El encuentro entre dos o más líderes mundiales suele incluir un apretón de manos. El presidente estadounidense, Donald Trump, se ha hecho fama por su estilo extravagante y a veces agresivo de imponer su personalidad a través de este saludo, a veces con resultados inesperados. Estas son algunas de sus excentricidades que más han dado de qué hablar a la hora de dar la mano.
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EL INCÓMODO APRETÓN CON OBAMA El traspaso de una presidencia estadounidense a otra tiene una tradición de ser pacífica, pero cuando a Barack Obama le tocó cederle la silla presidencial a Trump, ninguno de los dos pareció disfrutar particularmente del momento.
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EL LARGO APRETÓN A SHINZO ABE Uno de los primeros líderes con el que Donald Trump se reunió fue con el primer ministro de Japón, Shinzo Abe. Trump parecía estar tan emocionado en ese momento que no soltaba la mano del pobre Shinzo, quien solo pudo sonreír mientras soportaba la tortura de aquel saludo.
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La expresión de alivio del japonés cuando Trump finalmente le soltó la mano resulta más que evidente. El demoledor saludo había durado 19 largos segundos.
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¿NOS DAMOS LA MANO? El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, con una mirada nerviosa, parece estárselo pensando antes de darle la mano a Trump.
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PREPARADO Consciente del estilo de apretar y halar de Trump, Trudeau estaba preparado y en esta ocasión puso su mano sobre el hombro de Trump para sostenerse y minimizar el zarandeo.
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Otro que se preparó fue Emmanuel Macron, presidente de Francia, quien se dio prisa en comenzar a apretar antes que Trump.
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A DOBLE MANO El primer ministro de India, Narendra Modi, también se anticipó y optó por un abrazo antes que un apretón. Cuando Modi finalmente le dio la mano a Trump, no le dio una, sino las dos. La unión hace la fuerza.
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La Primera Dama de Polonia, Agata Kornhauser-Duda debe haber estado muy al tanto del estilo Trump de dar la mano, ya que dejó al presidente con la mano tendida, prefiriendo saludar primero a su esposa Melania. La cara de desconcierto de Trump resulta muy elocuente.
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SIN SALUDO Con la canciller alemana, Ángela Merkel, Trump ni siquiera se atrevió a tenderle la mano. Algunos creen que se negó a saludarla, otros dicen que no la escuchó, ni siquiera cuando ella le preguntó si se daban la mano.
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Uno que si logró ganarle a Trump en su propio 'juego de manos' fue Emomali Rahmon, presidente de Tayikistán, que se encontró con el mandatario estadounidense durante su visita a Arabia Saudita. El tayiko le dio una cucharada de su propio chocolate con un apretón fuerte y hasta tirando de él. ¡Para que veas lo que se siente, Donald!