Nikki Haley, una de las figuras políticas más destacadas de la administración de Donald Trump, sorprendió a los estadounidenses y al mundo al anunciar sorpresivamente su renuncia como embajadora de EEUU ante la ONU.
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Haley llegó a la ONU en enero de 2017 con un duro discurso en el que afirmaba que haría valer la 'fuerza' de EEUU contra sus enemigos. Nunca tuvo temor de criticar duramente a Rusia pese a la complacencia de Trump con Vladimir Putin.
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'Para aquellos que no nos apoyen, vamos a anotar nombres. Nos aseguraremos de responder a eso adecuadamente', dijo en un discurso en la ONU. Desde entonces, se caracterizó por su férrea defensa de Israel, sus duras críticas a países como Venezuela y por sus gestiones para endurecer la presión contra Corea del Norte.
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En febrero pasado, Haley se convirtió en la figura de mayor alto rango de la administración de Trump en visitar Honduras.
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La ex embajadora de la ONU se reunió con el presidente Juan Orlando Hernández y miembros de su gabinete para discutir temas relacionados a la lucha contra el narcotráfico y la migración.
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La funcionaria incluyó en su agenda las crisis en los Gobiernos de Venezuela y Nicaragua, y criticó duramente a los 'dictadores' Nicolás Maduro y Daniel Ortega, destacando que EEUU trabajará para devolver la democracia a esos países.
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Haley se mantuvo al margen de los escándalos de Trump en la Casa Blanca, forjándose una imagen de independiente, aunque manteniendo sus posturas alineadas a los republicanos en las relaciones internacionales de EEUU.
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Hija de inmigrantes indios, Haley de 46 años y ex gobernadora de Carolina del Sur, se convirtió en la mano derecha de Trump en la ONU pese a haber sido una de las republicanas más críticas del magnate durante la campaña electoral.
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La funcionaria mostró el rostro amable de EEUU en sus giras diplomáticas alrededor del mundo y a la vez se plantó con una imagen de hierro en el Consejo de Seguridad de la ONU para arremeter contra los enemigos de Washington.
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Haley se convirtió en una eficiente ejecutora de las políticas aislacionistas del presidente Trump desde su complicado rol en la Organización de las Naciones Unidas.
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A pesar de su pasado político, Haley hoy descartó tener pensado postularse a las elecciones presidenciales de 2020 y aseguró que, de hecho, su intención es apoyar la candidatura de Trump cuando llegue el momento.
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Haley es una gran amiga del senador Marco Rubio, a quien brindó su respaldo durante la campaña electoral de 2016.
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US President Donald Trump shakes hands with Nikki Haley, the United States Ambassador to the United Nations in the Oval office of the White House on October 9, 2018 in Washington, DC. Nikki Haley resigned Tuesday as the US ambassador to the United Nations, in the latest departure from President Donald Trump's national security team. Meeting Haley in the Oval Office, Trump said that Haley had done a 'fantastic job' and would leave at the end of the year. / AFP PHOTO / Olivier Douliery
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Haley afirmó que apoyará la candidatura para la reelección de Trump cuando llegue el momento.
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Haley reconoció algunos desacuerdos políticos con Trump en un artículo de opinión en el Washington Post el mes pasado, cuando criticó a un alto funcionario anónimo que escribió en The New York Times describiendo una Administración caótica y alertando de que los ayudantes de la Casa Blanca no estaban de acuerdo en muchas cosas con Trump.
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WASHINGTON, DC - OCTOBER 09: U.S. President Donald Trump announces that he has accepted the resignation of Nikki Haley as US Ambassador to the United Nations, in the Oval Office on October 9, 2018 in Washington, DC. President Trump said that Haley will leave her post by the end of the year. Mark Wilson/Getty Images/AFP
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Haley elogió la dureza con la que Trump ha tratado, en ocasiones, a la ONU, lo cual, según opinó, ha llevado a la organización a ser 'más fuerte y más eficiente'.