19/04/2024
08:58 AM

Pueblos impulsan proyectos para la mitigación del cambio climático

Acandí, una comunidad afrocolombiana que trabaja desde hace más de una década por la conservación de sus bosques.

    Chocó, Colombia.

    Desde 2008, el Programa de colaboración de las Naciones Unidas para la Reducción de Emisiones de la Deforestación y la Degradación de los bosques en los países en desarrollo (Programa ONU-REDD) ha sido una plataforma de desarrollo para comunidades dependientes de los bosques.

    Esta iniciativa trabaja en 64 países, muchos de ellos en Latinoamérica, región adonde los bosques cubren la mitad de toda el área y proveen productos y servicios que contribuyen al desarrollo socioeconómico y la protección del medio ambiente.

    El Programa ONU-REDD y LatinClima llevaron a cabo del 23 al 27 de julio un taller con periodistas de diez países de Latinoamérica para conocer al detalle el rol de los bosques en la mitigación del cambio climática y las acciones en Colombia para reducir las emisiones por deforestación.

    La parte toral del intercambio, en el que participó Diario LA PRENSA, incluyó una visita de campo al Corredor de Conservación Chocó-Darién, un bosque tropical húmedo en el noroeste de Colombia.

    Ahí, el Consejo Comunitario de Comunidades Negras de la Cuenca del Río Tolo y Zona Costera Sur (Cocomasur) desarrolló el primer proyecto REDD+ en el mundo que generó créditos de carbono gracias a la protección del bosque en un territorio colectivo.

    Cuando el grupo de periodistas latinoamericanos llegó a Peñaloza fueron recibidos con cantos.
    “Somos nueve consejos locales y cada uno de estos está conformado por varias comunidades dispersas y agrupadas a su vez bajo este esquema”, explicó Everyldis Córdoba, coordinadora general Cocomasur.

    El territorio colectivo y ancestral de esta organización está sobre la cuenca del río Tolo y la zona costera sur de Acandí, departamento de Chocó.

    Cerca de 480 familias, 2,173 personas, pertenecen a este consejo comunitario.

    Con las acciones que ejecutan protegen 13,465 hectáreas para ayudar a prevenir el cambio climático y salvaguardar los ecosistemas.

    “Empezamos a aprender de cambio climático para contarle al resto de la comunidad, porque en el interior tomamos decisiones, estamos informados y ese ha sido el compromiso interno”, refirió Córdoba.

    El aeropuerto Alcides Fernández en Acandí.
    Hace cuatro años, Cocomasur tenía cerca de 100,000 créditos de carbono certificados y de esos el 90% fue vendido.

    Ahora esperan una segunda certificación para alcanzar alrededor de 300,000 bonos y proceder a sus ventas.

    De estos, el 90 % fue vendido, según cifras de la comunidad. Actualmente están buscando los recursos para realizar una segunda verificación y continuar la venta de los mismos.

    Estos créditos son un mecanismo global de descontaminación para reducir las emisiones contaminantes al medio ambiente.

    Después de crear el Corredor de Conservación Chocó-Darién, la comunidad declaró dos áreas más en el territorio colectivo y ancestral de Cocomasur: de carácter regional el Distrito Regional de Manejo Integrado La Playona y Loma de la Caleta y de carácter nacional el Santuario de Fauna Acandí Playón y Playona.

    Panorama de Peñaloza, una localidad cercana a Acandí, fronteriza con Panamá.
    La comunidad afrocolombiana apoya a sus jóvenes para que estudien en la universidad. Por ejemplo, en Peñaloza la escuela llega hasta séptimo grado y para seguir en el colegio los alumnos deben viajar hasta el municipio de Acandí.

    Algunos de los técnicos ya están por egresar de carreras que contribuirán para seguir el trabajo de Cocomasur.

    Hasta hace casi dos años en Peñaloza las familias solo tenían energía eléctrica por menos de cuatro horas.

    Luego consiguieron una planta más estable y ahora tienen ese servicio básico por cerca de 16 horas, lo que les permite contar con refrigeradoras. Colombia posee 114,174,800 hectáreas y extensa cobertura en bosques naturales que representan el 52% del área total de la superficie continental.

    Para el año 2017 contaba con 59,311,350 hectáreas de la superficie continental e insular que lo convierten en el tercer país de Suramérica con mayor área en bosques naturales, y, por ende, con potenciales condiciones para incentivar su desarrollo a partir de su patrimonio forestal.

    Foto: La Prensa

    La periodista colombiana Tatiana Pardo, de El Tiempo, captó parte de la diversidad de flora en el Corredor de Conservación Chocó-Darién. Entre las hojas también salieron variedades de insectos, ranas y reptiles, que Cocomasur ha registrado.
    Asimismo, los ecosistemas boscosos naturales son una de las condiciones por la que Colombia es catalogado como el segundo con mayor biodiversidad en el mundo.

    REDD en Honduras

    El país afronta un fuerte problema de deforestación y degradación de sus bosques, según el resumen ejecutivo del Programa Nacional del ONU REDD.

    Estudios de evaluación forestal muestran que entre 46,000 y 67,000 hectáreas se pierden cada año debido al avance de la frontera agropecuaria y tala ilegal, especialmente en bosques latifoliados.

    En abril pasado, pueblos indígenas y afrohondureños presentaron una propuesta de salvaguarda cultural para el proceso REDD+.

    Con la aprobación de este documento, Honduras sería el primer país en contar con salvaguardas culturales en el marco de REDD+, que son medidas adoptadas para gestionar riesgos y poder actuar de la manera más eficaz frente a posibles escenarios.

    Las salvaguardas culturales se refieren específicamente a tener en cuenta la cosmovisión, sentir y pensar de los pueblos indígenas en relación con estas medidas.

    Las salvaguardas REDD+ provienen del acuerdo suscrito por los países, en el marco de la 16 Conferencia de las Partes (COP 16) de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, para apoyar la implementación de REDD+.

    Para Honduras, el presupuesto estimado es de 3.6 millones de dólares (más de 86 millones de lempiras), distribuidos en la estrategia nacional para reducir la deforestación, misma que ha sido consensuada con los actores clave.

    También, un marco habilitador para implementar el programa bajo los parámetros internacionales relevantes y cubrir los costos de la Unidad Operativa del Programa, el monitoreo y evaluación.