15/04/2024
12:48 AM

'The Post”: arriesgando todo por la verdad

Narra los acontecimientos de 1971, cuando salió a la luz información sobre la participación del Gobierno de Estados Unidos en la Guerra de Vietnam La cinta se exhibe en los cines de Honduras.

    Nueva York, Estados Unidos

    Cuando se trata de las historias sobre los medios de antes, no hay otra más clásica que The Post (Los oscuros secretos del Pentágono), de Steven Spielberg, que se trata sobre The Washington Post y la controversia de 1971 en torno a los “Documentos del Pentágono”.

    En la era de las redes sociales, las “noticias falsas” y Donald Trump, ¿por qué rescatar una historia de hace 46 años acerca de una guerra que la mayoría de los estadounidenses son demasiado jóvenes para recordar? Meryl Streep cree que es una historia muy relevante en 2018.

    2011
    En este año Estados Unidos por fin sacó a la luz 7,000 páginas de documentos desclasificados por el Departamento de Defensa denominados: Papeles del Pentágono.

    “Se trata de la sincronicidad de la esfera”, dijo Streep, de 68 años, quien protagoniza el filme. “De verdad encaja con este momento en que la prensa está bajo asedio y estamos revelando a gritos el sexismo”.

    Su coprotagonista, Tom Hanks, cree que el filme es acerca de la verdad y las mentiras, un tema que jamás pasa de moda. “La verdad puede recorrer el mundo casi tan rápido como una mentira”, dijo el actor de 61 años, “pero las mentiras desaparecen en la vida. En cambio, la verdad es tan constante como la velocidad de la luz”.

    Tom Hanks (izquierda) interpreta a Ben Bradlee, el editor ejecutivo de “The Washington Post”, uno de los medios que sacó a la luz los archivos secretos del Pentágono.

    The Post, de Spielberg, que se estrenó recientemente en Honduras, es protagonizada por Streep como la editora de The Post Katharine Graham y Hanks como su decidido editor ejecutivo, Ben Bradlee. La película está nominada a los premios Óscar.

    Aborda la decisión histórica que Graham tomó de publicar miles de páginas de documentos ultrasecretos filtrados del Pentágono, mismos con los que se reveló la mentira de lo que se le había dicho al pueblo acerca de la participación de Estados Unidos en la guerra de Vietnam.

    Spielberg estaba trabajando arduamente en Ready Player One cuando la productora Amy Pascar sugirió que leyera el guion que escribió una novata de 31 años llamada Liz Hannah. “Cuando llegué a la página 30, comencé a decir que Tom Hanks interpretaría a Ben Bradlee y Meryl Streep a Katharine”, recordó Spielberg. “Siempre quise trabajar con Meryl, y esta será mi quinta película con Tom”.

    Dio la casualidad de que Pascal también le envió el guion a Streep. “Era 1971”, explicó.

    “Era un mundo de hombres. Ella era la propietaria y editora de The Washington Post y una de las pocas mujeres en ese rango. En ella recayó la decisión de seguir con la publicación de los Documentos del Pentágono, algo que comenzó The New York Times. Se sintió sola en esa situación y quedó bajo los reflectores.

    Katharine dio un paso adelante e hizo historia”.

    Streep no pudo conocer a Graham, quien murió en 2001, pero aprendió muchísimo de las memorias de Graham: Personal History (1997).

    Tanto “The Washington Post” como “The New York Times” apostaron por la libertad de expresión al publicar la participación de EE.UU. en la Guerra de Vietnam.

    “En realidad no sabía mucho de ella. Me dijeron que la autobiografía de Graham era una de las mejores de todos los tiempos y que debería leerla”, admitió.

    Streep también pasó tiempo con los hijos de Graham mientras se preparaba para el papel. “Cómo eres cuando estás en casa es muy importante. Te revelas más a tus hijos. En el trabajo de Katharine Graham había muchas personas que no creían que mereciera estar donde estaba, pero ahora sabemos que era una empresaria brillante. Se lo ganó a pulso en una época en la que las mujeres no debían hacer más que portarse bien, criar bien a sus hijos y cuidar la casa”, dijo.

    Resulta que Hanks ya había conocido a Bradlee, quien murió en 2014.

    “Cené y almorcé con Ben un par de veces en los años noventa”, recordó el actor.

    “Lo conocí a él y a su esposa, Sally, a través de la escritora Nora Ephron. En sus últimos años tuvo demencia, pero cuando me lo presentaron era el mismo Ben Bradlee que recordamos. El hombre al que conocí era curioso y tenía el dominio del lugar donde se encontrara. Le interesaba mucho lo que sucedía en la actualidad y la opinión de las personas”.

    “Cuando conversé con él fue todo muy fluido e íbamos de tema en tema”, agregó Hanks, “pero no era dogmático ni contaba historias de guerra. Si le preguntabas a Ben: ‘¿Quién fue Garganta Profunda?’, él decía: ‘Ah… quizá era… ¿quién sabe?’ Y después empezaba a hablar de otra cosa”.

    Hanks también estudió el libro de Bradlee titulado A Good Life: Newspapering and Other Adventures (1995), y el material audiovisual que existe de él, además de reunirse con las personas más cercanas a Bradlee.

    “Él se adueñaba de las habitaciones, sin importar dónde estuviera”, dijo Hanks. “No era el que estaba a cargo, pero era la persona más interesante de la mesa, en la oficina, en la sala de reuniones Demostró ser capaz cada día con cada artículo. Todo lo que quería era que la historia estuviera bien documentada o si no te obligaba a comértela, ¡y no sabía nada bien!”

    Fue un papel desafiante”, explicó Hanks.

    El machismo de la época. Una escena clave para Streep fue aquella en la que Graham está ofreciendo una cena y la conversación gira a la política, cuando la mayoría de las mujeres se disculpan y van a otra parte de la casa.

    “Eso se acostumbraba en algunos círculos de gente poderosa. La gente cenaba y, cuando llegaban los temas importantes, las mujeres se disculpaban y se iban a otra parte a hablar de lo que fuera”, dijo Streep.

    La escena se basa en un suceso real en la vida de Graham. “Fue a cenar a la casa de un famoso columnista, quien estaba muy bien conectado con la gente poderosa”, dijo.

    “Llegó el momento en que las mujeres se fueron o debían irse. Ella dijo: ‘¿Saben qué? Creo que me iré a casa ahora porque no quiero hacer eso’. Se fue a casa y eso terminó con tal costumbre en Washington. Se corrió la voz en la ciudad de que las mujeres tenían derecho a quedarse a hablar en esos momentos.Fue una pequeña revuelta”, concluyó Streep.