Las autoridades trasladaron 79 pandilleros desde Támara, en Tegucigalpa, hasta La Tolva, en El Paraíso.
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Todos los prisioneros pasaron por un proceso minucioso antes de ser llevados a Morocelí.
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Las autoridades revisaron los módulos donde permanecían los reclusos.
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La Policía llevó perros a fin de asegurarse que los reclusos no tuvieran droga.
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Fue a eso de las 9:30 am cuando los uniformados ingresaron a las celdas de los pandilleros en Támara.
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En la inspección canina no se encontró ningún tipo de indicio con relación a existencia de droga.
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Cada uno de los reos pasó por escáner para observar a detalle que no llevaran objetos prohibidos en su cuerpo.
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Durante la inspección se pidió a cada interno que se quitara los tenis y calcetas para pasarlos por la máquina, encontrando que algunos llevaban oculto en las plantillas del calzado anillos de metal.
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En el Pozo II los privados de libertad inician su jornada a las 6:00 am, momento en que son sacados de sus celdas, esposados de pies y manos.
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La revisión en la cárcel de Támara duró varias horas, hasta que por la tarde fueron llevados a La Tolva.
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German McNiel, subdirector del Instituto Nacional Penitenciario, dijo que estos traslados obedecen al cumplimiento de la ley.
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Ya son miles los reclusos llevados a las cárceles de máxima seguridad en nuestro país.
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Desde horas tempranas se desplegaron varias dependencias de seguridad a fin de resguardar el traslado.
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A La Tolva y El Pozo han llevado miembros de pandillas y maras de máxima peligrosidad.
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Las demás cárceles de Honduras han quedado con menos presioneros dentros después de los masivos traslados a La Tolva y El Pozo.