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Maras mantienen sitiados a populosos barrios de San Pedro Sula

  • 16 julio 2017 /

Las personas que viven en las zonas dominadas por la pandilla Barrio 18 no pueden pasar al sector de la mara Salvatrucha, MS-13, y viceversa, porque las matan aunque no sean miembros de esas pandillas rivales.

San Pedro Sula, Honduras

La guerra entre las maras Salvatrucha, MS-13, Barrio 18 y otras bandas delictivas que se disputan el dominio en los sectores Rivera Hernández y Chamelecón, en la periferia de San Pedro Sula, ha dado origen a las “fronteras de la muerte” en esos lugares.

En el populoso sector de la Rivera Hernández, al noreste de la ciudad, hay cinco “fronteras” que dividen los territorios dominados por igual número de estructuras criminales y cruzarlas significa la muerte para quienes viven en esas zonas, aunque no sean miembros de esos grupos antagónicos.

Reclutamiento
La mara Barrio 18 recluta mujeres y la Salvatrucha, o MS-13, no. Ambas pandillas buscan a menores de edad que utilizan en acciones delictivas.
En Chamelecón solo hay una “frontera” porque el territorio está dividido en dos grandes sectores, uno de ellos dominado por la pandilla Barrio 18 y el otro por la MS-13.

La pandilla o mara Barrio 18 tiene su presencia en las colonias situadas en el norte de la entrada principal de Chamelecón y la Salvatrucha, o MS-13, en las ubicadas en el sur de esa vía. Las organizaciones delictivas que tienen sus dominios en el sector de la Rivera Hernández son las maras MS, 18, Vatos Locos y las bandas llamadas Los Olanchanos y Tercereños.

Nota: Presiona los recuadros colores para identificar tu barrio o colonia.

Las reglas

Una de las reglas de las organizaciones criminales que operan en Chamelecón y la Rivera Hernández es que nadie puede cruzar de un lado al otro las “fronteras”, porque los pandilleros creen que lo hacen para obtener información y transmitirla a la mara contraria.

Además
En varios lugares de Chamelecón y la Rivera a las 6:00 pm ya no se puede ingresar porque existe el riesgo de que las personas sean víctimas de las maras.
El pasar las “fronteras” lleva consigo para la persona el peligro de perder la vida a manos de los miembros de la organizaciones delictivas contrarias a las que dominan en su lugar de residencia. Las “fronteras” en ambos sectores están vigiladas por los llamados ‘punteros’, que por lo general son menores que están informando vía celular o radiocomunicadores quien entra y sale de los barrios en vehículos o a pie.

Las personas a las que dejan pasar por las “fronteras” son los miembros de algunas iglesias, porque los mareros saben que no andan metidas en otras cosas que no sea la religión. Otra de las normas de las maras es que los habitantes de las zonas bajo su dominio deben ver, oír y callar porque de lo contrario les aplican la ley de las 24 horas para que abandonen el lugar, caso contrario les quitan la vida.

Esa ley de las pandillas también se la aplican a las personas que se niegan a pagar la extorsión o ‘impuesto de guerra’. Las viviendas que abandonan las personas amenazadas por los pandilleros son tomadas por las maras, y en muchos casos las ocupan como casas locas.

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En varios sectores dominados por las maras cobran 200 lempiras (unos 8 dólares) al mes a cada casa para darles “seguridad”.
Estado de sitio

Los habitantes de las colonias para celebrar las fiestas de cumpleaños deben pedirles permiso a los miembros de las maras y tienen que avisarles cuándo van a llegar a visitarlos familiares, los cuales tienen que ser de otra zona de la ciudad, no del sector de las bandas contrarias.

Si un familiar que va de visita a la colonia lleva algún distintivo de la pandilla rival, lo matan.

Nota: Presiona los recuadros colores para identificar tu barrio o colonia.

Droga
La venta de droga y la extorsión siguen siendo los grandes negocios de las maras o pandillas en los sectores de Chamelecón y la Rivera Hernández, según la Policía.
Los pandilleros tampoco permiten que matriculen en las escuelas de sus barrios a niños que residen colonias de la mara contraria.

Otra de las reglas que imponen los integrantes de esas estructuras criminales es que los vecinos no maltraten a las mujeres y los niños, y si se suscita un caso de violencia intrafamiliar, ellos se encargan de resolverlo para evitar que llegue la Policía.

Consideran que entre más tranquilas están sus zonas, mejor para ellos.

Tampoco permiten robos y escándalos públicos.

Si al jefe de la mara le gusta una jovencita, se va a meter a su casa y la obliga a tener relaciones con él. Sus familiares no denuncian porque si lo hacen, los matan.

Hay casos en los que hasta para hacer llamadas de sus teléfonos celulares los vecinos de las colonias tienen que darles explicaciones a los pandilleros, y cuando salen para otros lugares deben decirles para dónde van.

Los vendedores ambulantes solo pueden comercializar sus productos en las zonas que habitan, porque si cruzan por donde no deben los ultiman. Algunas personas han sufrido problemas mentales por las circunstancias de confrontación en esas zonas, pues escuchan disparos o creen que los van a matar. Otra de las cosas que afecta a las personas que residen en esas zonas es el estigma, ya que por el solo hecho de vivir en esos sectores conflictivos no tienen acceso a créditos. Hay muchos jóvenes capacitados que no les dan trabajo aunque no sean mareros debido a que viven en esas zonas.

Dato
Las averiguaciones de la Policía indican que hay bandas delictivas en la Rivera Hernández que hacen alianzas con las maras para operar.
Nuevos negocios

Ahora las maras, además de sacar provecho de los jugosos negocios ilícitos que les dan la venta de droga y la extorsión, también se están adueñando de los puestos de venta de lotería clandestina, lo cual les deja grandes ingresos.

Muchos de los grandes vendedores de lotería clandestina han tenido que entregarles sus puestos a las maras, y al que dejan operar le cobran un alto porcentaje de las ganancias que obtiene.

Otra modalidad de negocio de las pandillas es que de los ingresos que perciben de la extorsión les prestan dinero a personas que tienen alguna necesidad en los barrios. Por cada préstamo que dan, cobran el 10% de intereses.

Por lo general, los préstamos tienen como techo 10,000 lempiras. Los taxistas son a los que más les prestan los pandilleros.

Los dueños de empresas de taxis y rapiditos que operan en esas zonas también tienen que pedirles autorización a las pandillas si van a meter nuevas unidades.

Nota de Redacción
Pese a que en las últimas semanas ha bajado la violencia originada por las maras con el traslado de sus cabecillas a las nuevas cárceles de máxima seguridad, persiste el drama humano que se vive en zonas aún dominadas por las pandillas.

Estos grupos criminales se niegan a abandonar sus negocios de extorsión y venta de droga y siguen manteniendo en zozobra a miles de familias que viven en zonas conflictivas, bajo el mando de la las pandillas rivales mara Salvatrucha, conocida como MS-13., y Barrio 18 (M-18), y otros grupos que operan con total impunidad en esas zonas.

Un equipo de LA PRENSA se internó en los sectores de mayor peligro para revelar el drama humano de estos vecindarios que claman salir de esta pesadilla.