24/04/2024
10:17 PM

Con honores despiden a los dos bomberos héroes

Felipe Varela soñaba con graduarse de abogado, tenía muchos planes. Gracias a su dedicación, Josué Vargas logró que uno de sus hijos también se hiciera bombero.

Tegucigalpa, Honduras.

Sonaron los aplausos, rodaron los lágrimas y abundaron los abrazos de consuelo para despedir a dos grandes bomberos que murieron como héroes en el cumplimiento de su deber.

El homenaje póstumo de dos hombres que ya dejaron un legado de sacrificio fue apoteósico. Todo un pueblo rindió respeto, solidaridad y consuelo a las familias y a los miembros de esta institución que lloraron la tragedia.

La caravana que se sumó para despedir a Felipe Varela fue multitudinaria en su natal San Matías, en Francisco Morazán, adónde su cuerpo llegó desde tempranas horas. La vivienda donde residía junto a su familia resultó insuficiente para albergar a los vecinos, amigos y compañeros que fueron a darle el último adiós.

De igual forma en Tegucigalpa, en el Cuartel General de los Bomberos fueron velados los restos de Josué Vargas. No hubo acceso a los medios de comunicación.

Bomberos
Kenia Barrientos llora desconsolada sobre el féretro donde yace su esposo Felipe Varela.


El ulular de las sirenas era la señal del último adiós a los dos apagafuegos cuya vida fue cegada por el fuego infernal que todavía tiene ardiendo el cerro Uyuca.

La gente desde las calles también les rendía respeto, aplaudían, levantaban sus manos en señal de solidaridad y desde los carros los conductores bajaban los vidrios para demostrar su consternación por lo sucedido.

El recuerdo de sus 14 años de servicio estuvo presente en la institución. Sobresalieron las frases de respeto, de lo apasionados que eran por su trabajo, fieles creyentes de Dios y sobre todo visionarios. Ambos, a finales de este año, ascenderían al grado de subtenientes y lo lograron, pero de forma póstuma.

“Iban para subtenientes este año, la visión de ellos era estudiar. Varela soñaba con que su esposa se graduara en la universidad y Vargas estaba en el comité de ética. Hablamos de oficiales disciplinados con una trayectoria intachable” , expresó Jaime Omar Silva, comandante general de los Bomberos.

Bomberos
Bomberos que asistieron a los sepelios saludan a sus compañeros caídos.


Con honores

Los vistieron con sus uniformes, una valla de bomberos rodeó los féretros en señal de respeto y se mantuvieron así hasta que la hora de partir a su sepelio llegó.

Felipe Varela fue el primero en ser sepultado. Era la una de la tarde cuando el cortejo partió de su vivienda en San Matías, con dirección al camposanto que se ubica a pocos metros de la que fue su casa.

Los rostros compungidos de los presentes evidenciaban el dolor por la repentina pérdida de aquel joven lleno de sueños, de deseos de superación que fue abrasado por el fuego.

Su familia lloraba, lo recordaban porque este trimestre su meta era ingresar a estudiar Derecho, quería prepararse.

Bomberos
Minutos antes de morir Josué Vargas se tomó una foto en el lugar donde el fuego lo mató.


“Era muy dedicado, su sueño era estudiar en la universidad. Sacó muchos cursos y siempre buscó crecer. Es una gran pérdida que lamentamos”, refirió Daniel Rivera, el comandante de la unidad bomberil en Tegucigalpa.

Una hora después, la caravana con los restos de Josué Vargas partió del Cuartel General de los Bomberos y recorrió el bulevar Suyapa hasta llegar al anillo periférico con rumbo al cementerio San Miguel Arcángel.

Era una caravana encabezada por motos y como él lo pidió en vida, iba sobre una unidad con escalera. Ese era su deseo y se lo cumplieron.

La leve lluvia que cayó sobre el cementerio fue para muchos una señal la de la alegría que había en el cielo por la llegada de estos dos hombres que murieron cumpliendo su deber. Fue el grupo especial contra incendios forestales de las Fuerzas Armadas quien esta vez se formó para hacer una valla cuando pasaba el féretro hasta el lugar donde fue sepultado. En las honras fúnebres, el protocolo para rendir honor a un bombero caído no faltó para estos dos hondureños ejemplares. A las esposas de ambos oficiales se les hizo entrega de los cascos como reconocimiento a su entrega y sacrificio. El ataúd fue cubierto con el pabellón nacional, y se dio lectura a varios acuerdos de duelo y se realizó el ascenso póstumo para los dos hombres que fueron nombrados héroes por su labor.

Bomberos
Uno de los bomberos que resultó con lesiones lloraba la pérdida de sus amigos.


Consternados

Sus compañeros están consternados. Todos recuerdan los momentos vividos al lado de estos hombres que no imaginaron morir cuando el deber los llamó para acudir al cerro Uyuca. Incluso Vargas hasta tuvo tiempo de hacerse la última fotografía que tuvo como escenario el incendio que pocos minutos después le apagó la vida. Vargas era muy cristiano, todos recuerdan que en las mañanas era quien siempre dirigía una oración.

Desde niño relataron familiares, formó parte de la iglesia La Luz del Mundo. Su jefe, el coronel Rivera, asegura que el día de su muerte les pidió cautela. “Nos mirábamos todos los días. Antes de irse a la misión les dije tengan cuidado, pero lastimosamente el viento cambió el rumbo del fuego y los atrapó, no pudieron esquivar las llamas” lamentó el oficial. Ayer el hijo de Vargas lloraba sin consuelo. Su padre era su ejemplo y en honor a él también se hizo bombero.

Bomberos
El entierro de Josué Vargas fue igual de emotivo que el de su amigo Felipe Varela.