Entrenados para 'no dejar pasar ni una hormiga', el Servicio Secreto de Kim Jong-Un acaparó la atención hoy en Hanói con su fuerte operativo de seguridad para proteger al dictador norcoreano.
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Los guardaespaldas, vestidos con elegantes trajes y con corbatas azules todas iguales, corrieron a la par de la limusina blindada que trasladó a Kim desde la estación de tren a donde llegó esta mañana hasta su hotel en Hanói, capital de Vietnam donde el dictador se reunirá por segunda ocasión con Donald Trump.
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Los agentes marcharon muy cerca del mandatario norcoreano mientras este saludaba a los periodistas y diplomáticos que le recibieron en Vietnam.
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El grupo de escoltas del líder norcoreano han sido cuidadosamente elegidos por su condición física, su puntería, sus conocimientos de artes marciales y también su apariencia.
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Tras su llegada a Vietnam, Kim recorrió la ciudad de Hanói en una gran caravana compuesta por varios vehículos de seguridad norcoreanos y locales.
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El mandatario se trasladó al hotel por una carretera que había sido previamente cerrada al tráfico.
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En Hánoi, miles de curiosos se apiñaron tras las barreras instaladas en las calles para ver desfilar su Mercedes de cristales tintados antibala y ante todo a la ingente dotación de tanquetas, motos y todoterrenos que lo escoltaron hasta el hotel Meliá, donde se desplegó de antemano su equipo de fornidos guardaespaldas.
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Vehículos del Ejército de Vietnam encabezaron la caravana que trasladó a Kim hasta su hotel.
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Foto: La Prensa
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Kim llegó a su hotel rodeado de un fuerte dispositivo de seguridad. En el alojamiento se produjo un tenso episodio cuando aparentemente los responsables de la seguridad del mandatario pidieron que se trasladara a los periodistas acreditados por la Casa Blanca, cuyo centro de prensa se encontraba también en el Meliá.
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Reporteros ahí presentes contaron por Twitter que las fuerzas de seguridad prohibieron tomar fotos desde dentro del hotel y que los guardias se echaron encima de aquellos que intentaron grabar la entrada de Kim en el recinto. Los corresponsales de Casa Blanca acabaron siendo trasladados al pabellón dispuesto a unos 500 metros del Meliá para el resto de medios que cubren la cumbre que arranca oficialmente mañana.
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A Kim, que se desplazó más tarde a la embajada norcoreana en Hanoi nuevamente escoltado por un pequeño ejército privado, prácticamente no se le volvió a ver durante la jornada al tiempo que la práctica totalidad de su agenda para el resto de su estancia en Vietnam se sigue manteniendo en secreto.
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La seguridad que rodea a Kim es férrea y el gobierno deja nada al azar, especialmente cuando el mandatario sale del país.
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La unidad que se encarga de la seguridad del líder, es una institución de élite muy cercana al núcleo del poder norcoreano.
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Ri Yong Guk, un desertor de Corea del Norte que sirvió como guardaespaldas de Kim escribió en su libro de memorias publicado en 2013, que el Servicio Secreto norcoreano 'es uno de los escudos más protectores de todo el mundo, a través del cual no puede pasar ni una hormiga'.