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Infierno viven menores en las correccionales del terror

  • 20 noviembre 2016 /

Son frecuentes los motines seguidos de muertes, descuartizamientos y mutilaciones.

San Pedro Sula, Honduras.

La noche del 23 de agosto de 2015, tres jóvenes de la mara 18 fueron brutalmente asesinados y desmembrados en el centro de rehabilitación de menores Renaciendo, luego de un cruento enfrentamiento con sus rivales los Chirizos.

Mientras los ultimaban, los homicidas obligaron al grupo de muchachos asignados a ese pabellón a presenciar el macabro rito.

Las autopsias forenses, consignadas en los dictámenes AT-1593-15 al AT-1595-15, establecieron que los tres mozalbetes expiraron como producto de los fuertes golpes, y ya muertos los descuartizaron en una orgía de sangre.

Las víctimas tenían entre 15 y 18 años. Presentaban golpes en el cráneo y cara, hemorragias cerebrales y graves fracturas, lo que apunta a una muerte lenta y dolorosa. El dictamen indicó que tenían restos de alcohol en sangre y orina, pese a que ahí es prohibido el ingreso de bebidas embriagantes. El dictamen confirmó que también presentaban heridas de proyectiles de arma de fuego.

Foto: La Prensa

Los talleres quemados el año pasado están en ruinas.
Antes de este incidente, en enero de 2015, las autoridades descubrieron una fosa clandestina con dos cadáveres en Renaciendo. Las indagaciones establecieron que los jóvenes fueron asesinados en una confrontación entre la mara 18 y los Chirizos.

El 7 de noviembre de 2014, tres muchachos desaparecieron e inicialmente se manejó como una fuga más; sin embargo, un pandillero confesó a uno de los coordinadores que los tres habían sido desmembrados y sus restos arrojados por el drenaje y otras partes enterradas en el patio.

Días después, en febrero de 2015, pandilleros de la MS cercenaron los dedos a varios niños del centro El Carmen en San Pedro Sula, porque presumían que eran miembros de sus rivales la pandilla 18.

Estos cuatro casos, sin contar los que no han trascendido a los medios de comunicación y que las autoridades esconden, retratan con detalle el infierno y el horror que viven cientos de niños y adolescentes que están recluidos en los cinco centros pedagógicos y de readaptación social que administra el Estado.

Ahí se encuentran privados de libertad personas menores de 18 años acusadas de diversos delitos, entre ellos, sicariato, extorsión, tráfico de drogas, homicidio, asesinato, violación y asalto. La mayoría pertenece a las pandillas Salvatrucha (MS), Barrio 18, los Chirizos y El Combo que no se deja; aunque muchos no pertenecen a estos grupos criminales; sin embargo, los que no simpatizan con ninguna de esas agrupaciones son extorsionados y obligados a unirse o encuentran la muerte.

Foto: La Prensa

Los muchachos están segregados por grupo de pertenencia.
Más poblados

Renaciendo y El Carmen aglutinan el mayor número de niños y adolescentes infractores con 190 y 107 respectivamente. Les siguen Jalteva con 64, los Cobras con 54 y Sagrado Corazón con 49, en su mayoría niñas, para hacer una población total de 464 privados de libertad, según datos del estatal Mecanismo Nacional de Prevención contra la Tortura, otros Tratos Crueles, Inhumanos o Degradantes (Conaprev).

A raíz de los decretos de emergencia emitidos por el Gobierno en 2015 y 2016, en los últimos meses se logró una relativa tranquilidad al reforzar la seguridad; sin embargo, los viejos problemas siguen latentes y dichos establecimientos son bombas de tiempo a punto de estallar en cualquier instante y sin aviso.

Informe revelador

Un estudio sobre la situación y condiciones de privación de la libertad de la niñez infractora de la ley elaborado por expertos de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ) revela las condiciones precarias e inhumanas en las que los menores cumplen sus condenas.

Foto: La Prensa

Algunos módulos han quedado inservibles tras peleas.
El estudio establece una ausencia total en programas especializados en rehabilitación y reinserción social, inexistencia de protocolos de seguridad y atención de crisis, vulneración de derechos, maltratos, asesinatos, instalaciones precarias y en ruinas, falta de medicinas, inadecuada alimentación, trato cruel, segregación, evasiones, falta de supervisión e ingobernabilidad generalizada, entre otros.

En Renaciendo, los muchachos de la 18, los Chirizos y El combo que no se deja se encuentran segregados en módulos para evitar enfrentamientos; pero pasan el día sin hacer nada, la rehabilitación y educación es nula. Ellos deciden sobre quién entra y quién sale de los albergues.

Un equipo de visitó ese centro en el valle de Amarateca, pero no fue posible hablar con ninguna autoridad ni se permitió el ingreso en el inmueble fuertemente amurallado con láminas y serpentinas.

Foto: La Prensa

Mayoría de menores en correccionales están afiliados a maras.
Bajo el actual esquema se privilegia la represión, descuidando la educación y reinserción del joven.

Sumado a esto, los servicios de atención y el recurso humano contratado no cuenta con la formación académica ni calificaciones especiales para el abordaje y atención de la población privada de libertad; tampoco ha sido entrenado o insertado en procesos de capacitación permanente, lo que torna aún más preocupante la situación, cita el informe.

Actualmente, 170 agentes dan seguridad, pero muchos de ellos son expolicías depurados.

Foto: La Prensa

Muchos espacios han sido destruidos en los motines.