19/04/2024
11:17 AM

Obras Sociales Vicentinas, el regalo del padre Quetglas

En la ciudad, Quetglas fundó varios centros asistenciales. Actualmente funcionan nueve. Miembros de la junta directiva de Osovi dicen que los proyectos seguirán.

    San Pedro Sula, Honduras.

    En 1963 el padre Antonio Quetglas llegó a Honduras para comenzar una labor incomparable a favor de los más pobres.

    En San Pedro Sula inició su labor en 1978 y fundó en 1995 las Obras Sociales Vicentinas (Osovi) para brindar apoyo, salud y alimentación a miles de niños y adultos pobres.

    Sépalo
    En honor al padre se entrega un premio que reconoce el servicio humanitario de un ciudadano ejemplar.
    Quienes trabajaron de cerca con el sacerdote, originario de Santa Eugenia, un municipio de islas Baleares, en Mallorca, España, lo recuerdan como un ser humano excepcional, quien siempre antepuso el bienestar de los demás antes que el propio.

    Osovi nació en la Capital Industrial en 1980 como una Oficina de Acción Social, con el fin de desarrollar proyectos asistenciales, dirigida por el padre Quetglas.

    Para 1981 se realizan los estudios iniciales con el objetivo de abrir los primeros centros de ayuda comunitaria y solo 14 años después se constituyó como Osovi (1995), con la cual se crearon varios proyectos de vivienda, creación y desarrollo de centros para albergar menores con problemas de orden social, familiares y otros similares, así como a madres solteras y jóvenes con problemas, rehabilitación de personas adictas al alcohol y las drogas por medio de granjas y talleres. Ahora, Osovi cuenta con nueve centros asistenciales: Casa del Niño, Casa de la Niña, Casa del Joven, Casa de la Joven, Casa del Buen Samaritano, Granja de Rehabilitación Esperanza, Módulo para Ancianos, Centro básico Vicentino, Clínica Médica y Dental la Merced.

    La Casa del Niño durante 31 años ha ayudado a un promedio de 1,300 menores.
    Servicio

    José Edgardo Fuentes, gerente general de Osovi, indicó que la ayuda brindada a través de los centros es integral y gratuita, además de ir complementada con el fomento de valores éticos, morales y espirituales.

    “La Casa del Niño, donde actualmente tenemos 22 menores, a quienes se les han vulnerado sus derechos, llámese orfandad, abandono o maltrato. Damos todas las atenciones y cuidados necesarios para que adquieran educación, hasta que concluyan con su carrera formal o técnica”, explicó Fuentes.

    La Casa del Joven y la Joven dan continuidad a la formación de los beneficiados de la Casa del Niño y la Niña. En el lugar se les apoya y orienta para que los chicos descubran su vocación. También tienen acceso a participar en actividades extracurriculares.

    Olga Paz, administradora de Osovi, y quien por muchos años trabajó junto al padre Quetglas, recuerda su frase “el amor afectivo hay que hacerlo efectivo” y fue bajo ese precepto que creó la granja de rehabilitación la Esperanza, el módulo de ancianos y la Casa del Buen Samaritano, donde albergan hombres con enfermedades terminales como cáncer, VIH y tuberculosis. En el lugar reciben los cuidados requeridos, alimentación y medicamentos.

    En la clínica médica y dental La Merced asisten a personas de escasos recursos.
    La granja de rehabilitación para alcohólicos han atendido a 2,100 personas, logrando la integración a la sociedad de 330 de ellas.

    Jesús Canahuati, miembro de la Junta Directiva de Osovi, manifestó que los proyectos emprendidos por el sacerdote continuarán como lo viene haciendo por más de 30 años. “Dejó todo muy organizado y hay una junta directiva que estamos a cargo de llevar las obras adelante y hacerlas crecer”, expuso.

    El padre Quetglas murió el lunes 12 de junio a los 86 años y se desempeñaba como vicario de la iglesia Medalla Milagrosa de Tegucigalpa.