Más de 25,000 migrantes llegaron por mar a España, que ya se ha convertido en la primera puerta de entrada a Europa de la inmigración clandestina, superando a Italia y Grecia desde principios de año, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
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'España se ha convertido en la ruta más activa para los migrantes africanos y para las personas que utilizan África como trampolín hacia Europa', declaró Joel Millman, el portavoz de la OIM, en una rueda de prensa en Ginebra.
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Las autoridades locales se han visto desbordadas por la llegada de migrantes por lo que varias organizaciones humanitarias han salido en rescate de los indocumentados.
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Tal es el caso de la organización Txantxarreka Gaztetxea, ubicada en la ciudad de San Sebastian del turístico golfo de Vizcaya.
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La ONG alberga a decenas inmigrantes africanos que llegaron recientemente a España en precarias embarcaciones.
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Txantxarreka Gaztetxea es dirigida por un grupo de jóvenes voluntarios que proveen educación, vivienda y alimentación para los indocumentados.
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Los voluntarios toman turnos de 24 horas para enseñar español a los inmigrantes y compartir con ellos diversas actividades.
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Como estos jóvenes, miles de africanos han llegado por mar a España desde el norte de África, en lo que se ha convertido en un desafío para las fuerzas de seguridad y los equipos de salvamento marítimo del gobierno español.
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Los voluntarios de Txantxarreka Gaztetxea sacaron a varios migrantes de las calles y les ofrecieron un techo y alimentos, mientras aprenden las habilidades y el idioma para sostenerse por sí mismos en España.
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Desde el viernes pasado, más de 1,500 migrantes desembarcaron en las costas de la provincia andaluza de Cádiz, la mayoría de ellos a Algeciras.
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Ayer, decenas de migrantes fueron grabados al llegar a una playa de Cádiz. Se les ve abandonando una lancha negra y corriendo entre los bañistas.
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En los últimos días, las comisarías de policía y los centros de acogida improvisados en gimnasios de la provincia de Cádiz han estado llenos. Muchos migrantes se han visto así obligados a dormir en una pequeña embarcación de los guardacostas, o en el muelle del puerto.