29/04/2024
12:34 AM

Pobladores deben ser evacuados de El Merendón

Si no evacua a las personas que viven en El Merendón, San Pedro Sula cerrará esa “fábrica” de agua en 2020.

Si las autoridades no evacuan a 40,000 personas que viven en El Merendón, San Pedro Sula cerrará esa “fábrica” de agua en 2020.

La frase del ingeniero civil con maestría en hidráulica Carlos Alvarado Salinas es lapidaria. Según sus previsiones y tomando en cuenta la constante inmigración de personas del área rural, la ciudad tendrá por esos años 1,400,000 habitantes aproximadamente y para suministrarles agua se necesitarán más de 3,000 litros por segundo al día. Eso será literalmente imposible si continúan la deforestación y la contaminación de la cordillera de El Merendón, que provee el 90 por ciento del agua que consumen los sampedranos.

De acuerdo con los cálculos de Alvarado Salinas, el caudal disponible actual es de 3,110 litros por segundo con que se abastece al 85 por ciento de la población, pero 900 litros se pierden por fugas en las cañerías y 2,650 litros por segundo se extraen por bombeo privado, fábricas y residenciales y bombeo industrial.

Alvarado dijo que condena los puntos de vista del gerente de Dima, Rodolfo Bueso, cuando dijo que está peleado con el INA por la posesión legal de tierras en la montaña, “porque nadie puede estar en contra del Decreto 46/90 y quien lo haga comete delito ambiental.

Además, basados en ley, Dima debe exigir a 85 empresas que tienen pozos privados que reforesten 15 manzanas de El Merendón por cada cien metros cúbicos de agua que extraigan del subsuelo, porque éstas lo hacen con fines de lucro. Bueso no puede alegar desconocimiento de los códigos por ignorancia u omisión”, declaró el experto.

Subrayó que siendo el agua un bien del Estado, constituido también por la población, el territorio, el subsuelo y el aire, toda concesión del servicio es ilegal e inconstitucional por el hecho de formar monopolios que prohíbe la carta fundamental. “Y ese delito no prescribe”, advirtió Alvarado Salinas.

Recordó que en 1917 la Corporación Municipal compró 5,000 hectáreas de tierra en el sitio que se llamaba La Protección, hoy El Merendón, “por ser el más preciado tesoro ecológico, fuente de agua y hospedero de oxígeno”. Esto es equivalente a todas las propiedades que manejaba la Tela Railroad Company hace 30 años.

Alvarado instó a todas las entidades involucradas en la protección de El Merendón, especialmente a las municipalidades, a gestionar la formación de una mancomunidad de cuencas hidrográficas como un ente jurídico permanente, así como se creó la Zona Metropolitana del Valle de Sula porque en este caso hay fuentes de agua que nacen en otros departamentos y viceversa.

Personal de Dima calcula que el 56% de la zona que manejan tiene cobertura forestal y el restante 44% son construcciones, cultivos y carreteras. “Queremos reducir la cantidad de tierras para uso agrícola y que los pobladores usen estufas y hornos ecológicos, biodigestores para beneficiar el café y fertilizantes orgánicos”, declaró Rolando Díaz, de Dima. “Pero los habitantes deben cambiar de actitud”.

El funcionario aceptó que éstos descombran para sacar la leña e incluso hay una comunidad en Cofradía que vive de ese producto. Por esa razón es necesario un proyecto integrado con las autoridades de los demás municipios vecinos para salvar toda la cordillera, “porque El Merendón es un solo cuerpo biológico-forestal”.

Aseveró que en 2010 Dima sembró 10,000 árboles en la reserva, como caoba, cedro, laurel y liquidámbar, y tienen 50,000 plantas más en viveros. Para desarrollar esa labor se capacita a 1,200 alumnos de último año de secundaria cada semana.

Para recuperar lo que había hace 10 años, por ejemplo, se necesitan millones de árboles de rápido crecimiento.

El biólogo Martín Galo, subdirector de Protección y Control Forestal de Dima, dijo que debido a la presión demográfica que aflige a El Merendón la fauna se está reduciendo o desapareciendo, pues los corredores donde transitaban animales como jaguares, dantos, guatuzas y armadillos, monos e insectos rastreros están interrumpidos por las comunidades.

Incendios arrasan unas 37,000 hectáreas de bosques

Los incendios forestales arrasaron los bosques en 16 de los 18 departamentos del país donde se estima que unas 37,000 hectáreas fueron devastadas por las llamas.

Según un informe de la Comisión Permanente de Contingencias, Copeco, y del Instituto de Conservación Forestal, ICF, durante el verano de 2010, en Olancho ocurrieron 259 incendios forestales que destruyeron cerca de 11,836 hectáreas de bosque, especialmente pino. El documento establece que del total de los siniestros, el 62 por ciento fueron provocados por pirómanos. Los departamentos más afectados son Gracias a Dios, donde se quemaron 9,015 hectáreas, El Paraíso con 5,309 hectáreas y Francisco Morazán con 3,650 hectáreas, mientras que en Ocotepeque se perdieron 60 hectáreas. Para evitar que este año continúe la deforestación, ya ha empezado una campaña que se fundamentará en el Plan de Acción del Consejo Nacional de Protección Forestal.

No se ha logrado conservar la reserva

La cuenca hidrológica más grande de la zona es la del río Manchaguala, en el sector suburbano del suroeste, con una superficie total de 11,350 hectáreas, que abastece a un importante núcleo poblacional encabezado por Cofradía y Naco.

La justificación de las autoridades sampedranas por la política seguida hasta el momento es que su objetivo principal al principio era frenar los nuevos asentamientos de población en la zona.

Lo cierto es que durante este período no se han alcanzado los objetivos de conservación de la reserva, como proponía el Decreto, ni se han mejorado las condiciones de vida de sus habitantes de forma significativa y mucho menos permanente.

La cordillera de El Merendón se caracteriza por ser una zona de difícil acceso con caminos de tierra en muy mal estado, sobre todo en época de lluvias, lo que les hace sumamente difícil a los productores sacar al mercado sus cosechas y transportar a sus fincas los insumos requeridos para mantenerla.

Para el mantenimiento de los caminos internos en El Merendón, el gasto se canaliza por medio del Fondo Cafetalero Nacional y las cantidades que se invierten son decididas por Ihcafé y Ahprocafé. En teoría, la reparación de los tramos que pasan por la cuenca de Manchaguala es responsabilidad de la unidad de Infraestructura de la Municipalidad de San Pedro Sula, pero sus aportaciones son cada dos años o más y por eso estos caminos están en peores condiciones.

Debido a que no reciben apoyo, casi el 50% de las personas que viven en la región lo hacen en promiscuidad, en viviendas pequeñas e incómodas.

Allí comen y duermen hasta tres núcleos familiares juntos, o sea abuelos, padres, hijos y nietos.

Aunque ande bien el precio del café, el cultivo principal después del cardamomo, los intermediarios o “coyotes” son los que deciden los precios de compra y venta de este y otros productos debido a que todos los pequeños caficultores no tienen carro para bajar a sitios más poblados donde la demanda es mayor. Allí no hay cooperativas de productores que les permita negociar precios más elevados.

Entre la clase de cultivos que desarrollan los pobladores tampoco hay mucha tendencia a los sistemas agroforestales y plantaciones de especies de crecimiento rápido, más adaptados a las condiciones ambientales y legales de la zona y pueden suplir en gran parte sus necesidades de madera y leña, ofrecer ingresos extras y reducir la presión sobre el bosque.

Tampoco se tiene en cuenta la riqueza en productos forestales no maderables de los bosques, como las orquídeas, los helechos gigantes, esencias o plantas medicinales y otras actividades. Sólo las mujeres de una comunidad están probando con la fabricación de pan.

Desde la semana anterior, Diario La Prensa ha intentado en muchas ocasiones contactar a los alcaldes de Choloma, Villanueva y Quimistán, Polo Crivelli, Mario Perdomo y Johnny Arita, respectivamente, pero no han contestado sus teléfonos celulares.

Ellos y sus antecesores también son responsables de las difíciles condiciones actuales y futuras a las que se enfrenta la cordillera de El Merendón en el desarrollo social y económico del Valle de Sula.