27/04/2024
07:00 AM

La aventura llegó a Copán con los supervivientes

Copán, Honduras.

Las majestuosas ruinas de Copán fueron el escenario perfecto para el nuevo desafío que enfrentaron los concursantes del “reality showSupervivientes, quienes junto con el equipo de producción viajaron desde Cayos Cochinos para llevar a cabo uno de los retos más difíciles en esta antigua ciudad maya.

A las 8:20 am aterrizó la avioneta CM Airlines en la pista de Río Amarillo en Copán.

Allí estaba el equipo de Diario LA PRENSA con el fin de poder hablar con los integrantes novatos que se bajaron ansiosos de la aeronave porque desconocían las actividades que iban a desarrollar en el parque arqueológico.

En la pista los esperaba un bus con elementos de seguridad, los que escoltaron a los visitantes.

Una de las reglas del programa es que los participantes estén aislados. El equipo de producción grabó cada momento desde que los concursantes se bajaron del avión hasta llegar al Parque Arqueológico Copán.

En las ruinas los esperaba la conductora Lara Álvarez, la que dio todas las instrucciones del reto a realizar.

Difícil prueba. La misión consistía en que cada concursante debía sostener una antorcha encendida en una mano sin dejarla caer en intervalos de 20 minutos hasta completar una hora.

El premio eran tres deliciosos pollos asados con papas fritas y cuatro fósforos, estos últimos para que al volver a la isla puedan encender fuego.

Era notorio que los participantes estaban muy débiles, ya que en los días anteriores solamente se habían alimentado con pescados y coco.

El hambre, los fuertes rayos del sol y los mosquitos incomodaron a algunos de los novatos al realizar el desafío; pero los chicos se mantuvieron en esa posición el tiempo estipulado.

No obstante, dos de los concursantes no soportaron más y tiraron la antorcha.

Al terminar el juego, la conductora les dio la gran noticia de que todos los novatos se habían ganado los tres pollos, aunque algunos se hubiesen rendido en el proceso.

Los concursantes se abrazaron de felicidad por el gran logro y se retiraron a devorar con mucha hambre y emoción su deliciosa recompensa. Luego de comer, regresaron inmediatamente a Cayos Cochinos. No hubo lugar para distracciones ni paseos.