La hipertensión es una enfermedad cuyo tratamiento es costoso, incluso fuera del alcance de la mayoría de hondureños.
Así lo dice Manuel Rocha, médico especialista en Nefrología, en una entrevista con LA PRENSA en la que despeja dudas sobre las consecuencias de padecer esta enfermedad.
Enfatiza que la hipertensión puede ser mortal y se ha convertido en una de las principales causas de visitas al médico.
Se calcula que entre el 20% y 25% de la población es hipertensa. Los mayores de 50 años son los más afectados porque a medida que avanza la edad las personas tienen más riesgo de desarrollar la enfermedad.
Es decir, 50% de las personas mayores de 50 años tienen un enorme riesgo de ser hipertensos.
Sí, y esto se debe a los malos hábitos alimenticios y a la forma de preparación de los alimentos.
La hipertensión tiene el segundo lugar a nivel nacional. En primer lugar está la diabetes; por ello es que la Organización Mundial para la Salud (OMS) exhortó a los Gobiernos a tomarle importancia a la hipertensión y trabajar para reducir los índices de afectados, pues solo una de cada cinco personas con hipertensión en América Latina y el Caribe consigue mantener su presión arterial por debajo de 140/90.
La gente se ha informado de qué es la hipertensión y los riesgos que puede provocar, pero no está educada.
Las personas piensan que a ellas nunca les va pasar, no obstante, hay un estudio que revela que más del 50% de ellos podría estar no diagnosticados y, peor aún, un 70% de personas que ya han sido diagnosticadas no están bien controladas. Puede ser por falta de acceso al medicamento o porque se les olvida tomarlo o le atribuyen síntomas a la pastilla y dejan de tomarla.
En el tratamiento de un hipertenso, además de los medicamentos, debe existir una dieta estrictamente baja en sal. Si estas personas no llevan la dieta, entonces el tratamiento reduce su eficacia en un 75%.
Lo primero son las medidas no farmacológicas. Adoptar un estilo de vida saludable, eliminar de su alimentación todo lo que sea equivalente a la sal y ser disciplinado con lo que el médico le diga.
Una persona que llega al consultorio con la presión alta muy probablemente lleva varios días o semanas así. Entonces, no hay prisa por bajarle la presión siempre y cuando no haya un órgano de choque, un infarto cardiaco o derrame cerebral. La hipertensión no se cura, solo se controla.
La hipertensión es una enfermedad silenciosa. La única manera de saber cómo está la presión es midiéndola. Habitualmente se le atribuye el dolor de cabeza frecuente, náuseas, vómitos, falta de ganas para hacer las cosas, poca estimulación y hasta depresión.
Ahora contamos con medicamentos muy avanzados en comparación con unos 15 años atrás. Los medicamentos ya no son tan agresivos ni dan tantos efectos secundarios. Antes había unos que daban depresión y la gente se suicidaba, otros que causaban disfunción eréctil y el paciente no lo tomaba; pero todo eso quedó en el pasado.
La mayor complicación es que puede sufrir un infarto, un derrame cerebral. Puede llegar a un aneurisma disecante de la aorta, falla renal o una falla cardíaca.
En caso de tener aneurisma es necesario abrir el pecho y se puede llegar a fallecer por esa complicación.