El personaje de Rey en Star Wars: Episodio VII - El Despertar de la Fuerza no solo significó una sorpresa en la industria del cine al presentar a una heroína para las nuevas generaciones: también le cambió la vida a la espigada británica que la interpretó: Daisy Ridley.
“Todo mundo me decía: ‘¡Dios mío, es una gran oportunidad en tu carrera!’. Sin embargo, yo sabía que era más que eso, lo que tenía en mis manos era un papel femenino muy fuerte. Que iniciaría toda una discusión sobre la necesidad de más roles similares en Hollywood fue algo muy enriquecedor”, considera la actriz de 25 años.
La originaria de Westminster (centro de Londres) jamás se imaginó que un papel como el de ‘Rey’ le llegaría tan rápido en su carrera, la cual arrancó formalmente en 2013. Un puñado de cortometrajes estudiantiles y pequeñísimas participaciones en series británicas la iban preparando para un futuro prometedor.
Tras varios meses de audición, en febrero de 2014 fue elegida entre miles de chicas desconocidas para protagonizar la nueva trilogía de la saga intergaláctica.
Daisy dijo a la revista “Vogue” que tuvo que acudir a terapia para sobrellevar la fama.
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Pero la apuesta que hicieron Disney y Lucasfilm fue avalada por millones de fans en todo el mundo. Y qué decir de Hollywood, que la adoptó sin dudarlo.
Definitivamente, la Fuerza está del lado de la bella y talentosa Daisy Ridley.
Es extraño, porque mucha gente se la pasaba diciéndome que mi vida iba a cambiar después de la película, eso me emocionaba, pero realmente nunca llegó ese momento. Todavía puedo viajar en metro o ir a un restaurante, y la gente no me sigue y muchas veces no me reconoce. El mayor cambio es que recibo mejores ofertas laborales.
“Star Wars: El último Jedi” llegará a los cines de todo el mundo el próximo 15 de diciembre.
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No todos los papeles que me ofrecen son buenos, pero al menos ya puedo elegirlos a mi antojo. Lo cierto es que el nivel de casi todos los proyectos que me llegan es muy alto y respetuoso con lo que quiero hacer.
Ya pasé de que me ofrezcan ser solo la novia del protagonista a que me permitan interpretar personajes mucho más sólidos, profundos y trascendentes.
Cuando hice la primera película no me había dado cuenta de qué tanto estaría bajo el escrutinio público y de que todo el mundo estaría a la expectativa.
Lo bueno fue que superamos esa etapa positivamente. La respuesta del público fue muy buena, afortunadamente, pero también muy intimidante. Sobre todo ahora que estamos por estrenar la segunda cinta, ¡todos esperan algo a la altura e igual de bueno!
Daisy Ridley y John Boyega en una escena de “Star Wars: el despertar de la fuerza”, de 2015.
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No me gusta leer las críticas. Sabía que a la gente le había gustado mi trabajo y nada más. Mi mayor crítico fui yo misma, porque vi la película varias veces y odié por completo mi interpretación.
Me estaba lastimando tanto yo solita, que mejor elegí observar las reacciones de la gente al ver la película y de las niñas pequeñas respecto a ‘Rey’. Me gustó ese experimento y me ayudó a seguir adelante.
Rey (su personaje en “Star Wars”) no se ve a sí misma como una heroína, solo trata de encontrar su lugar en el mundo Daisy Ridley, actriz británica
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Se siente raro ver a niñitas disfrazadas de ‘Rey’ en todo el mundo. Las comprendo y me identifico, pero yo no tengo nada que ver con eso. J.J Abrams y Lawrence Kasdan son quienes crearon este personaje.
Yo no le puse el vestuario, no le escribí los diálogos y no la definí internamente. Sí, la interpreté, y fue hermoso, pero al ver a niñas vestidas como ‘Rey’ no pienso que lo hacen por mí. Me emociona pensar que se identifican con un personaje femenino fuerte.
¡Claro que sí! La gente se la pasa diciendo que los estudios mega sexualizan a las mujeres y todo es controlado por los hombres, pero esa no ha sido mi experiencia. He hecho películas con estudios grandes e independientes, y nunca me ha pasado algo así.
Incluso en un blockbuster como Star Wars se me ha permitido hacer muchísimas cosas. Con Rey he trabajado mil sentimientos: enojo, rabia, emoción, alegría, tristeza, dolor, vulnerabilidad e inseguridad. Ella no se ve a sí misma como una heroína, solo trata de encontrar su lugar en el mundo.