 AM

Don Julio Arriola, a sus 93 años continúa en busca de la noticia

De conductor de motocarros, Julio Arriola pasó a convertirse en el corresponsal más popular.

Sentado en un viejo sofá de la sala de su casa en Trujillo,Fuerzas Armadas, Luis Alonso Discua Elvir, que lo mandó a traer expresamente de Olancho en un vehículo para entregarle un premio por su labor como corresponsal.

También fue premiado por la 105 Brigada Militar, con sede en San Pedro Sula, en una ceremonia sorpresa en la que había varios comunicadores y no se sabía quién sería el galardonado.“Estábamos tomando un refresco cuando llegó una señora y preguntó: ¿Quién es Julio Arriola? Entonces todos los presentes dijeron: Ya sabemos quién es el premiado”.

El mayor galardón recibido por este hombre que apenas logró terminar su educación primaria es el que le entregó el Congreso Nacional en 2007.

“Fui el único negro y de paso coloneño que recibió ese honor cuando se creía que solo los ladinos podían tenerlo”, se jacta.

Sus inicios

Su deseo de ser periodista surgió después que le dieron las prestaciones en la Standard Fruit Company, donde trabajaba como ayudante de mecánica y conductor de motocarros. “Me tocaba transportar a los trabajadores para que repararan la línea del tren, principalmente cuando había desastres”.

Vivía en la comunidad de Montecristo, Atlántida, cuando comenzó a mandar información a Diario matutino, de HRN, con más valor que conocimientos sobre periodismo pues la pobreza apenas le había permitido terminar la educación primaria. Al principio su voz no salía al aire porque no había comunicación telefónica.

“Por la tardecita iba la comunidad de El Porvenir para transmitir por el telégrafo la información que Gustavo Acosta Mejía, director del noticiero, leía al día siguiente”, recuerda.

Por su espíritu combativo, cierta vez fue puesto tras las rejas por un jefe policial al que no le gustó que Arriola denunciara a un agente por haber dejado escapar a unos asaltantes cuando acababan de saquear un negocio. “Vayan a traer a ese moreno, dijo. Solo estuve 15 minutos en la bartolina, pero con eso el oficial ya había pecado contra la libertad de prensa y así se lo hice saber”, dijo.

Hace unos tres años se retiró de la corresponsalía de Radio América, pero sigue reportando para una emisora de Tocoa y otra de La Ceiba, pues, aunque se siente abatido por el peso de los años, conserva la fuerza de la voz, dice.

Por la mañana permanece en la casa que comparte con un hijo y la esposa de este y por la tarde sale con pasos vacilantes a buscar las noticias como para no perder la costumbre.
No se siente vencido todavía ni cree que sea el momento de retirarse de la locución.

Aun su voz resuena en los aparatos de radio al dar las noticias para terminar con su característico eslogan: “Desde el histórico puerto de Trujillo reportó su corresponsal Julio Arriola Oliva”.

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