La imagen de un niño vistiendo la camiseta de la selección de Honduras en lugar de la tradicional cubayera que utilizan los niños escolares, muestra las dificultades del sistema educativo público, pero aún se queda corta para entender el contexto de la foto: recibir las clases debajo de un árbol de mango porque no hay aulas.
La escuela Aga Evila Cerrano Núñez está ubicada en la colonia Los Laureles del sector Rivera Herández. Atrás del bordo de la 6 de Mayo.
Este sábado la maestra de los menores de la foto habló en exclusiva con Diario LA PRENSA. La docente Fanny Gamoneda, directora y maestra de la escuela, heroína de esta historia, relata que ella ha derramado lágrimas de impotencia al ver las dificultades con las que estudian los estudiantes que tiene a cargo.
'Estamos desesperados, muchos de los compañeros ya no aguantan, no tenemos pizarras. Ni libros, no tenemos ningún apoyo. Cruzamos hasta un puente de hamaca para llegar al escuela', dice con resignación Gamoeda.
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Niños escolares se marchan a sus casas tras una jornada educativa en el sector Rivera Hernández de San Pedro Sula.
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'Reciben clases abajo de un palo de mango', dice Gamoeda sin todavía salir del asombro de las circunstancias.
Los grados: 2, 3, 4 y 6 reciben sus clases afuera, reveló.
Esta docente está convencida de que las dificultades no la pueden paralizar, es decir, debe volar como las águilas por encima de las tormentas.
Pero por otro lado, esta docente desnuda que existe una tarea pendiente en cuanto a la seguridad. Porque los niños son víctimas del desplazamiento interno por la violencia que azota a Honduras.
'Teníamos una escuela, pero había que pagar impuesto de guerra y nos sacaron del centro educativo. Estamos alquilando una casa, pero tenemos cuatro grados en la calle', dijo Gamodena.
La docente explicó que muchos de los niños que reciben las clases son pepenadores que trabajan, escolares de escasos recursos.
Los niños de la escuela sampedrana recibiendo clases debajo de un árbol.
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'Entre los maestros pagamos el alquiler. Los padres pedían que hubiera una escuela, pero por las maras nos tuvimos que desplazar hacia otro lugar. La escuela tiene 14 años de existir, y nunca hemos tenido apoyo', reveló.
Esta mujer con un espíritu altruista y alto sentido de vocación por la docencia informa que los niños de kínder, primero y quinto grado sí están en la casa que alquiler, por la que pagan 1,700 lempiras mensuales.
'Cuando no pagamos a la fecha, el dueño nos vive sacando porque no siempre se puede pagar a tiempo', manifestó.
'Todos los niños son de los bordos. Muchos de los niños son hermanos, es decir, de una misma familia. Tenemos 40 niños que ni siquiera están inscritos en el Registro Nacional de las Personas', añadió.
Los mejores se enfrentan a las peores dificultades para recibir el pan del saber.
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LEA: Más de 190,000 hondureños desplazados por la violencia, según el Consejo Noruego
Más de 190,000 personas se vieron obligadas a abandonar sus casas en Honduras por la violencia, denunció la semana pasada el Consejo Noruego para Refugiados, que urgió al Gobierno hondureño a implementar 'de inmediato' una ley de desplazamiento forzado que asegure 'protección' a los desplazados.
'Hay más de 190.000 personas desplazadas por la violencia en Honduras y muchos otros en riesgo de desplazamiento. A pesar de los esfuerzos del gobierno para hacer frente a la violencia, hombres, mujeres y niños inocentes siguen siendo asesinados, extorsionados y torturados', indicó en un comunicado el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC, por sus siglas en inglés).
El director nacional del Consejo Noruego para Refugiados, Christian Visnes, dijo que el impacto de la violencia en la vida de los hondureños 'es comparable con la situación de países en guerra'.
La mayoría de los hondureños desplazados huyen hacia México y Estados Unidos, donde 'se enfrentan a estrictas políticas de inmigración', señaló el NRC y agregó que, según cifras de la Cancillería de Honduras, 36.000 nacionales fueron deportados por autoridades de esos dos países en el primer semestre de 2018. EFE/Archivo
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'Sin asistencia y protección adecuada, los desplazados de hoy en Honduras se convertirán en los refugiados, los solicitantes de asilo o los migrantes del mañana', enfatizó.
La mayoría de los hondureños desplazados huyen hacia México y Estados Unidos, donde 'se enfrentan a estrictas políticas de inmigración', señaló el NRC y agregó que, según cifras de la Cancillería de Honduras, 36.000 nacionales fueron deportados por autoridades de esos dos países en el primer semestre de 2018.