El Servicio Secreto de Estados Unidos organizó la caravana de protección más grande de la historia al utilizar siete limusinas, denominadas 'Bestias', para el desfile presidencial tras la toma de posesión del nuevo mandatario Joe Biden.
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El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó modernizar las limusinas presidenciales para evitar cualquier vulnerabilidad ante un eventual ataque y su sucesor, Biden, heredó los vehículos modificados por el magnate.
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La Bestia fue diseñada a prueba de balas, ataques químicos o biológicos. Sus pesadas puertas tienen un blindado militar y son tan pesadas que no pueden abrirse desde el interior.
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La limusina mide 5,5 metros de largo y tiene un peso estimado de entre 6,800 y 9,000 kilos. Tiene un motor Duramax turbodiésel de 8 cilindros y 6.6 litros que desarrolla una potencia de entre 300 y 330 CV.
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Las ventanas del vehículo blindado cuentan con cinco capas de vidrio y policarbonato y solo se puede bajar el cristal del lado del conductor un máximo de 7,5 centímetros.
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La bestia está equipada con cañones de gas lacrimógeno, armas de varios calibres y cámaras de visión nocturna para garantizar en todo momento la seguridad del presidente. Además cuenta con oxígeno y bolsas de sangre compatibles con la de Biden en caso de que ocurra alguna emergencia médica en el vehículo.
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Las placas del vehículo fueron cambiadas por el número 46 el día de la juramentación de Biden.
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El Servicio Secreto desplegó siete limusinas presidenciales el día de la toma de posesión en las que viajaban los expresidentes Barack Obama, George W. Bush y Bill Clinton junto a sus esposas, la vicepresidenta Kamala Harris y el exvicepresidente Mike Pence.
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Hunter Biden, el hijo del presidente estadounidense también viaja junto a él en la bestia.