Santa Bárbara, Honduras.
Más de 40 pacientes de las salas de hombres y mujeres duermen en colchones llenos de agujeros, donde se salen hasta los alambres que en ocasiones han lastimado a los convalecientes.
El señor José López, paciente de diabetes, tiene ocho días de estar interno y le pide a quien corresponda que traten de mejorar la atención a los pacientes.
“ Aquí le ponemos una cobija a cada hoyo para tratar de dormir un poco”, contó López.
En todas las salas, las camas y los colchones ya dieron su tiempo de utilidad.
El hospital funciona a medio vapor, ya que no tiene suficiente personal para darle cobertura en distintas áreas donde se necesita el recurso humano, de esto ya conocen las autoridades de Salud.
Llegan pacientes de diferentes departamentos como, Lempira, La Paz y Copán.
Unas 600 personas son atendidas a diario por varios cuadros médicos, unos 100 remitidos al Mario Rivas por no tener especialistas.
Más de 40 pacientes de las salas de hombres y mujeres duermen en colchones llenos de agujeros, donde se salen hasta los alambres que en ocasiones han lastimado a los convalecientes.
El señor José López, paciente de diabetes, tiene ocho días de estar interno y le pide a quien corresponda que traten de mejorar la atención a los pacientes.
“ Aquí le ponemos una cobija a cada hoyo para tratar de dormir un poco”, contó López.
En todas las salas, las camas y los colchones ya dieron su tiempo de utilidad.
El hospital funciona a medio vapor, ya que no tiene suficiente personal para darle cobertura en distintas áreas donde se necesita el recurso humano, de esto ya conocen las autoridades de Salud.
Llegan pacientes de diferentes departamentos como, Lempira, La Paz y Copán.
Unas 600 personas son atendidas a diario por varios cuadros médicos, unos 100 remitidos al Mario Rivas por no tener especialistas.