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Yuri Milner, de físico en Rusia a multimillonario en Silicon Valley

  • 26 noviembre 2013 /

Tras abandonar un doctorado en física, Yuri Milner no tenía ninguna ambición particular de fundar una empresa de tecnología en su Rusia natal.

Washington, Estados Unidos

Tras abandonar un doctorado en física, Yuri Milner no tenía ninguna ambición particular de fundar una empresa de tecnología en su Rusia natal. Trabajó en el sector financiero por algunos años antes de cruzarse con un informe de 1999 de Mary Meeker en el que la analista de Morgan Stanley describía el auge tecnológico en Estados Unidos y la forma en la que el sector empezaba a crecer en Europa.

“Fue una revelación”, dijo Milner. “¿Cómo podía una empresa sin ingresos valer US$50.000 millones?”, se preguntó. “¡Era brillante!” Milner decidió que trataría de hacer lo mismo en Rusia. “Hice la cuenta y dije, ‘si en EE.UU. es US$50.000 millones, con US$1.000 millones en Rusia —con descuento—, estaré bien’”, contó riéndose.

En 2000, Milner fundó una empresa inspirada en el éxito de Yahoo, eBay y Amazon, con tres divisiones de negocios: correo, subastas y comercio electrónico, que más tarde agrupó bajo el nombre Mail.ru. La empresa hizo su debut bursátil en 2010 con un valor de casi US$6.000 millones. Hoy en día, Milner está concentrado en la inversión, y dos de sus mayores apuestas son justamente las salidas a bolsa más populares del último par de años: Facebook y Twitter.

En 2011, la firma de inversión de Milner, DST Global, invirtió US$400 millones en Twitter. A principios de este mes, cuando la red social debutó en la bolsa, su participación se valoró a unos US$1.200 millones. Los US$200 millones que apostó en Facebook en 2009 ahora valen unos US$2.000 millones.

La oferta pública inicial (OPI) de acciones de Twitter que valoró a la empresa en US$14.400 millones, dijo, habla del poder de las redes sociales. Milner considera el sitio de microblogueo “el mecanismo de influencia más grande del mundo”. ¿A qué se debe su extraordinaria valoración en el mercado? “Porque ejercer o intentar ejercer influencia es algo que la gente hace con frecuencia”, señala.Milner plantó su bandera en Silicon Valley con la compra en 2011 de una mansión en Los Altos, California, por US$100 millones, en su momento el precio más alto pagado por una casa unifamiliar en EE.UU.

Su llegada a la cerrada meca tecnológica causó revuelo, así como su misterioso pasado. A mediados de los años 90, Milner trabajó para Mikhail Khodorkovsky, fundador de la petrolera Yukos, quien hoy cumple una pena de cárcel por evasión de impuestos y fraude. Los abogados de Khodorkovsky alegan que los cargos en su contra tienen motivación política.

Milner dice que hoy en día rara vez viaja a Rusia. En 2012, dejó la presidencia de la junta directiva de Mail.ru y ahora muchas de las inversiones de DST Global se concentran en EE.UU. Aunque ahora vive principalmente en Silicon Valley, también pasa temporadas en China y Nueva York.

Nacido en la Unión Soviética en 1961, Milner recuerda que su interés por la física surgió cuando a los 12 años, un amigo de la familia involucrado en el desarrollo de armas visitó la casa de sus padres. “Fue la primera vez que escuché sobre la bomba atómica”, dijo.

Tras graduarse de la Universidad Estatal de Moscú, pasó los siguientes cinco años como físico. Pero mientras hacía su doctorado, se dio cuenta de que no iba a sobresalir en el campo. “No era lo suficientemente inteligente”, contó. Su decisión de abandonar la física coincidió con el colapso de la Unión Soviética. “Entonces decidí empezar una nueva vida”, dice, con la mira en el sector empresarial.

En 1990 consiguió con bastante esfuerzo una visa para EE.UU. y se inscribió en el programa de M.B.A. de la Escuela de Negocios Wharton de la Universidad de Pensilvania. Luego, abandonó la maestría y terminó en el Banco Mundial en Washington, donde trabajó por tres años antes de volver a Rusia.

Luego vendrían el auge tecnológico y Mail.ru. No fue un camino directo al éxito. En los primeros 12 meses, el valor de la empresa pasó de cero a US$200 millones. Luego vino 2001, cuando cayó a US$6 millones tras la explosión de la burbuja de Internet. Ese año, Milner tuvo que despedir a 80% de su personal y cerrar el negocio de comercio electrónico, aunque mantuvo las otras dos divisiones, de correo y subastas, las cuales logró volver a poner en pie.

En 2009, apostó sus primeros US$200 millones en Facebook, una cifra alta para un inversionista ajeno a Silicon Valley. El empresario cree que pudo entrar en la red social porque estuvo dispuesto a invertir durante el punto más álgido de la crisis financiera.