Qué hacer para que los hijos duerman mejor con el calor

Los niños con mal sueño a corto plazo pueden llegar a estar muy irritables e hiperactivos.

  • 05 may 2021

SAN PEDRO SULA.

Garantizar a los más pequeños un buen descanso es esencial para su correcto desarrollo. Sin embargo, hay periodos a lo largo del año en que el sueño de los niños puede verse alterado. El calor es un factor importante a tener en cuenta por el que, a menudo, no es fácil conciliar el sueño.

Las altas temperaturas dificultan dormir bien y, además, provocan que nos levantemos más cansados. “Es un hecho que en verano tendemos a dormir menos tiempo y en aquellos lugares donde la temperatura es elevada el sueño se vuelve más fragmentado que en otros momentos del año”, apunta Juan Antonio Madrid, miembro del comité científico de la SES y director del laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia.

Al igual que los adultos, que los niños tengan un mal sueño a corto plazo les afecta en su capacidad de controlar su humor, llegando a estar mucho más irritables. El pediatra Gonzalo Pin manifiesta que, a diferencia de los adultos, quienes “cuando duermen mal, lo que quieren es tumbarse y descansar; los menores son más hiperactivos. Cambian de una actividad a otra más rápido precisamente para no dormir”.

Consejos para que los niños duerman bien en verano
Lo ideal para que los pequeños tengan un mejor descanso durante esos meses de vacaciones y calor, es ser rutinarios respecto a horarios de comida, paseos, baños, etc. Pin afirma que el aumento de luz exterior y de actividad física conlleva a un retraso en el inicio del sueño: “Hay que adaptar nuestros horarios a esos cambios. Hay que ser rutinarios, aunque no estrictos”, expresa.

-Dormir siesta. “La siesta es absolutamente necesaria para el desarrollo del sistema nervioso central del niño hasta aproximadamente los cinco años”, comenta el experto, que añade que después de esta edad se desarrollan diferentes tipos del sueño.

Así, hay menores que necesitan siestas de solo 10 minutos y otros de 90. En este sentido, el doctor defiende que “no podemos implantar la duración de la siesta, sino aceptar y respetar el ritmo biológico de nuestro hijo”.

-No abusar de dispositivos electrónicos. Sobre todo, si se utilizan dos horas antes de iniciar el sueño. Pin lo justifica aportando tres razones: la primera porque la luz blanca que se detecta en las pantallas es la luz que recibe nuestro organismo a mediodía y es la que le dice al cerebro que aún no es hora de ir a la cama.

En segundo lugar, si los niños usan estos aparatos para divertirse con juegos que necesitan de mucha atención, se mantendrán mucho más activos. Por último, y en relación con el punto anterior, se incrementa el nivel de cortisol que provoca que la hormona melatonina, encargada de regular el ciclo sueño-vigilia, disminuya.

-Cenar ligero y pronto. Es tan importante el cuándo como el qué comemos. Las cenas deberían ser aproximadamente dos horas antes de ir a dormir y es conveniente que no sean excesivamente grasientas. “Deben ser ricas en hidratos de carbono que faciliten el sueño. Son muy buenos los frutos secos que tienen triptófano, pues va a facilitar el sueño”, indica Pin.

-Reservar un tiempo de entre siete y nueve horas para dormir. Asimismo, aunque para los niños no suele ser un problema este consejo, hay que realizar al menos 30 minutos diarios de actividad física moderada-vigorosa. Es recomendable hacer el ejercicio durante las horas más frescas de la mañana, así como en ambientes exteriores.