El yodo, un mineral esencial para los más pequeños del hogar

Te mostramos una lista de los alimentos que contienen más yodo y los tomes en cuenta en las comidas de tus hijos.

  • 17 mar 2021

SAN PEDRO SULA.

El yodo es un mineral fundamental para nuestro organismo, presente en diversos alimentos, como el pescado, que deberían formar parte de nuestra dieta habitual y la de nuestros hijos.

Pero estos productos no tienen que ingerirse por su contenido en yodo, nos comenta la doctora María G. Gutiérrez, sino porque conforman 'la base de una buena alimentación'.

Y es que en nuestro país, en general, no hay carencia de yodo, señalan tanto la médico como el doctor Gonzalo Oñoro, pediatra en un centro de salud de la Comunidad de Madrid que junto a su esposa, la también pediatra Elena Blanco, es autor del popular blog 'Dos pediatras en casa'.

La importancia del yodo en nuestro organismo
No obstante, cabe destacar que el yodo cumple un importante papel en nuestro organismo, ya que sin él, 'el tiroides no funciona, y no puede formar hormonas tiroideas', esenciales para el desarrollo de los niños, según nos explica el doctor Oñoro.

Al nacer, 'una de las tres pruebas del talón que se les hace a los bebés es la del hipotiroidismo congénito' para saber si no tienen la capacidad para producir cantidades normales de hormona tiroidea, nos detalla la doctora María G. Gutiérrez.

Y de ser así, 'se le suplementa hormona tiroidea artificial', dado que la carencia de yodo provoca alteraciones mentales y neurológicas que afectarán a su capacidad intelectual, tal y como se especifica desde la Organización Mundial de la Salud.

'Los niños nacen con un cerebro todavía muy inmaduro, y esa maduración hasta los tres años es crítica”, apunta Gonzalo Oñoro. De ahí que también durante el embarazo, se recomiende a las futuras mamás 'una ingesta de yodo un poco más alta de lo normal porque el desarrollo neurológico del feto depende de las hormonas tiroideas de la madre”.

¿Dónde podemos encontrar el yodo?
'El yodo se encuentra realmente en los océanos (en los pescados, en los mariscos y en las algas), y cuando el agua del mar se evapora y llueve, también pasa a los campos de cultivo, ahí es cuando lo podrían absorber las verduras', apunta el doctor Oñoro.

'También se ha visto que tanto en la leche materna como en la leche de vaca hay una cantidad importante de yodo, más que en las verduras. El yodo llega a las vacas no sólo por el pasto del campo, sino porque, sobre todo en invierno, se les da pienso enriquecido en yodo para que luego pase a la leche'.

Cuidado con la sal
Una de las recomendaciones que se suele dar para intentar paliar el déficit de yodo (lo que no es común en nuestro país), es utilizar sal yodada a la hora de cocinar. A esta sal, 'se le echa una menor o mayor cantidad de yodo en función de los estudios realizados por Sanidad para comprobar si existe déficit en la población. Es decir, que no lo calcula el propio fabricante'.

A este respecto, cabe también señalar que los padres deben tener especial precaución porque los pediatras desaconsejan usar sal, ya sea yodada o no. 'Por debajo del año nunca, ni sal ni azúcar. A partir del año, ya se puede usar, pero en muy poca cantidad. Según la OMS, el consumo en adultos tendría que ser de cinco gramos aproximadamente, y en niños, cuanto menos mejor', detalla el doctor Oñoro.

Si el pequeño ingiere comida con demasiada sal, a largo plazo, en la edad adulta, podrá desarrollar problemas como la hipertensión.

-Pescado
Tal y como detallaba el doctor Oñoro anteriormente, el pescado es una de las principales fuentes de yodo.El médico apunta a que no es necesario hacer una distinción entre unos y otros porque en la consulta no se incide tanto en el yodo.

Lo importante es que los padres vayan variando y los pequeños la coman unas dos o tres veces a la semana. La merluza, el autón blanco, la sardina fresca o el lenguado son opciones saludables a contemplar.

-Algas
No forma parte de la cultura mediterránea, pero las algas resaltan por su alto contenido en yodo. Sin embargo, antes de incluirla en la dieta de los niños, es necesario hablar con el pediatra, puesto que algunas variedades, como, por ejemplo, las algas pardas, tienen niveles excesivos de yodo.

Otras, como el alga Nori o el Dulse, no tienen tanto. La primera, demás, contiene vitamina A, B1, B2 y C, así como ácidos grasos omega 3, que protegen el corazón, y la segunda es rica en hierro.

-Marisco
Los productos del mar son los más ricos en yodo, entre ellos, el marisco. 'Hasta los seis meses, los niños deben tomar leche materna o artificial, y a partir del año ya se le puede empezar a introducir una mayor variedad de alimentos. Lo que podemos cambiar es la forma de dárselo, ya que, por ejemplo, al niño se le puede meter una gamba batida en el puré'.

No obstante, tampoco hay que ingerirlo en grandes cantidades, y lo mejor es consultarlo previamente con el pediatra. Entre las propiedades beneficiosas del marisco hay que destacar también su vitamina E o su bajo contenido en grasa.

-Legumbres y verduras
Aunque los productos que vienen del mar tienen más yodo, los del campo lo tienen en una menor cantidad.

Las legumbres, las semillas secas que se obtienen de las plantas leguminosas, no deberían faltar en la dieta de los más pequeños por muchos motivos. Entre ellos, su contenido en hierro, calcio, fibra, proteínas y, por supuesto, los minerales.

Y a ellas hay que sumar verduras como:

- Brócoli. Este alimento es ideal para los niños porque les resulta muy fácil de consumir desde los seis meses de vida. Tiene vitaminas B, C, K y A, además de fósforo, hierro o magnesio.

- Zanahorias y espinacas. Señalar que, en el caso de la zanahoria cruda, la Asociación Española de Pediatría recomienda esperar hasta los tres años por riesgo de atragantamiento.

Mientras que la espinaca, al igual que las otras verduras de hoja verde, debe evitarse durante el primer año de vida, por riesgo de metahemoglobinemia, un trastorno sanguíneo en el cual el cuerpo no puede reutilizar la hemoglobina porque está dañada.

Así, se introducen, 'tienen que representar menos del 20% del contenido total del plato, y en los niños mayores, hasta los 3 años, conviene no dar más allá de una ración diaria de estos vegetales'.