Puerto Cortés, Honduras
La producción bruta de tilapia sobrepasa los 26 millones de libras cada año, como influencia del aporte de pequeños proyectos dispersos y de una empresa exportadora de capital suizo.
El aporte de esta industria posiciona a Honduras en el podio de las exportaciones.
Alrededor del 60% de la producción de filete de tilapia, un poco más de 19.5 millones, fue enviada a Estados Unidos, Europa y Asia, lo que ha dejado $50.9 millones en divisas, con base en un precio promedio por kilo de $5.74 (L134.89).
El resultado permitió a Honduras mantenerse como el principal proveedor de este producto al mercado estadounidense en comparación con el resto de Latinoamérica, superando desde 2014 a Ecuador y Costa Rica, quienes eran los principales vendedores. El crecimiento ha colocado al país en el top 20 mundial de producción, según la FAO.
En los primeros cuatro meses de 2017, las exportaciones de filete de tilapia registraron $17.2 millones, distribuidos en tres millones de kilos del producto, de acuerdo con reportes del Banco Central.
En el mercado local, la producción semindustrial garantiza la seguridad alimentaria de miles de familias.
Uno de los tantos ejemplos es de la caja rural de 24 porteños, quienes por cuatro meses rescataron un meandro abandonado del río Botija.
El proyecto de nueve jaulas flotantes es un edén tras el trayecto de calles de tierra.
“Casi todos los que estamos en el grupo no sabíamos de pesca, pero necesitábamos trabajo para sobrevivir”, cuenta Miguel Ángel Ortiz, presidente de la caja rural, de la que todavía está en proceso su personalidad jurídica.
Los materiales, cuyo valor asciende a unos 300,000 lempiras, corresponden a donaciones de la Municipalidad de Puerto Cortés. Los alevines son adquiridos en su mayoría en la oficina regional de la Dirección de Ciencia y Tecnología Agropecuaria (Dicta), de Omonita, de la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG).
Al recordar las experiencias de hace seis meses, Ortiz está seguro que el proyecto será rentable en unos cinco o seis años, un criterio que también comparten otros pruductores.
| La caja rural de productores ubicada en un brazo muerto que rescataron del río Botija.
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“Muchas personas decían que nos les gustaba el pescado, pero ahora que han probado lo que producimos están encantadas y consumen más. Hay una demanda excelente”, refiere Odil Rodríguez, vicepresidente del grupo de acuicultores porteños.
El rendimiento de producción mensual es de alrededor de 600 libras, que son comercializadas en las cafeterías de maquilas del sector.
“Nuestra meta es sacar dos mil libras mensuales”, dice José Santos Gutiérrez, secretario de la caja rural de tilapia, a la vez de asegurar que en Honduras hay mercado para este producto marino.
“Todavía no hemos salido a otros lugares de Puerto Cortés o a las Ferias del Agricultor porque lo que nos está deteniendo es no tener mayor producción. Las personas están dispuestas a pagar L40 por libra”, comenta Gutiérrez.
De momento, las ganancias que perciben van directamente para el sostenimiento de las familias productoras y para hacer más inversiones.
Aporte
“Hemos visto que ha aumentado la demanda de alevines. Muchas familias han montado proyectos nuevos y también instituciones de carácter social y no gubernamentales para la seguridad alimentaria”, indica Florentino Lara, encargado del proyecto de Tilapia de la Dicta en Omonita. El especialista detalla que estos proyectos, además de tener componentes ecológicos, son rentables.
“La gran ventaja es que cubren una parte social, además de la rentabilidad que ayuda a contribuir a la seguridad alimentaria”, añade.
En busca de consolidar el sector, apenas en febrero pasado un grupo de pequeños y medianos empresarios conformaron la Asociación de Productores Piscícolas de Honduras, cuyo objetivo es fortalecer la cadena e impulsar estrategias para mejorar la producción, transformación y comercialización de esta industria. Su presidente, Alejandro Matuty, dijo en ese momento que la cuota de afiliación es de mil lempiras y aportaciones mensuales que no superan los 120 lempiras por socio.
