Rihanna, personalidad humanitaria del año

La cantante Rihanna nunca cursó estudios superiores pero puede disfrutar de un premio de la prestigiosa universidad estadounidense de Harvard, que la nombró personalidad humanitaria del año.

'¡Vine a Harvard! Nunca pensé que podría decir eso algún día, pero se siente bien', dijo el martes por la noche una radiante Rihanna bajo los aplausos de los estudiantes.

La universidad hizo un reconocimiento a la cantante de 29 años por sus proyectos humanitarios, citando en especial un centro de tratamiento contra el cáncer instalado en el Hospital Queen Elizabeth en Bridgetown, en su natal Barbados, y su trabajo por la educación de las niñas en países en desarrollo.

Rihanna también puso en marcha un programa destinado a pagar las matrículas universitarias de los jóvenes del Caribe que van a estudiar a Estados Unidos.

'La gente hace como si fuera demasiado difícil', señaló la cantante, que dijo haber realizado su primera acción solidaria a los 18 años.

'No se necesita ser rico para ayudar a alguien, ni siquiera se necesita tener un título universitario', agregó, lanzando luego en tono de broma que a ella le hubiera gustado tener uno.

'Yo reto a cada uno de ustedes de asumir el compromiso de ayudar a una persona, una organización, una causa que tengan en el corazón', continuó Robyn Rihanna Fenty, su verdadero nombre.

'Mi abuela siempre me decía: 'Si tienes un dólar, tienes mucho que compartir''.

La cantante, descubierta en la adolescencia por un directivo de la industria musical, ha vendido más de 200 millones de discos, ha ganado ocho premios Grammy y 14 de sus canciones han ocupado la cabeza de las listas de las más vendidas.

Entre los reconocidos anteriormente con este premio se encuentran el exsecretario general de la ONU, el surcoreno Ban Ki-moon; la joven Nobel de la Paz paquistaní Malala Yousafzai o el cantante estadounidense Lionel Richie.

AFP

'¡Llegué a Harvard! Nunca pensé que podría decir esto en mi vida y se siente muy bien. Gracias, Dr. counter, gracias a la Fundación Harvard, y gracias a la Universidad de Harvard por este gran honor. Gracias. Estoy increíblemente honrada por esto, por un reconocimiento de esta magnitud por hacer algo sobre lo nunca quise tener crédito.

Cuando tenía cinco o seis años, recuerdo haber visto en la televisión comerciales que mostraban a otros niños sufriendo en otras partes del mundo. 'Puedes dar 25 centavos y salvar la vida de un niño' decían esos comerciales. Me solía preguntar cuántas monedas de 25 centavos podía ahorrar para salvar a todos los niños en África. Me decía: cuando crezca y pueda ser rica, voy a salvar niños alrededor del mundo, solo que en ese entonces no sabía que me encontraría en esta posición. Era una adolescente.

A los 17 inicié mi carrera en Estados Unidos y a los 18 inicié con mi primera organización caritativa. Hice equipo con otras organizaciones y en los años consecutivos conocí, ayudé e incluso perdí a algunas de las almas más bellas, como Jasmina Anema, la niña de seis años que murió en 2010 de leucemia y cuya historia inspiró a cientos de voluntarios y donadores a través de DKMS. Adelantándome al 2012: mi abuela, la fallecida Clara Brathwaite. Ella perdió la batalla contra el cáncer, ella es la razón y fuerza motora detrás de la fundación Clara Lionel.

Todos somos humanos. Todos queremos una oportunidad: una oportunidad de vivir, una oportunidad de educarnos, una oportunidad de tener un futuro. En CLF nuestra misión es impactar la mayor cantidad de vidas como nos sea posible, pero todo inicia con una, solo con una.

Mientras veo este bello salón, veo optimismo, veo esperanza, veo el futuro. Yo sé que cada uno de ustedes tiene la oportunidad de ayudar a alguien. Todo lo que necesitan hacer es ayudar a una persona, sin esperar nada a cambio. Para mi eso es ser humanitario.

La gente lo hace parecer difícil. La verdad es, y quiero que la pequeña niña mirando esos comerciales lo sepa, que no tienes que ser rico para ser humanitario. No tienes que ser ico para ayudar a alguien. No tienes que ser famoso. Ni siquiera tienes que tener una educación universitaria. Digo, ojalá lo fuera, no estoy diciendo... especialmente hoy. Es verdad. Puede que un día regrese.

Todo comienza con tu vecino, con la persona a tu lado, con la persona que se sienta junto a ti en clase, con el niño de la cuadra en tu vecindario, simplemente has lo que puedas hacer para ayudarlo. Hoy quiero retarlos a hacer el compromiso de ayudar a una persona: a una organización, a una situación que toque sus corazones.

Mi abuela solía decir que 'si tienes un dolar, tienes suficiente para compartir'. Muchas gracias damas y caballeros. Es un honor.'