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Comprar droga es como comprar confites en San Pedro Sula

  • 09 marzo 2015 /

El narcomenudeo controlado por los miembros de las maras en San Pedro Sula es la principal causa de las muertes violentas.

San Pedro Sula, Honduras

Tan sencillo como se compró droga en la noche es conseguirla en el día en pleno centro de San Pedro Sula. Cocaína, crack y marihuana se venden en calles, barrios y mercados, pero también con servicio a domicilio gracias a la gran estructura con que cuentan las mafias de la droga.

Las redes de narcomenudeo son formadas por chicleras, taxistas, vendedores de hot dogs, billares, bares, discotecas y vendedores de gasolina.

El negocio se ha vuelto más lucrativo y un indicador es que el consumo de estupefacientes ha subido 80%.

De acuerdo con el Proyecto Victoria, la población más afectada es la comprendida entre 11 y 20 años.

Rafael Mejía, director del proyecto dedicado a la rehabilitación de adictos, indicó que mayoría de los jóvenes que ingresan al programa son poliadictos, con problemas de narcóticos y alcohol.

En esos casos, la adicción del alcohol va acompañado del consumo de marihuana, crack, cocaína y LSD.

Dijo que han ido a los centros de enseñanza a dar charlas de prevención y “hemos comprobado que igual ha aumentado el consumo de droga en los colegios.

Hoy tenemos niños de nueve y 11 años consumiendo crack y marihuana en las calles y en los lugares donde no vemos”, refirió Mejía.

“Muchos padres han venido a buscar ayuda con niños de 11 y 12 años que ya están consumiendo droga”.
Una de las preferidas es el crack, según los análisis del Proyecto Victoria.

Mejía dijo que muchos jóvenes han probado estupefacientes y “gracias a Dios no les gusta o les dio miedo y se alejan”.

Indicó que en algunos barrios y colonias de la ciudad están los lugares conocidos comos “hoyos”, adonde van a internarse los drogadictos.

En los “hoyos” hay sitios preparados donde van a estar consumiendo alucinógenos siempre que estén pagando. Una vez que se les termina el dinero sacan al adicto del “hoyo”.

“El consumo ha aumentado más en cuanto al crack, que está haciendo daño a nuestra juventud”, expresó Mejía.

Foto: La Prensa

La cocaína y la marihuana compradas en un solo día por los periodistas de LA PRENSA durante la investigación.
Mareros no usan crack

Mejía explicó que el crack vuelve pasiva a la persona y no tiene arranques violentos.

El crack les da “panikera”, o sea miedo, a los jóvenes y no se ponen activos.

El director del Proyecto Victoria dijo que en las maras es prohibido el crack porque los jóvenes andan pasivos y los miembros de esas organizaciones son personas con inclinaciones a la violencia.

Los análisis de los cuerpos de seguridad establecen que el 95% del narcomenudeo en San Pedro Sula está bajo el control de las pandillas.

El otro 5% de la venta al por menor de la droga es manejada por los “paisas”, personas que no pertenecen a las pandillas, pero simpatizan con ellas.

Los “paisas” que tienen plazas de narcomenudeo son obligados a pagarles a las maras el 30% de sus ingresos económicos.

Cuando las plazas son buenas, los pandilleros mandan a matar a los “paisas” para quedarse con ellas.

Efectos del flagelo. El narcomenudeo figura como la principal causa de los crímenes en San Pedro Sula. Según las cifras de las autoridades policiales, el 70% de los homicidios están relacionados con esa actividad ilícita.

La mayoría de los homicidios múltiples que disparan los índices de violencia tienen como origen la guerra entre las pandillas por la disputa de territorio del narcomenudeo. Las menores de edad son las más utilizadas por las pandillas como “mulas” para trasladar la droga.

La mentalidad vanidosa de las jovencitas de andar buenas cosas, como teléfonos celulares caros y prendas de vestir finas, las lleva fácilmente a ser reclutadas por las pandillas.

Taxistas “mulas”

Los distribuidores que manejan el narcomenudeo también tienen el servicio de taxistas encargados de llevar pedidos de cocaína, crack o marihuana a los clientes a domicilio o a puestos de venta.

Los narcotraficantes llaman por teléfono a los taxistas con quienes trabajan y les indican que vayan a traer la droga a determinado lugar y al recogerla les dicen dónde tienen que ir a entregarla.