26/04/2024
10:20 AM

'Hay que defender todo lo que creemos”

Josh Hutcherson habló sobre el final de “Los juegos del hambre”.

Hollywood Hills, Estados Unidos

Para muchos espectadores, The Hunger Games (Los juegos del hambre) es una aventura en un futuro disfuncional, una acelerada amalgama de acción y dinamismo juvenil que ha acumulado más de 2,200 millones de dólares en las taquillas de todo el mundo.

Sin embargo, ahora que Los juegos del hambre: Sinsajo 2 puso punto final a la saga, una de sus estrellas, Josh Hutcherson, que encarna a Peeta Mellark en la serie, ve algo más que eso.

“¿Cuál es el significado de Los juegos del hambre ahora que ya terminó todo?”, se pregunta el actor de 23 años. “El mensaje que a mí siempre me resonó es que hay que defender aquello en lo que creemos. También está la idea de que una sola persona tiene la capacidad de producir un cambio realmente perdurable”, continúa. 'Una persona puede levantarse, abanderar una causa y luchar por ella”.

Esos son los temas de las novelas originales de Suzanne Collins, asegura Hutcherson, y quedaron muy claros y tajantes en las películas.

Más peligro

“Son mensajes bastante fuertes”, afirma Hutcherson. “Es por eso que los espectadores se identificaron con esta saga. Esas películas los hacen sentirse fuertes. Les dan a los jóvenes la sensación de que pueden decir lo que piensan y ser escuchados. De que ellos podrían ser el catalizador del cambio”.

En Sinsajo 2, el tiempo de hablar ya pasó. Hay una guerra en plena escala en el país de Panem. Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence), dirigente a regañadientes de la resistencia, que ha sido llamada el “sinsajo” mesiánico, decide que irá al Capitolio a matar al presidente Snow (Donald Sutherland).

Su querido Peeta (Hutcherson) está de vuelta, después de haber sido secuestrado, adoctrinado y torturado por Snow, pero sigue sufriendo de síndrome de estrés post-traumático y todavía tiene la programación de Snow que lo instruye a matar a la mujer que ama: Katniss.

Esta película fue la que más le exigió a Peeta, indica Hutcherson. No importa que él haya salido victorioso en los juegos, junto con Katniss. Ahora él es el hombre más peligroso en la vida de ella.

“Yo estaba nervioso al interpretarlo de esta manera, pues Peeta literalmente se vuelve loco en esta última película', afirma Hutcherson.

“Peeta fue secuestrado y torturado por el presidente Snow. Cuando lo volvemos a ver, en la última película, él ya trató de estrangular a Katniss, lo cual es un cambio dramático en el personaje, pues él la ama. Su cuerpo fue liberado, pero su mente sigue en la prisión. Peeta ahora está en rehabilitación tratando de volver a ser quien era, mientras se encuentra detenido por la resistencia clandestina'.

“Ahora, él es violento”, revela Hutcherson. “Sabe que su recuperación va a ser un largo proceso, si es que llega a ocurrir. Entra y sale en momentos de claridad e incluso le dice a Katniss que no es prudente que ella esté con él”.

Liam Hemsworth, Josh Hutcherson and Jennifer Lawrence seen at Lionsgate “The Hunger Games: Mockingjay Part 2' Presentation at 2015 Comic Con on Thursday, July 9, 2015, in San Diego. (Photo by Eric Charbonneau/Invision for Lionsgate/AP Images)

Liam Hemsworth, Jennifer Lawrence y Josh Hutcherson durante la presentación de “Los juegos del hambre, Sinsajo Parte 2' en San Diego.

Fue un desafío actoral voltear en otra dirección a un personaje muy querido, agrega. “También fue sensacional tomar a un personaje que tenía un lugar tan especial en el corazón de los fans y cambiarlo radicalmente”, afirma. “Peeta había sido un chico modelo y lo volteamos hacia su lado oscuro. Él está casi bipolar a causa de todos los traumas que ha vivido'.

Poco a poco, Peeta va dejando atrás sus traumas y se incorpora en el escuadrón 451 junto con Katniss, Finnick (Sam Claflin) y Gale (Liam Hemsworth), en la batalla final para tumbar al presidente Snow.

“Esta es una película sobre las consecuencias de la guerra,” explica Hutcherson. “Katniss solo quiere que no haya guerra. Peeta piensa lo mismo. Por desgracia, hacia el final, los dos se dan cuenta de a dónde se dirige su vida. Ellos saben lo que tienen que hacer a fin de protagonizar una revolución'.

Escenas difíciles

“Hay una memorable escena de lucha que tiene lugar en las claustrofóbicas cloacas subterráneas del Capitolio, donde lagartos esqueléticos como pirañas tratan de comerse vivos a los rebeldes.

“La rodamos en el curso de las tres semanas más terribles,” recuerda Hutcherson. “Estábamos en túneles donde había que usar casco de seguridad y agacharse cuando nos aventaban agua. Los trajes no eran impermeables y tenían unos bolsillos profundos que se llenaban de agua. “Recuerdo que hacia el final de la secuencia, los tres dijimos: ‘Oh, por Dios, ¿todavía hay que hacer más tomas?’ Para cuando entramos nadando en el último cuarto con los esqueletos, yo sentía que aquello jamás iba a acabar”. Pero agrega que hacer esas escenas con Lawrence le ayudó mucho. “No hay otra forma de decirlo: ella es una actriz endiabladamente buena”, afirma Hutcherson. “Tiene una fuerza calmada que hace que Katniss sea diferente de otros héroes”.

En cuanto a su propia actuación, el actor afirma que el éxito de las películas no cambió su perspectiva del personaje.

“Todo está en los libros”, asegura. “Claro, como actor, yo tengo que interpretarlo como yo lo veo. Pero ciertamente no hubo presiones para que ahora fuera más gracioso o para que actuara más como estrella de acción”. ¿Qué papel de Los Juegos del Hambre hubiera codiciado si no hubiera interpretado a Peeta? “Siempre me gustó Haymitch Abernathy, interpretado por Woody Harrelson,” revela riendo.

Estar considerando esta pregunta sigue divirtiendo a Hutcherson, dado que hace poco era un chico de Kentucky que les suplicaba a sus padres —la madre trabajaba para Delta Air Lines y el padre, en la Agencia de Protección del Ambiente— que le permitieran actuar.

“Siempre estuve obsesionado con las películas”, recuerda. “Cuando era muy pequeño empecé a pedirles a mis padres que me permitieran actuar en una película. Si tenían invitados a cenar, yo estaba actuando. Para cuando tenía cuatro años ya nada podía detenerme”, concluye.