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'¡Hossana, bendito el que viene en nombre del señor”

  • 25 marzo 2013 /

Feligresía de Tegucigalpa y alrededores clama paz y unidad en inicio de Semana Santa.

La capital se convirtió ayer en la ciudad Santa de Jerusalén, donde la feligresía, portando palmas bendecidas, vitoreó al Rey de Reyes en su entrada triunfal.

“¡Hossana, bendito sea el que viene en el nombre del Señor! Estas fueron las ovaciones de júbilo para proclamar que Jesucristo debe reinar en esta ciudad.

La feligresía católica clamó por paz, cese a la violencia, unidad y esperanza, en la conmemoración del Domingo de Ramos.

En Tegucigalpa, los niños, jóvenes, adultos, desfilaron por las principales calles de barrios y colonias portando en sus manos palmas de olivo que tenían disponibles vendedores que arribaron del municipios vecinos, como Sabanagrande y Alubarén.

En el casco histórico, la procesión inició a las 7:00 am en la iglesia El Calvario, recorrió la avenida Miguel Paz Barahona, hasta culminar en la Iglesia Catedral donde se congregó una muchedumbre.

Las calles de acceso lucieron finas y adornadas alfombras de aserrín alusivas a la religiosidad.

Debido a la gran cantidad de personas que asisten a participar el Domingo de Ramos, las autoridades eclesiásticas dispusieron desde hace unos años celebrar la misa conmemorativa en el atrio de la Catedral.

La procesión fue encabezada por una imagen de El Señor del Triunfo, que se colocó a la par del altar de donde se ofició la misa presidida por el monseñor Juan José Pineda.
Santo es el que viene, en el nombre del Señor. Jesucristo: ayer, hoy y siempre, exclamaron los presentes. Asimismo, reflexionaron en que creen en Él, pero piden aumentar su fe.

Al inicio de la misa, Pineda informó a la feligresía la razón del por qué el cardenal Óscar Andrés Rodríguez no podrá participar en las celebraciones programadas: El cardenal se encuentra en Tegucigalpa, afectado por un esguince de tobillo.

El mensaje de la iglesia Católica fue centrada en orar por la paz y la unidad del pueblo hondureño. Asimismo, se exclamó la intervención de Dios para que cese tanta violencia, la corrupción, robos, desempleo, pobreza. También se pidió para que se frene los ataques a la iglesia por parte de algunos sectores. Al canto de Hossana, los presentes levantaron y agitaron sus palmas con alegría y devoción. El olor a palma de olivo y flor de coyol, invadió las afueras e interior de la Iglesia, en donde se instaló una pantalla.

Cada feligrés retornó a sus hogares con su palma, bendecidos en la celebración litúrgica.

Acompañada de sus pequeños hijos, María del Carmen García se trasladó desde la colonia Ayestas portando orgullosa su ramo de palmas para recibir la bendición de Dios.