San Pedro Sula, Honduras.
Recorrer el trayecto del hospital Mario Catarino Rivas a la colonia Ruth Elizabeth en Santa Cruz de Yojoa duró 40 minutos, aproximadamente.
Este tiempo bastó para que los padres de los trillizos, que nacieron en dicho centro hospitalario el pasado domingo, decidieran sus nombres.
Son las 2:10 pm. Jesús Alejandro, Gabriel Alejandro y Raúl Alejandro llegan a su hogar en brazos de sus padres Goberto Deras y Erika Castellanos. Parados en la puerta de la casa de cartón donde viven aguardan por ellos sus dos hermanos Jorge Alejandro, de cuatro años, y Lily Marilú, de nueve, quienes expresan su alegría al verlos bajar del vehículo en brazos de sus padres. De inmediato comienzan el conteo de los nuevos integrantes. Entran a su humilde morada. Está formada por apenas una estructura de madera forrada de cartón, plástico y algunas láminas de zinc reutilizadas. Adentro espera su abuela y algunos vecinos ansiosos por conocerlos y ofrecerles su apoyo.
Recorrer el trayecto del hospital Mario Catarino Rivas a la colonia Ruth Elizabeth en Santa Cruz de Yojoa duró 40 minutos, aproximadamente.
Este tiempo bastó para que los padres de los trillizos, que nacieron en dicho centro hospitalario el pasado domingo, decidieran sus nombres.
Son las 2:10 pm. Jesús Alejandro, Gabriel Alejandro y Raúl Alejandro llegan a su hogar en brazos de sus padres Goberto Deras y Erika Castellanos. Parados en la puerta de la casa de cartón donde viven aguardan por ellos sus dos hermanos Jorge Alejandro, de cuatro años, y Lily Marilú, de nueve, quienes expresan su alegría al verlos bajar del vehículo en brazos de sus padres. De inmediato comienzan el conteo de los nuevos integrantes. Entran a su humilde morada. Está formada por apenas una estructura de madera forrada de cartón, plástico y algunas láminas de zinc reutilizadas. Adentro espera su abuela y algunos vecinos ansiosos por conocerlos y ofrecerles su apoyo.
A la par de la entrada, a mano izquierda, hay una cama grande arreglada con una sábana roja a cuadros que los trillizos compartirán con sus padres.
A pesar de su calamidad económica, Goberto asegura que jamás abandonará a su familia y que jamás ha pensado en dar en adopción a alguno de sus hijos. “Los doctores dijeron que la leche materna no sería suficiente para alimentar a los tres niños. No importa, si no puedo comprar la leche, le daremos agua de arroz, manzanilla con miel o algo, pero ellos van a comer. Somos pobres, pero unidos y temerosos de Dios”, dice.
En ese momento es interrumpido por su hija Lily, de nueve años: “Yo voy a ir donde las clientas de mi mami y les voy a lavar la ropa para que no perdamos ese dinero y cuando mi mami se sienta bien para regresar a lavar yo voy a cuidar a mis hermanitos. No me importa compartir mi cama con Jorgito, ya está vieja pero cabemos los dos”.
Erika Marilú, madre de los trillizos, recuerda sus noches en el Rivas. “Durante las primeras dos estuvieron en la incubadora, porque yo estaba recién operada y me dio fiebre. La tercera noche durmieron conmigo por primera vez, no pude dormir no sabía como controlar a los tres, pero me he dado cuenta que el secreto está en alimentarlos antes que empiecen a llorar y así se le dedica tiempo a uno por uno”.
Goberto consiguió un trabajo temporal: limpia manzanas de tierra, pero solo le pagan L1,200 por cada manzana y tarda 12 días en terminarla.
“Vemos que la primera dama ayuda a muchas personas. Esperamos recibir un poco de eso también, por lo menos para poner adobe en la casa que está llena de hoyos porque el cartón se ha picado y entra mucho frío y zancudos”, manifiesta Erika.
Roberto Pineda, alcalde de Santa Cruz de Yojoa, se comprometió ayer a construirle una casa y darle empleo a Goberto.
Para ayudar a esta familia comuníquese al número 9771-0424 con Goberto o Erika.
