24/11/2025
10:36 AM

En 33% bajaron muertes en Colón tras desarme general

Tocoa, Colón, Honduras.

Colón, un departamento atribulado por el narcotráfico, delincuencia común y los conflictos agrarios, ha logrado en los últimos tres años desmarcarse del crimen y ahora es una tierra que absorbe menos gotas de sangre.

En 2011, el año más sangriento para este departamento, murieron 307 personas cruzadas por las balas, una cifra escalofriante comparada con la de 2015 (207 víctimas).

Para lograr una reducción de 33% de homicidios en cuatro años, el Gobierno y la estructura coercitiva del Estado tuvieron que imponerse y recuperar el terreno convertido en feudo de carteles de la droga.

En agosto de 2012, el Congreso Nacional lanzó el primer torpedo contra la desbordante violencia: reformó el artículo 37 de la Ley de Control de Armas de fuego, Municiones, Explosivos y Otros Similares (2000) con el objetivo de prohibir la “portación, en lugares públicos, transporte, en vehículos” de cualquier arma de fuego “aunque esté registrada o exista permiso de portación”.

Las agencias de seguridad privada tramitan permisos para que sus guardas utilicen armas.
En otro flanco, las Fuerzas Armadas decidieron mantener acantonada en Tocoa la Fuerza de Tarea Conjunta Xatruch, la cual, hasta el momento, mantiene a raya a la delincuencia.

German Alfaro, excomandante de la fuerza Xatruch, contó a LA PRENSA que cuando su destacamento arribó a Colón se encontró con varios frentes, y para hacer la guerra se recostó en el decreto de prohibición de armas y en “información de inteligencia”.

“Cuando los índices de violencia alcanzan niveles altos es importante restringir la circulación de armas. Colón ha tenido un gran beneficio con la aprobación de ese decreto”, expresó Alfaro, rector del Colegio de Defensa Nacional (CDN).

Foto: La Prensa



Los frentes

En un contexto de desventaja ante los ojos de los ciudadanos, pues había polarización ideológica (entre izquierda y derecha) en todo el país derivada de la crisis política de 2009, la fuerza Xatruch tuvo que, en primera instancia, enfrentar el conflicto entre campesinos y terratenientes en el Bajo Aguán, en el noreste del departamento.

“Hicimos análisis y logramos identificar los problemas (...). Un problema histórico en el Bajo Aguán ha sido el agrario y nos dimos cuenta que el crimen organizado y el narcotráfico estaban aprovechando e influyendo en los campesinos”, dijo Alfaro, quien dirigió la fuerza Xatruch entre 2012 a 2014.

En el Bajo Aguán, Xatruch neutralizó a los criminales que azuzaban a ciertas personas rurales (con el fin de facilitar el tráfico de drogas y ejecutar robos de frutas en las fincas de palma aceitera) y propició condiciones para que las organizaciones campesinas comenzaran negociaciones .

“El Estado buscó soluciones importantes para bajar la tensión en la zona. Los campesinos demandaban casi 12,000 hectáreas y les ha asignado casi 4,000 hectáreas, esto es importante porque se les ha devuelto la confianza a los campesinos para que manejen la tierra y se conviertan en empresarios”, señaló Alfaro.

Foto: La Prensa



Mientras apagaba el fuego en el Bajo Aguán, la fuerza Xatruch y otras instituciones golpeaban al narcotráfico con el apoyo de Estados Unidos.

Población
Colón es un departamento con 319,786 habitantes, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
En septiembre de 2013, el Departamento del Tesoro acusó a los hermanos Javier Eriberto Rivera Maradiaga y Devis Leonel Rivera Maradiga como traficantes de droga.

Ambos hermanos, que lideraron la organización Los Cachiros durante una década en Colón, ahora se encuentran presos en Estados Unidos.

“Nosotros seguimos trabajando contra el narcotráfico, contra el crimen organizado y estamos logrando la estabilidad en este departamento”, ratificó Hugo Lorenzo Coca, actual comandante de la fuerza Xatruch.

El equipo de LA PRENSA observó la semana anterior cuando soldados de Xatruch, dirigidos por Coca, lograron detectar en el interior de un autobús una mochila que contenía ocho paquetes de marihuana.

Todos los días, los hombres de Coca ejecutan inspecciones en todos los autobuses para evitar el tráfico de drogas y las circulación de armas, comerciales y prohibidas.

Comercialización
En Tocoa opera una sucursal de la Armería. Los clientes compran las armas y deben mantenerlas en sus casas.
“Seguimos decomisando armas de pequeño y largo calibre, pero en menor escala porque las personas ya no las exhiben”, explicó Coca.

En Tocoa, por ejemplo, solamente los policías y soldados de las Fuerzas Armadas son los únicos que circulan armados por las calles .

Los escasos guardias de seguridad, que custodian algunos negocios, utilizan revólveres y escopetas, al igual que los policías municipales, cuando se encuentran dentro del edificio de la alcaldía.

“En Tocoa ya no vemos la violencia de años anteriores, la Policía, el Ejército y otras instituciones, como la Municipalidad, hemos estado trabajando para volver a tener paz”, dijo Adán Fúnez, alcalde de Toca.

Fúnez, como todos los alcaldes de Colón, no está autorizados para portar una pistola o contar con un equipo de guardaespaldas.

Ninguna persona, por mucho poder económico que tenga, puede ser resguardada por hombres armados en un vehículo, como sucede en San Pedro Sula y Tegucigalpa.

Carlos Saúl Alemán, presidente de la Cámara de Comercio e Industrias de Tocoa (CCIToc), dijo que “este departamento está recuperando la paz y ahora necesita el apoyo del Gobierno para mejorar las carreteras y el suministro de energía eléctrica y atraer la inversión”.

Marco Maradiaga, regidor municipal y coordinador del observatorio de la violencia, cree que “Colón ya no debe ser etiquetado o visto como un departamento violento”.