Tegucigalpa, Honduras.
Vicente Adolfo Solano Bonilla, el supuesto terrorista hondureño capturado en Miami por intentar colocar un artefacto explosivo en el concurrido Dolphin Mall, vivió y creció en la populosa colonia Kennedy de Tegucigalpa y un poco después del huracán Mitch en 1998 decidió buscar nuevos derroteros en Estados Unidos.
Quienes lo conocieron desde la niñez y la adolescencia lo describen como un muchacho tranquilo, amigable, amante del deporte y sociable, por eso a muchos los tomó por sorpresa que haya llegado a tal nivel de radicalismo como para pretender quitarle la vida a personas inocentes.
Al hondureño, que enfrenta una pena de cadena perpetua, lo capturaron esta semana tras planear un ataque masivo en el Dolphin Mall durante el Black Friday, una fecha en la que cientos de personas abarrotan los centros comerciales de ese país para adquirir artículos a bajo precio.
Solano planeaba detonar la bomba en el sitio de comidas o en el anfiteatro, ya que ahí es donde se congrega la mayoría de la gente cuando visitan el centro comercial, sin embargo, gracias al trabajo de inteligencia del FBI el plan nunca se concretó y a Solano lo capturaron antes de cometer el acto terrorista.
El hondureño había expresado su simpatía por el
Estado Islámico (Isis) y días antes del frustrado atentado exteriorizó su descontento y malestar por la política antimigratoria del gobierno de
Donald Trump.
Registro
En su acta de nacimiento del Registro Nacional de las Personas (RNP) número 0801-1964-08639 aparece registrado como Vicente Adolfo Solano Bonilla, con fecha de nacimiento el 20 de agosto de 1964 en Tegucigalpa, Francisco Morazán.
Solano Bonilla residió hasta los 32 años con sus padres Emperatriz Bonilla y José de la Cruz Solano, ambos ya fallecidos, y sus hermanos Hernán y Nidia en el bloque 14, casa 4, de la zona 2, de la colonia Kennedy, una cuadra arriba de la calle del comercio y a unos metros del estadio Emilio Larach.
Justamente, en esa cancha de fútbol practicó el fútbol con el Club Deportivo Talleres Morazán. Ingresó a secundaria en el instituto Abraham Lincoln de esa misma comunidad, pero no concluyó sus estudios.
Cerca de su antigua vivienda funciona una antigua iglesia evangélica y casi a la par está el centro de internamiento para niños en riesgo social
Casitas Kennedy, hoy convertido en el proyecto
Ciudad Mujer.
Su hermano Hernán Solano sigue viviendo en la residencia familiar, pero algunos vecinos indicaron que se trata de una persona muy apartada, dedicada a su trabajo y que muy poco interactúa con las personas que viven en su entorno.
Con ayuda de algunos contactos que le conocieron, el equipo periodístico de LA PRENSA localizó la modesta vivienda de ladrillo pintada en color marrón, aunque tras varios intentos nadie respondió a los llamados al timbre.
Los pocos vecinos que accedieron a hablar se mostraron muy reservados con los periodistas y solo se limitaron a decir que los residentes salían muy temprano y regresaban a la casa ya avanzada la tarde.
Se conoció que su hermana Nidia es maestra de educación y actualmente reside en la residencial Venecia, al oriente de la capital.
Un amigo de la infancia de Solano que accedió hablar con LA PRENSA bajo condición de anonimato relató que este laboró por mucho tiempo en la Dirección General de Aduanas, adonde logró obtener su visa de turista a Estados Unidos.
Un poco después del paso del huracán Mitch, el hondureño decidió viajar a Estados Unidos, adonde se radicó bajo el Estatus de Protección Temporal (TPS). Para ganarse la vida trabajaba como pintor y en otras actividades en construcción y simultáneamente practicaba el fisicoculturismo.
Su antiguo amigo relató que durante su infancia y juventud se comportaba como una persona normal y no mostró desequilibrios mentales, tendencias suicidas o posiciones radicales o extremistas.
Aquí en Honduras activó en el Partido Liberal.
“él era una persona muy tranquila, le gustaba tomarse sus tragos de vez en cuando con los amigos, pero no le conocimos posiciones políticas o radicales que influyeran en su carácter”, compartió la fuente.
Tampoco se le conoció ninguna implicación en actividades ilícitas o antecedentes criminales o consumo de drogas. Con base en lo anterior, sus amigos creen que su excompañero comenzó a radicalizarse y mostrar su simpatía por el Estado Islámico estando en EUA.
Rosario de faltas
No obstante, durante su estadía en Estados Unidos, Solano Bonilla acumuló un extenso historial de delitos menores, que incluyen 47 citaciones de faltas de tráfico, un arresto por asalto menor y una falta de comparecencia en un tribunal por conducir con una licencia suspendida.
En aquel país, el supuesto terrorista residía en Sweetwater, estado de La Florida, en las afueras de la ciudad.
Actualmente, Solano se encuentra bajo custodia federal y su audiencia de detención se llevará a cabo el jueves de esta semana, y la acusación formal fue fijada para el 6 de noviembre del presente año.
El acusado enfrenta una pena de cadena perpetua de ser encontrado culpable y una multa de 250 mil dólares.
LA PRENSA consultó al secretario de Seguridad, Julián Pacheco Tinoco, quien confirmó que no había una investigación abierta contra Solano Bonilla y tampoco, hasta ayer, ninguna solicitud de información del Gobierno de Estados Unidos. “No hay nada que nosotros sepamos”, dijo escuetamente Pacheco.
Por su parte, Jorge Galindo, portavoz de la Agencia Técnica de Investigación Criminal (Atic), también comentó que hasta ahora no había una investigación de esta persona en curso.
Vicente Adolfo Solano Bonilla, el supuesto terrorista hondureño capturado en Miami por intentar colocar un artefacto explosivo en el concurrido Dolphin Mall, vivió y creció en la populosa colonia Kennedy de Tegucigalpa y un poco después del huracán Mitch en 1998 decidió buscar nuevos derroteros en Estados Unidos.
Quienes lo conocieron desde la niñez y la adolescencia lo describen como un muchacho tranquilo, amigable, amante del deporte y sociable, por eso a muchos los tomó por sorpresa que haya llegado a tal nivel de radicalismo como para pretender quitarle la vida a personas inocentes.
Al hondureño, que enfrenta una pena de cadena perpetua, lo capturaron esta semana tras planear un ataque masivo en el Dolphin Mall durante el Black Friday, una fecha en la que cientos de personas abarrotan los centros comerciales de ese país para adquirir artículos a bajo precio.
Solano planeaba detonar la bomba en el sitio de comidas o en el anfiteatro, ya que ahí es donde se congrega la mayoría de la gente cuando visitan el centro comercial, sin embargo, gracias al trabajo de inteligencia del FBI el plan nunca se concretó y a Solano lo capturaron antes de cometer el acto terrorista.
En este callejón de la Kennedy está la casa de sus padres.
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Registro
En su acta de nacimiento del Registro Nacional de las Personas (RNP) número 0801-1964-08639 aparece registrado como Vicente Adolfo Solano Bonilla, con fecha de nacimiento el 20 de agosto de 1964 en Tegucigalpa, Francisco Morazán.
Solano Bonilla residió hasta los 32 años con sus padres Emperatriz Bonilla y José de la Cruz Solano, ambos ya fallecidos, y sus hermanos Hernán y Nidia en el bloque 14, casa 4, de la zona 2, de la colonia Kennedy, una cuadra arriba de la calle del comercio y a unos metros del estadio Emilio Larach.
Justamente, en esa cancha de fútbol practicó el fútbol con el Club Deportivo Talleres Morazán. Ingresó a secundaria en el instituto Abraham Lincoln de esa misma comunidad, pero no concluyó sus estudios.
Los vecinos se mostraron esquivos con los medios.
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Su hermano Hernán Solano sigue viviendo en la residencia familiar, pero algunos vecinos indicaron que se trata de una persona muy apartada, dedicada a su trabajo y que muy poco interactúa con las personas que viven en su entorno.
Con ayuda de algunos contactos que le conocieron, el equipo periodístico de LA PRENSA localizó la modesta vivienda de ladrillo pintada en color marrón, aunque tras varios intentos nadie respondió a los llamados al timbre.
Los pocos vecinos que accedieron a hablar se mostraron muy reservados con los periodistas y solo se limitaron a decir que los residentes salían muy temprano y regresaban a la casa ya avanzada la tarde.
Sus examigos lo describen como una persona tranquila y no conflictiva.
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Un amigo de la infancia de Solano que accedió hablar con LA PRENSA bajo condición de anonimato relató que este laboró por mucho tiempo en la Dirección General de Aduanas, adonde logró obtener su visa de turista a Estados Unidos.
Un poco después del paso del huracán Mitch, el hondureño decidió viajar a Estados Unidos, adonde se radicó bajo el Estatus de Protección Temporal (TPS). Para ganarse la vida trabajaba como pintor y en otras actividades en construcción y simultáneamente practicaba el fisicoculturismo.
Su antiguo amigo relató que durante su infancia y juventud se comportaba como una persona normal y no mostró desequilibrios mentales, tendencias suicidas o posiciones radicales o extremistas.
Aquí en Honduras activó en el Partido Liberal.
En las redes sociales era muy activo y le gustaba mostrar su cuerpo. Le gustaban las mujeres, los carros y las motocicletas.
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Tampoco se le conoció ninguna implicación en actividades ilícitas o antecedentes criminales o consumo de drogas. Con base en lo anterior, sus amigos creen que su excompañero comenzó a radicalizarse y mostrar su simpatía por el Estado Islámico estando en EUA.
Rosario de faltas
No obstante, durante su estadía en Estados Unidos, Solano Bonilla acumuló un extenso historial de delitos menores, que incluyen 47 citaciones de faltas de tráfico, un arresto por asalto menor y una falta de comparecencia en un tribunal por conducir con una licencia suspendida.
En aquel país, el supuesto terrorista residía en Sweetwater, estado de La Florida, en las afueras de la ciudad.
La vivienda en la que vivió por muchos años el supuesto terrorista junto con sus padres y hermanos en la colonia Kennedy.
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El acusado enfrenta una pena de cadena perpetua de ser encontrado culpable y una multa de 250 mil dólares.
LA PRENSA consultó al secretario de Seguridad, Julián Pacheco Tinoco, quien confirmó que no había una investigación abierta contra Solano Bonilla y tampoco, hasta ayer, ninguna solicitud de información del Gobierno de Estados Unidos. “No hay nada que nosotros sepamos”, dijo escuetamente Pacheco.
Por su parte, Jorge Galindo, portavoz de la Agencia Técnica de Investigación Criminal (Atic), también comentó que hasta ahora no había una investigación de esta persona en curso.