27/04/2024
06:29 AM

Sector noroeste ya sufre por la devastación en El Merendón

Los proyectos residenciales amenazan con provocar desabastecimiento de agua en la ciudad en los próximos cinco años.

San Pedro Sula, Honduras.

El impacto ambiental es evidente. El pulmón de San Pedro Sula tiene cáncer y las amenazas de que se prolongue se incrementarán en los próximos cuarenta días.

El Merendón está irreconocible. La tala de 1,500 árboles y la promesa de que por cada uno que se corte se deben sembrar tres maderables se convierte en una falsa esperanza para 36,000 pobladores que habitan en la montaña y más de un millón de sampedranos. Todos lloran el comienzo de la deforestación.

En 220 hectáreas de tierra en la falda de El Merendón, desde Armenta hasta El Zapotal, están a punto de establecerse tres urbanizaciones: Altos de Jaragua, Prados de Jaragua y Bosques de Jaragua.

Las obras se desarrollarán diez metros abajo de la cota 200. Se ha previsto la construcción de casas en lotes mayores de 500 varas cuadradas.

La emisión de los permisos ambientales está en proceso, confirmó Cristy Raudales, gerente general de la División Municipal Ambiental (Dima).

Detalló que cuando los interesados solicitaron los permisos para comenzar la construcción de los proyectos habitacionales, lo primero que hicieron fue inspeccionar que los terrenos estén fuera de la cota 200, zona de reserva de El Merendón.

“Encontramos que las urbanizaciones que se van a hacer están fuera de la cota 200. Anteriormente se les solicitó una constancia de zonificación que emite urbanismo y en esa consta que está habilitado para hacer urbanizaciones tipo tres (clase alta)”, explicó Raudales.

Al consultarle sobre cuándo podrían salir dichos permisos, respondió: “En dos meses a más tardar, porque Dima se tarda unos 40 días en otorgar una licencia. Ellos deben presentar un estudio de impacto ambiental y otros documentos legales”. Después de ese trámite, los inversionistas deben solicitar los permisos respectivos a Urbanismo Municipal para comenzar la construcción.

Un poblador pasa por un sector deforestado.
Efectos negativos

Diana Betancourt, reconocida ambientalista, declaró que con el desarrollo de las urbanizaciones se sellarán las zonas de recargas del acuífero, debido a que hay estudios que indican que la zona que colinda con la montaña es de mucha descarga de escorrentías que lo alimentan. “Al hacer viviendas, al pavimentar, sellaremos las áreas superficiales que alimentan el acuífero”, advirtió.

Dentro de ese contexto, Betancourt dijo que ya se experimentan efectos negativos, por ejemplo, en el sector noroeste de la ciudad. “Allí es más grave, porque se está haciendo al pie de la montaña”.

No obstante, se proyecta también que el impacto ambiental se evidenciará “en el desabastecimiento de agua en cinco o diez años”.

Por ello, Betancourt señaló la necesidad de estudiar de forma exhaustiva el área y así evitar deslaves en el futuro.

“Nunca se debió cambiar el límite. Se debió hacer un estudio más serio, antes de hacer el cambio para permitir esos desarrollos”, concluyó.

Gaby Mahchi, director de Urbanismo Municipal, declaró que los urbanizadores solo han presentado el uso de suelo y que “están reuniendo los documentos para pedir las directrices”.

Mahchi refirió que solicitaron permisos para limpieza de los terrenos y presentaron las copias de los pagos para el corte de los árboles.

“Eso es parte del trámite, ellos están cumpliendo conforme a ley con los trámites”, sostuvo.
Por su parte, el diputado por Cortés, Marlon Lara, quien presentó en 2014 la iniciativa de ley para reformar el decreto 46-90, pero luego la retiró, manifestó que la Municipalidad es la encargada de decidir si se permite o no que se urbanice en estas zonas, aunque hayan sido liberadas de la cota 200.

“Esa zona, originalmente cuando se aprobó el decreto de El Merendón, no estaba dentro de la cota 200, estaba fuera, pero por error la habían metido allí. Cuando se metió el proyecto para delimitar El Merendón la intención era corregir los errores y una vez que se delimitará la alcaldía tuviera control de donde se puede y donde no se pueden desarrollar urbanizaciones”.

“Yo retiré mi proyecto, pero como la alcaldía había pedido eso desde el período de Rodolfo Padilla, luego metieron otro proyecto (lo hizo el entonces diputado Carlos Martínez) y lo aprobaron, pero siempre respetando la cota 200”, dijo el congresista.