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Al menos 67 de 80 bandas criminales ya han sido desarticuladas

  • 20 julio 2017 /

Unas nacieron al desmembrarse de maras o pandillas o a la sombra de personajes ligados al narco.

Tegucigalpa, Honduras.

Gracias a un gran trabajo de inteligencia y a múltiples denuncias ciudadanas, la Policía ha dado golpe tras golpe a bandas criminales, hasta el punto de desarticular a 67 de 80 que operabanen el país.

Muchas de estas organizaciones criminales fueron creadas por disidentes de pandillas o por gatilleros de narcos que se independizaron tras la captura o muerte de sus jefes.

Cada estructura, así como sus integrantes, han sido identificadas por las autoridades que han hecho perfiles de ellas, les han dado seguimiento y eso ha posibilitado neutralizarlas.

Una banda que surgió en Francisco Morazán en 2010 después de la muerte del temido y poderoso narcotraficante Juan Osorto, apodado Gato Negro, es la de los Chirizos.

“Luego del asesinato del Gato Negro, sus dos hombres de confianza, el Chino Cerro y el Culiche, continuaron su accionar criminal, formando los Chirizos, que es uno de los grupos delictivos más sanguinarios del país”, explicó un agente de inteligencia de la Policía Nacional

Las pugnas internas que surgen dentro de las bandas independientes se dan por controlar territorios para el narcomenudeo o robo.
Fue esta banda la que empezó con la espeluznante modalidad de usar sacos de yute para encostalar a sus víctimas, un patrón criminal que han copiado otras estructuras.

Los Chirizos operaban en los cuatro mercados de Comayagüela, los dominaban todos; pero en la actualidad solo tienen control en el mercado Las Américas, porque del resto tomó control la pandilla MS”, detalló un experto en inteligencia de la Fuerza Nacional Antiextorsión.

Fragmentación

Pero no todo fue paz dentro de la estructura criminal de los Chirizos, porque otros integrantes también querían tener el mando y comenzaron las diferencias.

Producto de esas rencillas internas se fundó la banda El combo que no se deja, la cual se convirtió en una de los principales rivales de los Chirizos.

La banda de los Chirizos fue la primera en utilizar los costales de yute para embolsar los cuerpos de las víctimas. Otros grupos han replicado esta modalidad.
De los Chirizos también surgió otro grupo, pero con la finalidad de cobrar una doble extorsión y vender drogas. A ese grupo lo bautizaron como los Benjamín. Pero con el paso del tiempo, esta célula también entró en disputa con Chino Cerro y el Culiche y terminaron separándose de la banda.

Además de estas tres agrupaciones que operan en varias zonas de la capital, surgió otra que se denominó Los doce discípulos .

Esta, según inteligencia policial, no era más que una subdivisión que se desprendió de la MS y operaba en La Nueva Capital y la Quezada. Según la Fuerza Nacional Antiextorsión esta banda se ha ido desarticulando en un 90%.

Otras bandas

Aunque las bandas no ligadas a pandillas han tenido su epicentro en Tegucigalpa y municipios aledaños a la zona central del país, en el norte no han escapado a las acciones criminales de estos grupos.

Autoridades de investigación han detectado la presencia de varias bandas que operan en varios municipios de Cortés, Atlántida y Colón. Una de ellas es la de los Tercereños, los que por años ha controlado varias zonas del sector Rivera Hernández, en el sureste de San Pedro Sula.


Los Tercereños comenzaron a imponer su ley, a utilizar armas, a desplazar familias de sus casas, a cobrar la extorsión y matar.

Otro grupo criminal identificado en la zona es el de la banda de los Olanchanos, quienes tomaron control de algunas colonias del mismo sector Rivera Hernández e impusieron su ley.

De ahí se expandieron a otras colonias cercanas, como el populoso y poblado sector Satélite. Otros grupos delictivos que tienen su radio de acción en San Pedro Sula son los Tacamiches y los Palermos, dedicados al robo, sicariato y extorsión.

737
Delincuentes
Miembros de bandas fueron detenidos en 2016, según el recuento que llevan las autoridades de las operaciones que desarrollaron en todo el país.
En La Ceiba están los Grillos, banda que se desprende del cartel de los Cachiros y cuyo corredor de operaciones se ha centralizado en Atlántida y Colón.

En este sector, la Policía identifica también a la banda de los Pumas, la del Caballo loco y los Diablillos, todas dedicadas al sicariato, robo y extorsión en el departamento de Atlántida.

En Comayagua, las autoridades tiene identificadas a los Robaperros, los Nazar, Toño Maquila, una banda que se ha dedicado al asalto de furgones, y la del Diablito.

De ellas se ha capturado a varios de sus integrantes, pero siguen activas.

En La Esperanza, Intibucá, la única banda que ha sido identificada es la Banda del Renco, que se dedica al sicariato, robo y abigeato .

En Marcala, La Paz, opera la banda del Chaqueta o Doctorcito, a la que se le vincula en sicariato y extorsión.

60%
De las operaciones
De las fuerzas de Fusina facilitan la captura de integrantes de bandas, otros no se detienen porque los banderas les alertan al momento de que observan el desplazamiento de las patrullas.
En el departamento de Copán se identifican las siguientes bandas: los Aguilar, los hermanos Santos y los Pacheco que tienen su base de operaciones en el norte del departamento.

Además está identificada la banda de la Loba, dedicada exclusivamente al robo de vehículos y que opera en Santa Rosa de Copán. Ahí se ha identificado a un guatemalteco como sicario.

También operan las bandas de los Gómez y los Rodríguez que atacan en el corredor entre Gracias, Lempira, y Santa Rosa de Copán para robar carros y luego trasladarlos hasta Guatemala por puntos ciegos. Las autoridades además los vinculan en sicariato, operando según la Policía de Guatemala, también en ese país.

A esta agrupación se le ha hecho un rastreo de sus ilícitos y les han ubicado los yónkers y casas de habitación adonde operan para el desmantelamiento de los vehículos.

La mayoría de estas agrupaciones se han dedicado al robo, venta de drogas, extorsión, hurto de vehículos, secuestro y sicariato.

Pero el accionar delictivo no ha sido exclusivo de las principales ciudades, pues los tentáculos de los antisociales han llegado hasta las zonas rurales, en las que ejecutan acciones de abigeato, robo de vehículos repartidores y asalto a mano armada.