Tratar la muerte como un tabú complica el duelo de los niños  

Los expertos consideran que las dudas de los adultos y sus miedos a herir la inocencia infantil pueden acabar empeorando la delicada situación

  • 13 oct 2015

Madrid, España.

Los niños pueden sufrir duelos complicados por la muerte de un familiar si los adultos la abordan como un tabú, es decir si intentan suavizar lo sucedido, se lo ocultan, evitan el tema o usan metáforas complejas.

Así lo han advertido los terapeutas de la Fundación Mario Losantos del Campo (FMLC), que han publicado una guía didáctica gratuita, titulada Explícame qué ha pasado, con la que pretenden enseñar a los adultos a tratar el tema de la muerte y el duelo con los niños.

Los expertos consideran que las dudas de los adultos y su miedo a herir la inocencia infantil pueden acabar empeorando la delicada situación que atraviesa el menor en esos momentos, y que las respuestas claras y veraces, sin embargo, favorecen que el pequeño se adapte a su nueva situación.

Con esta guía, se trata de prevenir a los adultos del uso de estrategias erróneas y se les dota de recursos para que aprendan a explicar la muerte y el duelo a los menores.

Una cuestión decisiva si tenemos en cuenta las estadísticas que maneja este equipo de terapeutas: uno de cada diez niños que pierde a uno de sus padres corre el riesgo de sufrir una depresión si su duelo no se atiende correctamente.

De ahí que sea importante cómo afrontar este duelo, según la fundación, que calcula que cada año un cinco por ciento de la población sufre la pérdida de un ser querido muy cercano, con lo que anualmente son miles las personas que se enfrentan a este dilema.

Además, según señala Loreto Cid, psicóloga y autora de la guía, en contra de la creencia general de que los niños no saben ni necesitan que se les explique la muerte, estudios científicos demuestran que 'son conscientes de su existencia desde muy temprana edad y sienten temores relacionados con ella'. Y se ha demostrado que los bebés, entre los 6 y los 8 meses, ya pueden ser capaces de notar la ausencia de la persona con quien han establecido su vínculo principal, por ejemplo, su madre.

La guía da respuesta a muchas de las inquietudes de los padres, pero hay dos consejos que prevalecen sobre el resto. El primero de ellos es que a los niños hay que decirles la verdad, aunque siempre adaptándola a su edad y al desarrollo cognitivo y emocional del menor. El segundo también es clave: hay que darles la oportunidad de expresar sus dudas y permitirles participar siempre que lo deseen en los ritos de despedida de la persona fallecida.