Los esfuerzos por reducir la sal respaldados por los gobiernos podrían dar muy buenos resultados para la salud     

Estados Unidos

Las políticas respaldadas por los gobiernos a fin de reducir el consumo de sal son muy rentables en todo el mundo, según un estudio reciente.

'Sabemos que un exceso de sal dietética provoca cientos de miles de muertes por problemas cardiovasculares cada año', dijo el autor principal del estudio, el doctor Dariush Mozaffarian, decano de la Facultad Friedman de Ciencias y Políticas de la Nutrición de la Universidad de Tufts, en Boston.

'La pregunta del billón ha sido cómo empezar a reducir la sal, y cuánto costaría dicha medida', comentó Mozaffarian en un comunicado de prensa de la universidad.

El primer autor del estudio, Michael Webb, es un estudiante de doctorado en economía en la Universidad de Stanford, en Palo Alto, California. Dijo que 'encontramos que un plan nacional respaldado por el gobierno para reducir la sal sería rentable en casi cada país del mundo. Esto fue cierto incluso si asumíamos que los costos estimados eran mucho más altos o los beneficios menos potentes'.

Mozaffarian, Webb y sus colaboradores usaron los datos de 2010 para crear un modelo estadístico a fin de revisar los costos y el impacto en 138 países de un programa respaldado por los gobiernos que combinaba los acuerdos con la industria alimentaria y la educación pública para reducir el consumo de sal.

Dicho programa podría llevar a una reducción del 10% en el consumo de sal a lo largo de 10 años, estimó el estudio. Eso salvaría cerca de 6 millones de años de vida (un medida de la cantidad de años perdidos por enfermedades, discapacidades o muerte prematura) que en la actualidad se atribuyen a la enfermedad cardiaca cada año. El costo promedio por año de vida ahorrado sería de 204 dólares, dijeron los investigadores.

'De cualquier modo que se mire, los programas nacionales para la reducción de sal que combinan los objetivos de la industria y la educación pública son la mejor solución para los gobiernos y los legisladores', dijo Mozaffarian.

El estudio aparece en la edición del 10 de enero de la revista BMJ.