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En el 'presidio macabro” desaparecen las visitas

  • 03 marzo 2017 /

Asesinatos El Centro Penal de San Pedro Sula es el segundo presidio más poblado y es donde ocurren los crímenes más horrendos

San Pedro Sula, Honduras

En mayo de 2013, los líderes de las maras MS-13 y 18, recluidos en el Centro Penal de San Pedro Sula, le prometieron y le juraron a la sociedad hondureña que mermarían la actividad delictiva, pero jamás lo cumplieron. Al contrario, se volvieron más violentos.

Además de mentirle a los hondureños, ambas organizaciones criminales intensificaron sus operaciones delictivas y convirtieron la cárcel de San Pedro Sula en su búnker, desde donde han ordenado asesinatos, masacres, extorsiones y el incendio de buses en las calles de la ciudad.

Desde el día que ellos hicieron la promesa, hasta diciembre de 2016, en todo el país murieron más de 26 mil personas, de acuerdo con cifras de la Policía Nacional. Un alto porcentaje de los asesinatos tuvieron como origen los módulos de la MS y 18 de San Pedro Sula.

En esos módulos, a la vez, han muerto mareros reclusos de esas organizaciones que han quebrantado las reglas internas y mareros en libertad que llegaron como visitas y jamás volvieron a salir.

Foto: La Prensa

Dentro del grupo de los paisas también hay miembros infiltrados de la mara MS-13. Estos no usan tatuajes y se encuentran por delitos que no están asociados a la organización

Un ex recluso, que permaneció tres años en el presidio sampedrano, le relató a LA PRENSA que “desde allí han ordenado la muerte de muchas personas y han llamado a sus miembros que les fallan”.

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Privados de libertad. Hay en el presidio de San Pedro Sula. Ellos están separados en cuatro grupos: mara 18, mara MS-13, paisas (reos comunes) y pesetas (exmareros)

“Los jefes llaman a los mareros que fallan y adentro los matan. Los ahorcan o los estrangulan y los desaparecen”, dijo. “El día que demuelan ese presidio, seguramente encontrarán cadáveres enterrados.

Van a encontrar los huesos”, aseguró. Este exrecluso aseguró que un día observó cuando empleados de una empresa llegaron a resolver problemas de una tubería y, al abrirla, encontraron huesos humanos.

Debido a que la infraestructura del presidio de San Pedro Sula está colapsada, los reclusos de las dos maras y los de los paisas y pesetas, pueden sin obstáculos introducir drogas, armas y municiones.

Dentro del presidio, de acuerdo con fuentes que solicitaron el anonimato, los mareros de la MS-13 son “quienes están mejor armados”. Poseen armas largas, fusiles AK-47 y AR-15. También los pesetas (expandilleros) y los paisas usan estos calibres. Los miembros de la mara 18 poseen explosivos. Esconden granadas en sitios que las autoridades no sospechan y que no encuentran cuando ejecutan los operativos.

“Aquí uno solo debe ver y callar. Si anda hablando lo matan, yo vi a muchos armados”, dijo otro exrecluso.

Foto: La Prensa

Líderes de las maras MS-13 y 18, en conferencias separadas realizadas en el presidio de San Pedro Sula, anunciaron en mayo de 2013 que disminuirían sus acciones delictivas en las calles, sin embargo, 4 años después, ninguna de las dos organizaciones cumplió su palabra.


Alianza

Dentro del presidio sampedrano se ha consolidado una alianza sumamente peligrosa y que ya ha causado la muerte de varios ciudadanos, entre ellos reclusos penitenciarios.

La mara MS-13 y algunos líderes de los paisas (que no son mareros) tienen vínculos para, además de matar, contrarrestar ataques de los pesetas que pudieran perpetrar contra los miembros de la MS-13.

En julio de 2014, hombres armados atacaron a balazos a José Raúl Díaz Medina (27), alias Chepe Lora, excoordinador de los reclusos del Centro Penal Sampedrano, y a su amigo Carlos Geovani Alvarado Alvarado (25).

19% Mareros
Casi el 20% de la población penitenciaria pertenece a las dos maras. La 18 cuenta con 496 miembros en sus módulos y la MS-13 con 105

A Díaz Medina, quien había estado preso por robo de vehículo y portación ilegal de armas, lo mataron mes y medio después varios miembros de la MS-13 que recibieron la orden desde el presidio.

Según la fuente entrevistada por LA PRENSA, miembros de los paisas le pagaron a los reclusos de la MS-13 para que enviaran a sus sicarios a asesinar al Chepe Lora.

El mes anterior, integrantes de la MS-13, por órdenes desde el presidio de San Pedro Sula, acribillaron al carnicero Martín Rivera Peña, de 38 años, porque él le pagaba extorsión a la mara 18 y no quería darle dinero a esa otra organización, según la fuente que solicitó el anonimato.

Los paisas, que internamente tienen un brazo armado denominado La Ranfla, al mismo tiempo comercializan y usan droga. Esto es del conocimiento de las autoridades carcelarias.

El mundo delictivo interno de este tercer grupo, los paisas, dentro del centro penal jamás ha sido un secreto. Es más, ellos se han jactado públicamente de controlar la zona que les corresponde dentro del centro penal.

En 2015, miembros de los paisas filmaron dentro del presidio un videoclip de una canción titulada El soldado penalero, en el cual relatan cómo opera La Ranfla.

“No te metas en mi zona porque te reviento. Centinela, no hay relajo, vete pal carajo, porque si no es con el gatillo, con machete yo te rajo”, dice la canción que está en Youtube.

Foto: La Prensa

En el suelo del Centro Penal de San Pedro Sula podrían encontrar osamentas de personas asesinadas en las celdas.

Líderes de las maras MS-13 y 18, en conferencias separadas realizadas en el presidio de San Pedro Sula, anunciaron en mayo de 2013 que disminuirían sus acciones delictivas en las calles, sin embargo, 4 años después, ninguna de las dos organizaciones cumplió su palabra. En esa ocasión, Adam Blacwell, secretario de Seguridad Multidimensional de la Organización de Estados Americanos (OEA), y moseñor Rómulo Emiliani estuvieron de testigos.

Complicidad

Pese a que las autoridades penitenciarias están enteradas de que dentro de los módulos ejecutan personas, trafican con armas y drogas, no se atreven a tomar acciones radicales porque tienen temor a morir acribillados, como le ocurrió a Silvano Posadas y Aníbal Zaldívar.

A Posadas, quien era subdirector, y a Zaldívar, policía penitenciario, los asesinaron en la 20 calle, entre 10 y 11 avenidas, del barrio Las Palmas, después de que los llamaron para citarlos a ese lugar.

Así como hacen en Támara, los mareros en el presidio de San Pedro Sula introducen armas y droga dentro de sacos de harina y arroz y cajas de productos que son utilizados en sus cocinas privadas.

“En el año 2015, yo vi cuando metieron una carga de armas por el muro que está en la parte norte. Se pusieron de acuerdo con el custodio que está en el torreón para que él jalara un saco que llevó un carro. Metieron fusiles, pistolas y AR-15”, relató una fuente.

Todas estas acciones delictivas, tanto internas como externas las pueden coordinar porque tienen acceso a la tecnología. Ellos perfectamente utilizan teléfonos celulares para llamar a sus parientes y a los pandilleros que operan en las calles.

Estos, a la vez, realizan videollamadas de WhatsApp para comunicarse con líderes de las maras de los países vecinos, Guatemala y El Salvador.

Periodistas de LA PRENSA entrevistaron, por llamada de WhatsApp, a un recluso que se encuentra dentro del centro penal para confirmar que efectivamente funciona esta comunicación, pese a que existen aparatos que bloquean la señal de telefonía celular.

Ese recluso explicó que puede utilizar el celular en ciertos momentos y no permanentemente, “para evitar problemas”.

De acuerdo con un exrecluso entrevistado dentro del Centro Penal Sampedrano, los mareros tiene acceso a Internet porque han adquirido routers para amplificar la señal.

Con Internet, ellos tienen la capacidad de ordenar los asesinatos, por WhatsApp, el mensajero de Facebook, y hasta obligar a mujeres que los visiten para tener relaciones sexuales.

Los routers, que ayudan a los mareros a controlar el mundo exterior, son ingresados con la complicidad de custodios penitenciarios y por familiares y amistades que llegan los fines de semana.