Nueva York, EUA.
La pareja formada por Jennifer López y Alex Rodríguez se ha convertido en cuestión de meses en una de las más sólidas y enternecedoras del panorama internacional, como han venido demostrando ambos en sus recientes apariciones públicas y, sobre todo, con las estampas tan románticas que han venido compartiendo en las redes sociales.
Aunque no suelen pronunciarse demasiado ante los medios sobre los entresijos de su envidiable historia de amor -sus imágenes en la esfera virtual parecen hablar por sí solas-, ahora el legendario exjugador de béisbol no ha dudado en reflexionar abiertamente sobre las claves que, a su juicio, explican tan estrecha conexión.
'La verdad es que somos muy parecidos y nos encontramos en la misma etapa vital. Los dos apreciamos mucho el momento de madurez que vivimos, disfrutamos siendo padres y también somos algo adictos a nuestros respectivos trabajos', se sincera Alex Rodríguez a la revista The Hollywood Reporter.
A diferencia de la facilidad con la que se expresa sobre el estado actual de su relación, Alex Rodriguez se muestra mucho más tímido y receloso a la hora de entrar en detalles sobre la primera toma de contacto que protagonizó junto a su ahora pareja.
'Eso se lo tendrás que preguntar a ella, yo no puedo decir nada', responde en tono jocoso a la pregunta de quién de los dos dio el primer paso y se armó de valor para seducir al otro.
A lo largo de sus primeros meses de romance, Jennifer López y Alex Rodríguez han hecho todo lo posible para que sus respectivos hijos -la artista tiene a los mellizos Max y Emme (9) junto a su exmarido Marc Anthony, mientras que el segundo es padre de Natasha (12) y Ella (9)-, vayan creando sus propios lazos afectivos aprovechando que tienen edades similares. Como se desprende de la entrañable imagen que les retrataba a todos disfrutando hace unos días de una divertida jornada de piscina, parece que la estrategia está dando sus frutos.
'La verdad es que es una mujer impresionante y una de las personas más inteligentes que he conocido en mi vida. Además, tenemos la fortuna de que nuestros hijos se llevan muy bien y de que nos sentimos identificados el uno con el
