San Pedro Sula, Honduras.
En San Pedro Sula se consume el 60% de agua subterránea y el 40% es agua superficial. Es un promedio que se ha registrado desde hace 14 años cuando la concesionaria Aguas de San Pedro comenzó a dar el servicio.
En 2016, por primera vez, los niveles del agua superficial bajaron y únicamente se cubrió un 20% debido al fuerte verano.
La empresa hizo uso de los pozos de emergencia, acción que, según la concesionaria, no será necesaria este año.
Durante año y medio se realizó un análisis profundo sobre la situación el acuífero de Sunseri y se estableció que los niveles son los mismos de hace 14 años.
El área de Sunseri, con su campo de pozos, representa la segunda fuente hídrica de alimentación de la ciudad con 150 a 200 litros por segundo, alimentando una población que ya llega a las 200,000 personas.
Maurizio Chiovelli, gerente de Aguas de San Pedro, ratifica que ese estudio muestra que San Pedro Sula no tiene problemas de agua, pero eso no significa que el recurso debe descuidarse.
“No hay cambios en el acuífero y los estudios lo demuestran. Cuidar El Merendón es lo más importante y se está haciendo”, agregó el gerente.
Recordó que cuando iniciaron había 85,000 cuentas y actualmente hay 118,000 con un crecimiento de 2,500 anuales. “El promedio de consumo de los sampedranos es de 320 litros por habitante al día”.
Reveló que no hay problemas de escasez porque la cobertura es del 100%. “El problema es que el 90% de las colonias que tienen problemas de suministro no están legalizadas y la ley nos prohíbe hacer inversión en zonas de ese tipo”, indicó. El acuífero no es una zona productora, sino una vena de El Merendón, por lo que la protección debe ser en la montaña, como se está haciendo. San Pedro Sula tiene siete represas o fuentes superficiales que funcionan normalmente.
Aguas de San Pedro asegura el suministro hasta 2030, año en el que finaliza la concesión, considerando las inversiones realizadas que en los próximos tres años serán de 400 millones de lempiras.
Martín Mayorquín, presidente de la Fundación para el Desarrollo del Valle de Sula, dice que todo recurso de agua debe ser protegido en toda su dimensión porque la ciudad sigue creciendo y la protección de fuentes es a largo plazo.
En San Pedro Sula se consume el 60% de agua subterránea y el 40% es agua superficial. Es un promedio que se ha registrado desde hace 14 años cuando la concesionaria Aguas de San Pedro comenzó a dar el servicio.
En 2016, por primera vez, los niveles del agua superficial bajaron y únicamente se cubrió un 20% debido al fuerte verano.
La empresa hizo uso de los pozos de emergencia, acción que, según la concesionaria, no será necesaria este año.
Durante año y medio se realizó un análisis profundo sobre la situación el acuífero de Sunseri y se estableció que los niveles son los mismos de hace 14 años.
El área de Sunseri, con su campo de pozos, representa la segunda fuente hídrica de alimentación de la ciudad con 150 a 200 litros por segundo, alimentando una población que ya llega a las 200,000 personas.
Maurizio Chiovelli, gerente de Aguas de San Pedro, ratifica que ese estudio muestra que San Pedro Sula no tiene problemas de agua, pero eso no significa que el recurso debe descuidarse.
“No hay cambios en el acuífero y los estudios lo demuestran. Cuidar El Merendón es lo más importante y se está haciendo”, agregó el gerente.
Recordó que cuando iniciaron había 85,000 cuentas y actualmente hay 118,000 con un crecimiento de 2,500 anuales. “El promedio de consumo de los sampedranos es de 320 litros por habitante al día”.
Reveló que no hay problemas de escasez porque la cobertura es del 100%. “El problema es que el 90% de las colonias que tienen problemas de suministro no están legalizadas y la ley nos prohíbe hacer inversión en zonas de ese tipo”, indicó. El acuífero no es una zona productora, sino una vena de El Merendón, por lo que la protección debe ser en la montaña, como se está haciendo. San Pedro Sula tiene siete represas o fuentes superficiales que funcionan normalmente.
Aguas de San Pedro asegura el suministro hasta 2030, año en el que finaliza la concesión, considerando las inversiones realizadas que en los próximos tres años serán de 400 millones de lempiras.
Martín Mayorquín, presidente de la Fundación para el Desarrollo del Valle de Sula, dice que todo recurso de agua debe ser protegido en toda su dimensión porque la ciudad sigue creciendo y la protección de fuentes es a largo plazo.
