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Los portugueses están locos por Bimby

  • 31 diciembre 2014 /

Las ventas del robot de cocina superan las de los iPads.

LISBOA—Cuando Marta Brito perdió su empleo, fue rescatada por una máquina a la que ahora le tiene tanto cariño que casi la considera su amiga, dice. Se trata de un aparato que puede hacer varias cosas a la vez y que supera las ventas en Portugal de los iPads y es más popular en Facebook que el grupo de rock más conocido del país.

Bimby, un robot para cocina fabricado en Alemania, se ha convertido en una obsesión en el país más pobre de Europa occidental con la promesa de hacer más fácil y barato cocinar.

Bimby tiene la apariencia de un procesador de alimentos con un recipiente de acero inoxidable y una unidad de vapor que pesa, corta, ralla, licúa, bate, mezcla y cocina ingredientes, todo bajo el control de un reloj que permite al cocinero alejarse hasta que la comida este lista.

Podría parecer sorprendente que este robot sea tan popular en un país que casi cayó en cesación de pagos sobre su deuda en 2011 y tuvo que sufrir una dolorosa reducción de su presupuesto a cambio de un rescate internacional. Sin embargo, los portugueses adoran los aparatos electrónicos y, a pesar de los tiempos difíciles, parecen estar determinados a mantener su tradición de reunirse regularmente para cenar.

“El fabricante de Bimby ha realizado un trabajo estupendo al vender la máquina como una forma de ahorrar dinero y tiempo (…) particularmente en un momento en que los restaurantes se han vuelto demasiado caros para muchos”, afirma Joaquim Silva, un profesor de marketing de la Universidad de Minho quien utilizó Bimby como caso central en su tesis doctoral sobre marketing.

Silva además señala que a los portugueses les encantan los objetos novedosos la publicidad de boca en boca.
Vorwerk & Co., el fabricante de Bimby, ha registrado ventas récord en Portugal en los tres últimos años, a pesar del precio de US$1.327 del robot, casi el doble que el salario mínimo mensual en el país. El año pasado, los portugueses compraron más de 35.000 Bimbys, comparado con 22.000 iPads de más de US$700 cada uno. Según los pronósticos de Vorwerk, 8% de los 3,7 millones de hogares del país tendrán un Bimby para fines de 2014.

Bimby fue lanzado aquí en 2000 y es vendido en alrededor de 60 países, entre ellos varios de América Latina, donde su nombre comercial es Thermomix. Pero su penetración de mercado en Portugal es particularmente alta.

Bimby tiene más de 100.000 “me gusta” en Facebook, mientras que el súper popular grupo de rock Xutos & Pontapés tiene unos 83.000. Una revista de Bimby vende 35.000 copias al mes en Portugal, más que la edición
en el país de la revista de moda Vogue.

Los propietarios tienden a considerar el aparato como una asistente y en conversaciones se refieren al mismo como “ella”. El nombre también se ha convertido en un verbo: bimbar. Un miembro del Parlamento recientemente calificó al viceprimer ministro, Paulo Portas, como un “Bimby para gobernar” por asumir demasiadas tareas en los distintos
puestos gubernamentales que ha ejercido.

Brito, que antes a duras penas tenía la paciencia para hacer sopa, ahora se autodenomina una “bimbyhólica”. La mujer compró su máquina para poder cumplir con su papel de madre trabajadora. Cuando perdió su empleo en 2010, recurrió a su nuevo gusto por la cocina. Ahora dedica buena parte de su día a probar nuevas recetas y a publicarlas en su blog —“Donabimby” — en el que responde a preguntas de más de 9.000 seguidores. Brito vende mermelada en ferias y ha obtenido contratos de patrocinio con empresas de artículos para hornear. “Podría decir que Bimby cambió mi vida”, dice.

El fabricante anunció ventas récord de más de 5.000 robots en noviembre. “Los aficionados a Bimby son tantos y la comunidad tan desarrollada mediante foros y blogs, que es como un culto”, expresó Silva. Claro que Bimby también tiene sus detractores. Sandra Simões, una abogada de Lisboa, recientemente vio una demostración de cocina que
no la impresionó mucho.

“No hay espontaneidad en comprar ingredientes, cocinar e incluso condimentar la comida, ya que todo está medido, programado y mecanizado a través de sus recetas”, apuntó Simões. “Además, jamás me gustaría depender de un electrodoméstico”. Brito, por su parte, no usa el aparato para preparar ciertos platos, incluyendo arroz, que dice que le sale mucho mejor sin la máquina. Bimby fue inventado en 1970 por un director de Vorwerk en Francia, a quien se le ocurrió la idea de diseñar un electrodoméstico que pudiera mezclar y cocinar al mismo tiempo.

que renunció a su trabajo para vender Bimbys, dice que los hombres terminan igual de encantados con el robot. “Algunos se obsesionan tanto que no dejan que sus esposas toquen la máquina”, observa. Los Bimbys no se venden en tiendas. Cerca de 1.400 agentes van de puerta en puerta haciendo demostraciones de cómo hacer jugos, sopas,
salsas, helado, masa e incluso bacalao en menos de dos horas.

En cuestión de segundos, la máquina transforma azúcar granulada en azúcar en polvo, que es más cara. Hace helado a un menor costo que el que se compra en un supermercado. Prepara una cantidad grande de yogur a partir de leche, un vaso de yogur y algo de leche en polvo.

“Un Bimby básicamente se paga por sí solo, y después proporciona ahorros sustanciales que hoy en día son esenciales”, asegura Arimathea. “Usted no compra un Bimby, entabla una relación con uno”, añade.