Londres, Inglaterra.
Una vez que resultó evidente que la relación de Meghan Markle con el príncipe Enrique era algo más que un romance pasajero, el origen étnico de la actriz -al que tristemente se había otorgado mucha importancia en un primer momento, pasó a un segundo plano para quedar eclipsado por su compromiso humanitario, su elegancia y su innegable belleza.
Desde su espontaneidad a su larga melena oscura -que ya ha generado más de una comparación con su futura cuñada: Catalina de Cambridge-, la figura de Meghan Markle ha fascinado al mundo entero, una admiración que contrasta con el rechazo que experimentó durante años en la industria interpretativa.
Irónicamente, la mujer que muchos ven ahora como la 'princesa' perfecta -un título oficioso, que no oficial, ya que tras su matrimonio pasará a ser duquesa- que ayudará a modernizar la tradicional monarquía británica, no fue considerada lo suficientemente hermosa o delgada para ser actriz.
'Tenía poco más de 20 años, aún estaba descubriendo quién era, mientras intentaba descubrir cuál era mi valor en una industria que te juzga más en base a lo que no eres que a lo que eres; no lo bastante delgada, o lo bastante étnica, o guapa, y al día siguiente pasas a ser demasiado delgada, demasiado guapa, demasiado étnica. Parecía imposible, y reconozco que pasé muchas tardes ahogando mis penas con sandwich de queso y vino barato', confesaba Meghan Markle hace dos años en un artículo escrito por ella misma para Darling Magazine.
Sin embargo, la vida de la intérprete cambió completamente cuando se cruzó en su camino April Webster, una responsable de casting encargada de seleccionar a las estrellas de 'Misión Imposible', 'Star Wars' o 'Perdidos' y que le hizo ver su propia valía.
'Ella vio a través de todos el autobronceador y el colorete excesivo, y me dijo: 'Necesitas darte cuenta de que eres más que suficiente; menos maquillaje y más Meghan'. No podría hacer recibido mejor terapia si hubiera pagado por ella, ese fue un momento de revelación para mí', recordaba.
Una vez que resultó evidente que la relación de Meghan Markle con el príncipe Enrique era algo más que un romance pasajero, el origen étnico de la actriz -al que tristemente se había otorgado mucha importancia en un primer momento, pasó a un segundo plano para quedar eclipsado por su compromiso humanitario, su elegancia y su innegable belleza.
Desde su espontaneidad a su larga melena oscura -que ya ha generado más de una comparación con su futura cuñada: Catalina de Cambridge-, la figura de Meghan Markle ha fascinado al mundo entero, una admiración que contrasta con el rechazo que experimentó durante años en la industria interpretativa.
Irónicamente, la mujer que muchos ven ahora como la 'princesa' perfecta -un título oficioso, que no oficial, ya que tras su matrimonio pasará a ser duquesa- que ayudará a modernizar la tradicional monarquía británica, no fue considerada lo suficientemente hermosa o delgada para ser actriz.
'Tenía poco más de 20 años, aún estaba descubriendo quién era, mientras intentaba descubrir cuál era mi valor en una industria que te juzga más en base a lo que no eres que a lo que eres; no lo bastante delgada, o lo bastante étnica, o guapa, y al día siguiente pasas a ser demasiado delgada, demasiado guapa, demasiado étnica. Parecía imposible, y reconozco que pasé muchas tardes ahogando mis penas con sandwich de queso y vino barato', confesaba Meghan Markle hace dos años en un artículo escrito por ella misma para Darling Magazine.
 El príncipe Enrique y su prometida Meghan Markle.
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Sin embargo, la vida de la intérprete cambió completamente cuando se cruzó en su camino April Webster, una responsable de casting encargada de seleccionar a las estrellas de 'Misión Imposible', 'Star Wars' o 'Perdidos' y que le hizo ver su propia valía.
'Ella vio a través de todos el autobronceador y el colorete excesivo, y me dijo: 'Necesitas darte cuenta de que eres más que suficiente; menos maquillaje y más Meghan'. No podría hacer recibido mejor terapia si hubiera pagado por ella, ese fue un momento de revelación para mí', recordaba.
