El Corpus, Choluteca, Honduras
A los ejemplares mineros que siguen escarbando en la piedra para hallar a sus compañeros nadie los abandona. La tragedia que hoy enluta a siete familias de mineros es un dolor que se extiende a los mismos obreros y los pobladores de las aldeas del municipio de El Corpus.
Allí todos están unidos y se apoyan mutuamente. Las caravanas de ayuda siguen llegando. No les han faltado alimentos ni lo básico para continuar en el campamento en las faldas del cerro Cuculmeca.
Desde las aldeas Agua Fría, El Zapotal, San Juan Abajo, La Cuchilla y El Corpus llegan los pobladores con su contribución para la causa con maíz, frijoles, arroz, manteca y otros productos para cocinar.
Las familias de los ocho mineros han sido designadas para que coordinen las donaciones y con ellas elaboren los alimentos para todos los trabajadores que de día y de noche están en la búsqueda. Son muchas las manos que colaboran, son mujeres y hombres que sin conocerse han decidido unirse a la causa.
“Nos han llegado ayudas de todas partes, la gente se ha manifestado. Se indignaron porque el Gobierno retiró el apoyo que nos dieron desde que nuestros parientes quedaron atrapados en la mina. Están indignados y por eso colaboran”, dijo Óscar Fúnez, padre de uno de los mineros.
